El concepto de «tabarquinidad»

Por Armando_p
Marzo de 2014 pasará a la historia de Nueva Tabarca como el mes en el que se iniciaron las gestiones encaminadas a conseguir de la UNESCO la declaración de la «tabarquinidad» como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Así lo resumía el Diario La Verdad, en su edición de Alicante del día 21 de dicho mes, con el título Proyecto internacional para declarar la 'tabarquinidad' patrimonio inmaterial:
El Ayuntamiento de Alicante y los de las otras cuatro ciudades italianas y tunecinas impulsarán ante la Unesco la declaración de la 'tabarquinidad', esto es, las raíces culturales e históricas que las unen, como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Se trata de una idea que surgió tras la celebración del Encuentro internacional de las ciudades mediterráneas tabarquinas, celebrado en Tabarka (Túnez) en 2008, en el que estuvo representado Alicante.
En él se abordaron los aspectos culturales, medioambientales, sociales y turísticos que comparten la Tabarca alicantina con Pegli-Génova (Italia), Carloforte y Calasseta (Cerdeña, Italia) y Tabarka (Túnez).
Y se acordó trabajar conjuntamente con las otras ciudades que conforman la 'tabarquinidad' para conseguir la declaración de esta amplia manifestación cultural y el dilatado devenir histórico que une a estas poblaciones en su origen, como Bien Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Unesco.
Por ello, realizados gestiones y trabajos previos estos últimos años, principalmente impulsados y coordinados por la institución cultural franco-tunecina 'Le Pays Vert', y tras la reunión celebrada en Alicante el pasado mes de enero de 2014 con su presidenta, la doctora Monique Longerstay, se acordó elaborar un documento que pudiera ser consensuado y aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de Alicante como declaración institucional en pro de la declaración mencionada por parte de la Unesco y con ello unirse al resto de ciudades 'tabarquinas' participantes.
En caso de lograr el reconocimiento internacional, sería un paso fundamental para conseguir impulsar proyectos comunes de carácter integral, que reforzarían sin duda las perspectivas turísticas y económicas.
Los lazos culturales, sociológicos y antropológicos son muchos. No hay que olvidar que Tabarka (Túnez) es la localidad de origen de los primeros colonizadores de Nueva Tabarca, fruto de la necesidad, lo que supone un bello ejemplo ilustrativo de solidaridad entre territorios mediterráneos.
Para ilustrar este concepto de «tabarquinidad», es interesante conocer con más profundidad las raíces y circunstancias históricas del periplo tabarquino. Un buen punto de partida es el artículo, reproducido íntegro a continuación, cuyas notas aclaratorias están introducidas en el texto [entre corchetes] para facilitar su lectura.
FUNDACIONES TABARKINAS:TABARKA, CARLOFORTE Y NUEVA TABARCA Artículo de Francisco Juan Vidal*, Salvador Lara Ortega*, Juan Carlos Navarro Fajardo* y Alessandro Merlo**
*Unidad de catalogación, análisis crítico y promoción del patrimonio**Università Degli Studi di Firenze
Publicado en Arché. Publicación del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV - Núms. 4 y 5 - 2010 - Págs. 273-278
RESUMEN: La investigación, que ha suscitado una acción integrada entre Italia y España (Universtá degli Studi di Firenze y Universidad Politécnica de Valencia), se ocupa del estudio de las influencias arquitectónico-urbanísticas entre ciudades de territorios "frontera" España-Italia, levantadas entre los siglos XVIy XVIII.
El caso de estudio se particulariza en los asentamientos tabarkinos. Su origen es el islote de Tabarka, frente a las costas tunecinas, junto al golfo de Bora, lugar estratégico para la explotación del coral, y para el control de la frontera cristiano-musulmana. Habitada estacionalmente por pescadores genoveses, pertenecerá a la Corona Española desde las primeras décadas del S. XVI hasta mediados del XVIII. Entonces le sucederán otras dos fundaciones tabarkinas: Carloforte (Cerdeña) y Nueva Tabarca (Alicante).

