La situación de la política está llegando a límites insoportables. Se aguanta todo, ahí está el bueno de Camps, con la complicidad o con la impotencia –que no sé que es peor— de Rajoy, con su lista publicada y con once personas que están imputadas o implicadas en delitos de corrupción.
Por ahí andan los del ERE de Andalucía, otra vergüenza más, en esta caso del PSOE.
Por eso me alegro de que Izquierda Unida haya confeccionado el “Compromiso ético para la regeneración democrática”, donde se plantea claramente una lucha contra la corrupción y contra las irregularidades en las instituciones públicas. Ya es hora de tratar de devolver, con hechos y no con palabras, transparencia, honradez y confianza a los políticos, que hoy, como se sabe, figuran entre los colectivos peor visto por los españoles.
Pero de nada serviría contraer un compromiso, escribirlo y firmarlo si luego no se cumpliera. He recibido varios emails y ha habido gente que me ha pedido opinión en relación con el caso del teniente alcalde de Sevilla.
En primer lugar, diré que nunca pensé que mi posición sobre este tema interesara tanto. Sin embargo, como a mí sí me interesa la cuestión y he defendido y defiendo lo que considero justo, desde mi punto de vista, voy a expresar mi modesta, pero contundente opinión.
Antonio Rodrigo Torrijos es en la actualidad Teniente-alcalde del ayuntamiento de Sevilla y el supuesto candidato de las listas de Izquierda Unida en Sevilla. Hace unos días ha sido imputado en el caso de Mercasevilla.
No conozco a Torrijos, sin embargo tengo buenas referencia de él, de su gestión en el ayuntamiento. Pero aunque fuera un miembro de mi familia pensaría lo mismo.
Lo cómodo sería no pronunciarse y así quedar bien con tirios y troyanos, pero no me quedaría bien conmigo mismo. No tengo nada que esconder, y mi condición de militante me exige defender el compromiso que esta organización ha firmado y con el que estoy de acuerdo.
Torrijos no puede seguir siendo el cabeza de lista de IU por Sevilla. Y no lo puede ser, no porque sea culpable, que espero que no, sino porque está imputado y en el punto ocho del compromiso ético firmado dice claramente:
Asumir las responsabilidades políticas a que hubiere lugar en casos de corrupción, con dimisión cautelar de los cargos públicos y cargos de libre designación en caso de imputación y procesamiento por delitos de corrupción política o urbanística,
No se puede pedir que hagan otros lo que nosotros no estamos dispuestos a hacer. Estamos constantemente criticando, con razón, otros casos de otros partidos, apenas resultan imputados alguno de sus miembros, y resulta que, como mínimo, nos surgen dudas cuando la imputación cae a nuestro lado. No, compañeros, vamos a perder la credibilidad que tenemos ganada. Y eso no, hay que actuar de forma clara y contundente, si no queremos que nos digan que somos unos bocas y que nos ocurre igual que a los demás partidos.
Es posible que esta acusación sea una persecución política y es verdad que después de leer el auto (lo he tomado de Hugo, que también habla del tema) no encuentro una acusación clara. Pero por encima de esto, está nuestra credibilidad. Y eso sólo se consigue cumpliendo lo que se dice y se firma. No es posible hacer distinciones ante una imputación. Porque es posible que si no dimite o cesan a Torrijos, éste pueda salvarse y volver a ser concejal en Sevilla, pero el daño que se puede hacer a nuestra organización es incalculable.
O somos distintos, o somos iguales. La tibieza en este tema puede tener consecuencias graves para Izquierda Unida. Esperemos que se actúe en consecuencia y no con excusas y paños calientes.
Seamos serios, si queremos seguir siendo punta de lanza de la crítica sobre temas de transparencia y corrupción, empecemos por nuestra propia casa. Y dejémonos de grados o matices, si no queremos terminar por oír que “todos los políticos son iguales”, a lo que no podremos responder, que nosotros no.
Salud y República