Mamá coneja está sentada en el sofá del salón viendo la tele cuando de repente oye al conejito Fito llorando en su habitación.
Rápidamente se levanta del sofá y va a investigar por qué está llorando.
Cuando abre la puerta observa al pequeño conejito buscando algo por todos los lados sin dejar de llorar. Y se da cuenta que está buscando su carrito de juguetes preferido y que no lo encuentra.
En ese momento mamá coneja se le acerca, le toma de la mano y le explica:
_ Es normal que no encuentres su carrito de juguetes por todo el desorden que tienes en su habitación. Si quieres encontrarlo primero piensa en el orden.
..... ....._ ¿Por qué mamá? _ preguntó el conejito Fito
Observa tu cuerpo, todo está en su lugar. Imagina que tus ojos un día estuvieran en las manos, otro día en los pies o en las rodillas _ expuso su madre.
_ ¡Eso sería un desastre! _ exclamó el pequeño conejito.
_ Pues debes aprender que el orden es importante para saber dónde está cada cosa _ reveló su madre.
_ ¡Yupi! Pues voy a ordenar mi habitación para encontrar mi carrito preferido.
Dicho esto, el conejito Fito comenzó a ordenar su habitación:
Recogió la ropa limpia y la guardó en el armario. La sucia la llevó a una cesta. Los zapatos los colocó en el zapatero.
_ ¡Lo estás haciendo muy bien! _ susurró mamá coneja.
Y finalmente le dijo que recogiera la sábana del suelo. Cuando el conejito Fito levantó la sábana encontró ahí oculto el carrito de juguetes y se puso muy feliz.
En ese instante mamá coneja volvió a explicarle que el orden es importante para saber dónde está cada cosa.
Autora: María Abreu
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Salmos 51:10)