1. INTRODUCCIÓN
Se sabe que ya en el siglo XII las costas tunecinas del Marsacares (junto al golfo de Bora, entre cabo Rojo y cabo Serrat), dominadas jurisdiccionalmente por Pisa, eran explotadas por pescadores genoveses, catalanes y franceses de Montpellier y Marsella. Se trataba de una actividad estacional, que comenzaba con el buen tiempo y finalizaba en otoño. Tras un largo paréntesis, hacia mediados del S. XIV se intensificará el interés extranjero por la explotación del coral en la zona. En 1446 el comerciante catalán Rafael Vives obtiene una concesión del soberano Uthman para la pesca del coral. En los años siguientes (entre 1446-1448) serán los pescadores catalanes, muchos de ellos residentes en Sicilia, quienes faenarán en Tabarka.
Entre 1452 y 1506 los genoveses sucederán a los catalanes y se harán con el control, al obtener un privilegio del Bey tunecino (1451) para la pesca y el comercio del coral en las costas desde el Ras Ajebel (cabo Rojo) hacia occidente. Fundarán una compañía dedicada al comercio del preciado "oro rojo". Ello dará lugar a un asentamiento más estable, surgiendo una colonia espontánea de pescadores [entonces era costumbre que los pescadores fueran también pequeños comerciantes, al tiempo que artesanos de pequeñas manufacturas. La recolección del coral del los fondos marinos se realiza desde antiguo con las técnicas tradicionales de l'engine y el salabre, desde pequeñas barcazas con capacidad para de 5 a 8 personas] en la isla de Tabarka. Allí levantarán un pequeño núcleo de viviendas entorno a una iglesia, almacenes y un pequeño recinto amurallado, con una torre para defenderse de los piratas. En un principio se asentarán bajo la protección de la República de Génova.
En la primera mitad del siglo XVI la Corona Española inicia una campaña militar en el norte de África con el fin proteger las rutas marítimas con Sicilia, Nápoles y Alejandría, y también para contener a los musulmanes. En ese sentido, las acciones del emperador Carlos V en las costas de Túnez y Argelia fueron consideradas por algunos como una "pequeña cruzada". En 1535 se produjo la toma de Túnez, derrocando a Kheir-ed-Din Barbaroja, reponiendo a Moulay Hassan en el trono y ofreciendo su protectorado al nuevo soberano. Tabarka pasará entonces al dominio de la Corona, y se situará en la línea del frente cristiano-musulmán, donde España establecerá una "frontera" estratégica, sin dejar de mantener su condición de lugar apreciado por la riqueza de sus bancos de coral.
En 1542 se firmará el primer contrato entre la Corona Española, representada por el virrey de Sicilia, Fernando Gonzaga, y las familias genovesas de los Lomellini (procedentes de Pegli) y los Grimaldi para la explotación del coral del Marsacares. El 1570 se renueva el acuerdo [al contrato de 1542 seguirá la firma de varias capitulaciones para regular la concesión de la pesca del coral en Tabarka. Están documentadas capitulaciones y documentos de renovación firmados en los años 1543, 1547, 1553, 1555, 1556, 1559 y 1558 (válida hasta 1560), siempre con los mismos beneficiarios. En 1570, 1579, 1585, 1623, 1635, 1695, 1719 y 1728 se firmarán en exclusiva con la familia Lomellini] en exclusiva con los Lomellini di Tabarka. El acuerdo les permitirá establecerse en el islote con una presencia jurídicamente definida, en régimen de concesión, dedicándose a la pesca y comercio del coral. A cambio deberán pagar a la Corona Española la imposición de un "quinto" de lo obtenido por la venta del coral en el mercado de Génova. Tendrán la facultad de nombrar un gobernador de la isla, que deberá jurar fidelidad al Rey Católico y gobernar con arreglo a las leyes de Castilla. Al tiempo se construirá una fortaleza-presidio [fortificar y presidiar (con fortalezas y presidios) serán las dos modalidades de defensa del litoral frente a las amenazas de Berbería. La segunda, más utilizada en el norte de África y en América, implicaba la existencia de una guarnición permanente, solitaria y dependiente sólo de socorros exteriores] dedicada a San Jorge (San Giorgio), que los concesionarios deberán mantener a su cargo, incluyendo los sueldos de la guarnición. Se iniciará así un periodo de dos siglos de dominación española en Tabarka.
2. PRIMER ASENTAMIENTO TABARKINO
A excepción del castillo, trazado por ingenieros militares de la Corona, la estructura del asentamiento del periodo de dominación española en el islote de Tabarka heredará las trazas y las fábricas de la colonia preexistente, donde las viviendas serán construidas por los propios colonos.

