Con todo afecto quiero decirles a socios e hinchas de River Plate que "celebro" -que no es lo mismo que decir "festejo"- que hayamos podido despertarnos todos juntos de esta pesadilla colectiva que condujo a nuestro Club, primero a una situación terminal, y luego a participar en un torneo de ascenso.
No significa esto menospreciar los torneos de ascenso que, como hemos comprobado, son muy competitivos. Por el contrario, la pesadilla consistió en que se hayan creado a lo largo de años las condiciones que llevaron al Club a una situación de quebranto generalizado, moral y económico, quederivó finalmente en la pérdida de la primera categoría. No es éste el momento y el lugar para repartir culpas, sino para comentarles que, desde el primer día, nuestra gestión se orientó a crear las condiciones para que jamás River Plate vuelva a atravesar una situación semejante y que sus desafíos futuros ya no sean de recuperación, sino de nuevas conquistas, deportivas e institucionales, en concordancia con lo mejor de nuestra historia.
Por un lado, el evidente saneamiento económico y, por otro, la actividad social, deportiva e institucional que pueden observarse a diario en el Club,
así como las obras realizadas y las que están en ejecución o programadas, son muestras irrefutables de una gestión que pretendemos transparente para sentar las bases de un futuro a la altura de la historia de nuestra Institución.
En este contexto, quiero felicitar y agradecer emocionadamente a nuestro público, socios e hinchas, hayan estado o no en las canchas, que han acompañado al equipo con su sentimiento, con su amor incondicional, con su fervor, con todo aquello que nos confirma cada día que "el más grande es River Plate". Su apoyo, insisto, en las canchas y en las calles, ha sido determinante para recobrar fuerzas y estar listos para afrontar nuevos desafíos.
Y, por supuesto, felicito y agradezco al plantel de futbolistas, al cuerpo técnico, médico y de asistentes, que llegaron a este resultado, acompañado, por cierto, por la dirigencia, sin desviarse del espíritu que habíamos definido para abordar el torneo, que se expresaba en tres palabras: responsabilidad, dignidad y compromiso. Abrazo a cada uno de ellos, en particular a Matías, que tuvo el coraje de hacerse cargo de la conducción. Y también especialmente a esos muchachos consagrados, algunos de ellos en la cumbre de sus carreras en Europa, que decidieron volver para aportar al esfuerzo colectivo, inspirados en su amor por River.
Por último, a todos quienes integramos la familia riverplatense, donde sea que estemos ubicados: en el campo de juego, en la disciplina que fuere; en la platea o en el "tablón"; en el cuerpo societario, en la dirigencia, los invito a jugar con transparencia y lealtad a favor de River y de lo que nuestro Club significa para la cultura y el desenvolvimiento de la sociedad argentina, expresándonos constructivamente, para que juntos consolidemos definitivamente esta recuperación y quede bien lejos en el tiempo el período nefasto de declinación económica y moral de la Institución que llevó al expolio y la degradación en la que la encontramos el día que nos hicimos cargo de su conducción.
Daniel Alberto PassarellaPresidente