Lealtad. Compromiso. Resiliencia. Estas tres palabras resumen la historia de Kevin McHale con los Boston Celtics de Red Auerbach, un equipo donde lo primero siempre era lo colectivo frente a lo individual.
El Draft de 1980 cambió la historia de la NBA ya que, tras un acuerdo magistral de Auerbach con los Golden State Warriors, los Celtics consiguieron sumar a su plantilla a Robert Parish y a Kevin McHale, a cambio de la elección número 1 y 13 del Draft, por el que los Warriors consiguieron respectivamente a Joe Barry Carroll y a Rickey Brown.
La carrera de estos dos últimos, no alcanzó el éxito de la de los jugadores que terminaron en los Celtics, pero Carroll llegó a ser All Star y Rickey Brown, aunque tuvo que abandonar la NBA, sumó grandes éxitos en el baloncesto FIBA, siendo especialmente recordado por los aficionados del Real Madrid tras anotar una canasta mágica que dio el Título a los blancos frente al PAOK de Salónica en el último segundo del partido de la Recopa de Europa de 1992.
Volviendo a Parish y McHale, el camino de ambos jugadores fue distintos en los Celtics, ya que el primero fue titular y All Star desde su llegada al Garden, mientras que Kevin McHale estuvo varias temporadas como sexto hombre tras la figura de Cedric Maxwell, hasta que en 1985, una lesión de este último la dio la titularidad al histórico 32 de los de Boston.
McHale, Parish y Bird formaron uno de los juegos interiores más poderosos de la historia de la NBA y en la temporada 1985-1986, llevaron a los Celtics al Título con una superioridad aplastante frente a sus rivales.
Aquellos momentos fueron los de máximo esplendor de unos Boston Celtics que contaban con un quinteto histórico formado por Larry Bird, Robert Parish, Kevin McHale, Dennis Johnson y Danny Ainge.
La temporada siguiente, la 1986-1987, todo parecía presagiar que los Celtics seguirían en el camino del éxito, sobre todo, porque Larry Bird seguía a los 30 años a máximo rendimiento, los incombustibles Dennis Johnson y Robert Parish seguían en un nivel de juego muy alto y tanto Danny Ainge, como Kevin McHale estaban en pleno crecimiento.
De hecho, McHale estaba firmando la mejor temporada de su carrera con un promedio de 26.1 puntos, 9.9 rebotes, 2.6 asistencias y 2.2 tapones por partido, una cifras incluso de MVP de la NBA, como demuestra su cuarta posición en los votos del premio de esa temporada, tan solo por detrás de Magic Johnson, Michael Jordan y Larry Bird.
Además, es muy importante valorar a la posición de McHale, teniendo en cuanta que ni Jordan, ni Magic, tenían a ningún compañero entre los 20 más votados y que Bird, su propio compañero, había sido elegido MVP los tres años anteriores.
Estos datos ponen en valor la temporada y el nivel de juego que había alcanzado el ala pivot de los Celtics, aunque todo se truncó el 11 de marzo de 1987 cuando en un partido contra los Phoenix Suns, Larry Nance cayó sobre el pie de McHale, doblándole el tobillo y produciéndole una fractura por estrés en el pie derecho.
Aquella lesión tuvo unos efectos paulatinos y el nivel de juego de McHale fue bajando con el paso de los partidos.
Inicialmente la fractura no parecía de gran gravedad y siguió jugando a pesar del dolor, pero el problema se fue agravando según se acercaban los playoffs.
Para mayor infortunio, los Celtics y los Bulls se enfrentaron en primera ronda y, en el segundo partido de la serie, McHale pisó a Jordan en una jugada, lo que terminó de agravarle aún más la lesión.
Al día siguiente, el médico de los Bulls, el Dr. John Hefferon, diagnosticó la lesión como una fractura incompleta. Hefferon conocía de primera mano este tipo de lesión, ya que era muy similar a la de Michael Jordan, que le llevó a perderse casi toda la temporada 1985-86.
La situación en aquel momento pasó a ser de máxima gravedad y McHale se perdió los dos siguientes partidos, el tercero y decisivo frente a los de Chicago y el primero de la segunda ronda frente a unos Bucks que llevaron la serie hasta el séptimo partido.
Los dolores continuaron pero siguió jugando y en la siguiente ronda, nuevamente, los Celtics tuvieron que ir hasta el séptimo partido, en esta ocasión frente a los Bad Boys de Isiah Thomas.
El maltrecho pie de Kevin McHale no tenía descanso y la fractura fue yendo a más aumentando la separación en los huesos, lo cual le llevó a una situación límite.
Tras el primer partido de las Finales de la NBA frente a los Lakers, en el cual cayeron derrotados los Celtics con un magistral James Worthy, se puso en duda la idoneidad de continuar en el juego de Kevin McHale, ya que no había sido capaz de frenar al alero de los Lakers.
El riesgo era doble ya que estaba en juego tanto una lesión que acabara con su carrera, como si seguía jugando, no poder defender a un nivel suficiente como para frenar a Worthy.
En aquellos días, la controversia fue a más y la situación del pie de McHale se convirtió en el tema más candente de la serie produciendo todo tipo de declaraciones.
El Doctor Tony Daly y el Doctor Thomas Silva tuvieron declaraciones contrapuestas en cuanto al origen y desarrollo de la lesión ya que el primero opinaba que la lesión era única y generada por la jugada del pisotón de Larry Nance y el Doctor Silva pensaba que la lesión se había agravado significativamente desde aquel día por el uso excesivo.