Ello dará lugar a una estructura territorial dispersa, surgiendo pequeñas agrupaciones urbanas espontáneas generadas por agregación de unidades familiares entorno a caminos-calles, plaza-cisterna o a alguna iglesia. El origen de la actividad, de tipo estacional, seguirá condicionando la vida en Tabarka, llegando a contarse la mitad de pobladores dedicados al coral en las temporadas de invierno respecto a las de verano. La tipología de vivienda utilizada responderá a los lógicos condicionantes de simplicidad, economía y funcionalidad, recurriendo a modelos tradicionales de origen rural de fácil auto-construcción. Estas tipologías se denominan comúnmente "barracas".
Actualmente es difícil rastrear las características de estas arquitecturas en su genuino lugar. De aquella Tabarka hoy no queda más que la fortaleza de San Jorge y los vestigios de algunas edificaciones menores. Los documentos originales conservados de la época no son suficientemente descriptivos. Las campañas arqueológicas realizadas entre 1987 y 1993 por investigadores del Instituto Nacional de Arqueología y de Arte de Túnez (INAA, del Institut National du Patrimoine de Tunis), l'Ecole française de Rome y del EHESS francés tampoco son concluyentes, aunque aportan algunos datos de considerable interés:

  • Prácticamente la totalidad de los restos de asentamientos encontrados provienen del "periodo genovés", que se extienden casi por toda la isla, salvo algunos restos muy localizados del periodo inmediatamente posterior de la "Compañía" francesa de "África". No se han localizado restos de asentamientos anteriores.
  • Son construcciones a-sistemáticas de autoría diversa.
  • Coinciden en el uso de la técnica constructiva de los muros, formados por mampostería careada de piedra del lugar, con presencia de materiales de relleno y morteros en las juntas.
  • La casa tabarkina de la época genovesa, en términos generales, estaría formada por una pieza principal (en ocasiones por dos comunicadas entre ellas) cuyas dimensiones interiores estarían entre 4 y 5 metros, dando lugar a un módulo básico de superficie entre 16 y 25 metros cuadrados.
  • En la zona occidental "de la iglesia" se identifican más viviendas formadas por dos estancias vinculadas a un patio o corral. La existencia de restos de una escalera hace suponer la presencia de una segunda planta.
  • En la zona oriental "del acantilado" se identifican hábitats de pieza única abiertos a un patio o corral.
  • Las construcciones más primitivas son ajenas a las tipologías y las técnicas tunecinas tradicionales: casas dispuestas a ambos lados de las calles con fachadas perforadas por numerosas ventanas; utilización de materiales poco autóctonos como la teja curva o la pizarra...
  • Sin embargo en épocas más tardías se aprecia una "africanización" de los modelos genoveses: hueco de apertura único sobre una terraza-cisterna que hace de antesala, donde se sitúa el horno; parcela rodeada de muro bajo a modo de cercado.

3. SEGUNDO ASENTAMIENTO TABARKINO; CARLOFORTE (SAN PIETRO, CERDEÑA)
Tras los siglos XVI y XVII, en que son de reseñar ciertas presiones de los corsarios turcos y las tentativas franco-argelinas de apoderarse de Tabarka desde el vecino "Bastión de Francia", llegará el siglo XVIII con un excesivo crecimiento de la población, el empobrecimiento de los bancos de coral y la intensificación de las humillantes extorsiones del Bey de Túnez. Todo ello, unido a la diversificación de la actividad pesquera [en 1603 el gobernador de Tabarka, Corrado Grimaldi, emprendió la iniciativa de establecer una almadraba (tonnara) en la isla para explotar la pesca del atún], empujó a los tabarkinos a buscar nuevos lugares donde asentarse.
En 1738 cerca de 400 tabarkinos llegaron a la isla de San Pietro en Cerdeña, con el beneplácito del Rey Carlo Enmanuelle II de Savoia y como súbditos del Marqués de la Guardia, para establecerse como colonos y fundar la ciudad de Carloforte. El marqués, siguiendo trazas del ingeniero Augusto De La Vallèe, correría a cargo de la construcción de la fortaleza, la "casa del Duca", la iglesia parroquial y la "cisterna del Rey". Los colonos trabajarían en la construcción de estos edificios, y se ocuparían de la construcción de sus propias casas. Al parecer las primeras construcciones dentro del recinto amurallado fueron de madera, pero tras el incendio de 1739 las casas se construirán con muros de fábrica. La única traza que se les impuso fue el plano regulador de calles y manzanas trazado por el mismo ingeniero De La Vallèe.

La tipología utilizada en las primeras viviendas levantadas en Carloforte, fue escogida por los propios colonos. Hoy apenas quedan vestigios de las mismas, aunque por lo que se puede apreciar en algunos documentos fotográficos de finales del S. XIX, es posible afirmar que se trataba de la misma tipología que todavía puebla el territorio rural de la isla: la baracca di Carloforte.

