El conde de montecristo

Por Pinceladasdeunamicroviajera @microviajera

Primera entrada del 2015 y para mitigar mi culpa por no haber escrito en todas las navidades, inauguro nueva categoría en el blog: LIBROS. Cada vez que termino una novela me digo que debería escribir mis impresiones y nunca lo hago porque en seguida empiezo otro, así que me he dicho, si creo un apartado en el blog seguro que escribo la susodicha reseña porque sería una manera de compartirlo y no de escribirlo en uno de mis tantos cuadernos temáticos que luego no releo (pero que tanto me gustan). Además este libro "El conde de Montecristo" tiene parte de culpa de que no haya escrito en el blog porque me ha devorado él a mí durante todas las navidades.

Cuando empecé el libro pensé que los diálogos pedantes de la época, el honor llevado al extremo de los personajes y la facilidad de las mujeres para desmayarse no me dejarían conectar realmente con la novela. Nada más lejos. Alejandro Dumas es un experto de la descripción, los detalles se cuentan con tanta sencillez y sensibilidad que en seguida te sumerges totalmente en el mundo del conde de Montecristo, le entiendes, pides su venganza y hasta te parece normal que se batan en duelo por un "honor mancillado".

En los momentos de lucidez contemporánea, la venganza puede parecerte desproporcionada pero con el velo de la época en la que se escribió, no lo es tanto. La justicia de la Francia de 1830 habría hecho lo mismo con los personajes que lo que el conde de Montecristo hizo. La diferencia es que de esta manera no sería una venganza personal, sino una colectiva.

El imperio de los cien días de Napoleón, los complots para que llegara a ocurrir, el mundo de la bolsa y el comercio, la visión de la justicia, la forma de pensar de una clase social... la novela te introduce en seguida en el contexto en el que está escrita. Es un no parar de leer, he dormido poco por saber un poquito más y he llegado tarde por terminar capítulos.

Lo único que le achacaría es su final, en los últimos capítulos va creándose la expectativa de un final apoteósico y cuando éste llega es insulso y un poco cursi, al estilo "y vivieron felices y comieron perdices". Aun así me da mucha pena despedirme de Edmundo Dantés, Mercedes, el vizconde Morcef, Valentina, Eugenia Danglars, Maximiliano...

"[...] toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: ¡Confiar y esperar!

Vuestro amigo,

Conde de Monte-Cristo "