Esto era esencial porque para el Dr. Daly la lesión no tenía por qué ir a más y para el Dr. Silva cada partido podía ser el último de la carrera de McHale.
Daly, dijo: "No sé cómo ha jugado desde marzo. Tan pronto como termine la temporada, McHale requerirá cirugía, que involucrará la colocación de tornillos en el hueso. Pasarán unos cuatro meses antes de que pueda volver a jugar".
Respecto a seguir jugando contra los Lakers las Finales afirmó: "Es su decisión (jugar esta noche). Solo puedo señalar los riesgos y esas cosas pero creo que estará bien. Mi intuición es que si no se ha aflojado ahora, no lo hará. . . si hubiera sucedido ayer, mi consejo sería diferente: le diría que no juegue".
El Dr. Silva sin embargo fue menos optimista: "Ciertamente pone en peligro su carrera. No es una situación de vida o muerte, pero afecta su capacidad para jugar baloncesto".
Sorprendentemente, la decisión de jugar o no de McHale, los Celtics la dejaron en el propio jugador tras las contradicciones de los médicos.
El entrenador de Boston, K.C. Jones, dijo que planea que McHale juegue.
"Él dice que va a jugar. No es mi decisión. Es decisión del médico, así como la suya. No sé medicina. ¿La recomendación del Dr. Silva?. Voy a tener que declarar con cautela sobre eso. Ha habido discusiones entre Kevin y yo y la dirección de este equipo." "Mucho depende de Kevin. Voy a apoyarlo en cualquier decisión que tome. . . No estoy listo para decir: Kevin, no deberías jugar baloncesto. "Por su parte Larry Bird fue mucho más critico con la situación y dijo lo siguiente: "Si se trata de una cirugía mayor, digo: No le dejen jugar. Es una carga increíble decidir esto para un jugador, especialmente en la final de la NBA. Los Celtics deberían quitarle toda la presión. Yo ni siquiera me arriesgaría."
"Kevin está sufriendo y nos ha dado todo. Por eso estamos aquí".Por último el propio McHale declaró: "Espero que no empeore. A veces esperar y rezar puede hacer más que preocuparse. Solo voy a dejar que las cosas sucedan. Esta situación lleva tanto tiempo que no recuerdo cómo me sentía cuando estaba bien"
"No soy médico, soy atleta. Si yo fuera un científico espacial, estaría en el MIT ahora."
"Voy a solucionarlo y probablemente me perderé alguna parte del próximo año antes de volver a jugar".Por último pidió a los medios: "Desearía que la gente dejara de preguntarme sobre mi pie".
El resultado final fue que Kevin McHale continuó jugando durante toda la serie y los Celtics acabaron perdiendo frente a los Lakers por un global de 4-2. Aquella fue la última Final de la NBA de aquellos gloriosos Celtics de los 80's.
McHale asumió el riesgo por completo y lo dio todo sin reservas, acabando la serie con un promedio de 20.5 puntos, 9 rebotes y 2 asistencias por partido.
Aquella actuación épica de McHale no acabó en la historia de un héroe que consiguió salvar a su equipo y probablemente mermó su carrera a futuro, pero los Boston Celtics le reconocieron su implicación, esfuerzo y entrega cuando llego el momento difícil de la toma de decisiones.
En una entrevista en el canal The Universe Galaxy NBA de YouTube, Larry Bird comentó lo que su excompañero Danny Ainge había dicho al comparar la salida de jugadores como Ray Allen o Kevin Garnett de los Celtics en su etapa de General Manager, a cuando los Celtics de los 80's entraron en declive y a las decisiones de Auerbach de no traspasar a grandes jugadores como Kevin McHale.
La cuestión para Bird era la lealtad y compromiso que siempre hubo en el equipo y la figura de Red Auerbach.
Aunque nunca se puso sobre la mesa el nombre de Larry Bird, el nombre de Kevin McHale sí, y en la temporada 1988-1989 cuando Bird tan solo pudo jugar 6 partidos por lesión, los Celtics recibieron la propuesta de traspaso de los Dallas Mavericks mediante la cual ofrecían a Sam Perkins y a Detlef Schrempf a cambio del ala pivot de los Celtics.
Para Danny Ainge, no cambiar a un jugador con 31 años y mermado por las lesiones como Kevin McHale, por dos jugadores jóvenes y emergentes como Schrempf y Perkins fue un claro error, pero Larry Bird lo enfocó de forma distinta.
Según el relato del mítico 33 de los Celtics, Red Auerbach no aceptó el traspaso porque le devolvió la lealtad y el compromiso de McHale con el equipo, sobre todo porque vio la radiografía del pide McHale al principio de los Playoffs y como quedó su pie después de los mismos.
Puede haber muchos grandes jugadores, pero no hay muchos jugadores que no abandonen al equipo y luchen hasta el máximo de sus posibilidades. Esa lealtad debe ser premiada.
Ese fue el mensaje de Auerbach a un equipo que intentó reconstruir sin prescindir de sus pilares, pero que la mala fortuna, tanto con Len Bias, como con Reggie Lewis no le permitió hacerlo.
Danny Ainge fue traspasado el 23 de febrero de 1989 junto con Brad Lohaus a los Sacramento Kings a cambio de Joe Kleine y Ed Pinckney.
Larry Bird y Kevin McHale acabaron sus carreras con honores en el Boston Garden y con sus camisetas colgadas para siempre en sus vigas. Cuestión de lealtad.