Se trata de un hábitat simple, de planta cuadrada de 5 x 6 metros y espacio interior único. La fachada principal presenta el único hueco de acceso a la vivienda. El interior, por lo general cubierto por un único faldón inclinado a un agua, se encuentra compartimentado tan solo en altura y en parte por un ligero forjado de madera formando un altillo. Los muros son de mampostería y los forjados de jácenas de rollizo de madera.

Delante de la entrada suele haber una terraza encima de una cisterna, rodeada por un murete bajo. Dada su simplicidad y su básico programa funcional, no parece arriesgado sospechar su más que probable relación con la arquitectura tabarkina.
De especial interés resulta el estudio tipológico de esta célula básica, de sus variaciones y de sus modos de agregación para formar núcleos de población (Raccis, 1995: 57-58). En este sentido podría resultar especialmente esclarecedor analizar las leyes de agregación de la aldea de "Tanche", en San Pietro, formada por un conjunto de barracas de este tipo, agrupadas en dos alineaciones a ambos lados de un camino.

En la ciudad de Carloforte, la baracca de San Pietro pronto fue sustituida por una tipología más urbana, de progenie genovesa, entre-medianeras, con estrecha fachada, dos o tres crujías, varias plantas y escalera lateral rampante.

Este tipo de viviendas, superpuestas en altura, se adaptó mejor a las condiciones de regularidad y densa agrupación que impuso el trazado de nueva planta de la ciudad, con manzanas pseudos-ortogonales de estrechas y profundas parcelas. Las barracas, por su parte, pervivieron en el medio rural de la isla, de manera que todavía hoy es posible encontrar ejemplos bien conservados y en uso.
4. TERCER A SENTAMIENTO TABARKINO; NUEVA TABARCA (ALICANTE)
En 1741 el Bey de Túnez, Ali Pascià, toma la isla de Tabarka, haciendo prisioneros a los tabarkinos que seguían habitándola. Carlo Enmanuelle III pudo rescatar a 121 prisioneros que, junto a otro grupo que rescató el Papa Benedicto XV (nacido en Pegli), fueron trasladados a la isla sarda de Sant'Antioco, junto a San Pietro, donde fundaron la ciudad de Calasetta. En 1756 los muchos tabarkinos que permanecían presos en Túnez, fueron vendidos como esclavos a Argelia. Doce años después Carlos III de España consigue rescatarlos. El primer contingente, de 859 personas (entre tabarkinos y otros prisioneros cristianos), llegó en 1768 al puerto de Cartagena. El segundo con 315 tabarkinos liberados, llegó al puerto de Alicante en 1769.
Unos años antes, en 1761, el ministro Campomanes había dirigido un memorial al Rey señalando la conveniencia de establecer una guarnición en la Isla Plana de San Pablo (frente al cabo de Santa Pola, Alicante), a modo de defensa militar. El proyecto y dirección de los trabajos corrieron a cargo del coronel de infantería e ingeniero D. Fernando Méndez de Ras. En 1766 redactará un proyecto de torre defensiva que, poco después, transformará en toda una ciudad fortificada.

Carlos III concedió la isla de San Pablo a los tabarquinos rescatados. En 1769 comenzó la construcción de la ciudad, con la participación de los tabarkinos, y en 1770 unos 307 (69 familias) fueron trasladados a la Isla Plana, que bautizaron como Nueva Tabarca (González Arpide, 2002).
Fernando Méndez presentó innumerables memorias al Rey, avanzando sus concepciones sobre la construcción de una ciudad-servicio casi autosuficiente, al margen o paralela a la función militar. El amplio abanico de instalaciones y servicios proyectados en un principio evidenciaba, para el ingeniero, que la isla de Nueva Tabarca, partiendo de conceptos militares y estratégicos, podía a la vez generar una economía paralela que pudiera sustentar a la población asentada. En contraposición a estas ideas, compartidas en parte por el Monarca, ni el conde de Aranda ni, más tarde, Floridablanca prestaron su apoyo a Fernández al considerar el proyecto costoso e inviable. El debate finalizó con la Real Orden de 1778, por la que la plaza, tras acabarse las obras militares, debía ser entregada al Ministerio de Guerra, avocándola a servir y supervivir en exclusiva al régimen militar.
El trazado urbano del asentamiento de nueva planta se proyectó según dos ejes ortogonales N-S y E-O, de mayor anchura que el resto de calles, que se cruzaban en una gran plaza central.

La trama urbana generó manzanas rectangulares, con repetición idéntica de una única tipología de vivienda. Dichas manzanas se formaron con dos filas de viviendas (fachadas a calles norte y sur), unidas mediante un alargado patio posterior que hace las veces de calle interior. Dichas filas se subdividen en idénticas parcelas edificables, de 40 metros cuadrados en planta, con capacidad para una única vivienda que se desarrolla en 2 y 3 plantas contrapeadas (a fachada y a interior respectivamente), con un esquema ingenioso de gran economía de medios.

En cualquier caso se trata de una tipología concebida al tiempo que se trazó la nueva ciudad, y cabe rastrear en ella pocas influencias de la casa tabarkina.
Sí podrían buscarse, en cambio, en el medio rural de la vecina costa de Torrevieja. Como apunta Teresa Ruso (Ruso, 2010), de los más de 900 tabarkinos liberados que llegaron en 1768-69 a los puertos de Cartagena y Alicante, tan sólo unos 307 habitaron Nueva Tabarca. Del resto se sabe que algunos emigraron a Cádiz para trabajar en la pesca del atún de la almadraba, pero muchos otros debieron asentarse en las costas de Torrevieja y Torre-la-Mata.
Cuando el Botánico Cavanilles visita estas tierras, en 1792, describe que "contiguo al Cabo Cervér mirando al sureste se ha ido formando una población llamada Torre vieja, donde 25 años hace había tres familias, y actualmente hay 106, ocupadas casi todas en las varias faenas de las salinas" (Cavanilles, 1795; II-295). El asentamiento repentino de 103 familias en la zona de Torrevieja, en las mismas fechas en las que desembarca el nutrido contingente de liberados provenientes de Tabarka, permite sospechar en una más que probable relación entre ambos hechos.
A ello cabría añadir algunos indicios que apuntan en el mismo sentido, como la existencia de una ciudad llamada Torrevecchia en Liguria, la coincidencia en la presencia de la torre vigía en la imagen central de los escudos de Pegli, Calasseta, Carloforte y Torrevieja (en estos dos últimos con el mismo detalle de la llegada de un velero), o la inusual abundancia de apellidos italianos entre los vecinos de Torrevieja (Ruso, 2010).
Curiosamente Pascual Madoz, cuando describe la ciudad de Torrevieja a mediados de S. XIX, después de detallar la estructura urbana de la ciudad de nueva planta, trazada después del terremoto de 1829 que asoló la población, apunta lo siguiente: "Los extremos de la población lo forman multitud de barracas aglomeradas sin orden alguno". Y más adelante, cuando habla de su historia, comenta: "Este pueblo comenzó por ser una torre de vigía, llamada después Torrevieja, alrededor de la cual se construyeron algunas miserables casitas que habitaban los soldados torreros y los palangreros." (Madoz, 1847)
5. CONCLUSIONES
El estudio de las tipologías de vivienda y sus leyes de agrupación en los diferentes asentamientos tabarkinos puede aportar interesante información sobre la evolución de la arquitectura tradicional en el ámbito del Arco Mediterráneo. Pocas veces se tiene una constancia tan evidente de la influencia directa entre las culturas española, italiana y del norte de África. Tras las campañas arqueológicas de 1987 y 1993 es difícil que se puedan obtener nuevos datos del antiguo islote tunecino. Sin embargo sí es posible rastrear la influencia de estas tipologías en otras ciudades que pueden considerarse sus herederas: Carloforte y los asentamientos rurales en la isla de San Pietro, Calasetta y las aldeas de Sant'Antiocco, Nueva Tabarca y Torrevieja.
BIBLIOGRAFÍA
Cavanilles, Antonio José. (1795-1797): "Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura y Población y Frutos del Reyno de Valencia". Madrid, Imprenta Real.
González Arpide, José Luís. (2002): "Los Tabarquinos". Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Alicante.
Gourdin, Philippe. (2008): "Habiter Tabarka". En Tabarka, Historie et Archéologie d'un Préside Espagnol et d'un Comptoir Génois en Terre Africaine (XV-XVIII Siècle). Ed. École Française de Rome, Institut National du Patrimoine de Tunis. Roma.
Madoz, Pascual. (1847): "Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar...". Madrid.
Pellegrini, Sandro. (2004): "Le lettere di Aurelio Spinola Governatore di Tabarca". Recco (Ge).
Raccis, Pierandrea. (1995): "L'Insediamiento Rurale nell'Isola di San Pietro". CUEC Editrice, Cagliari.
Ruso Pacheco, Teresa. (Consultado el 30 de diciembre de 2010): "¿Eres de Torrevieja y Tienes Apellido Italiano?: Ligures, los Fundadores de Torrevieja".
http://pegliesitabarchini.blogspot.com