El Valle de los Caídos, a unos cincuenta kilómetros de Madrid, edificado en los años 40 y 50 por orden de Franco.El ‘conjunto’ español –escribe Fidel Gómez Rosa, doctor en Ciencias Politicas–vinculado al nacional-catolicismo impuesto a sangre y fuego durante casi cuarenta años, tiene su natural inspiración en los regímenes ‘hermanos’ del fascismo italiano y el nazismo alemán. Ni en Italia ni en Alemania pueden encontrarse ya este tipo de productos de época puesto que fueron debidamente demolidos al tiempo que se desmantelaban los sistemas políticos que los habían levantado. No tanto por su escaso y dudoso valor estético sino por consideraciones éticas y por el evidente contrasentido que habrían supuesto para las nacientes democracias europeas de la postguerra. El llamado ‘Monumento de Reconciliación’, atendido por la Orden benedictina de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, tiene también una dimensión religiosa con un convento y la celebración de misas y otras ceremonias de la liturgia católica. En esta función religiosa, y en el hecho de ser el Valle un lugar en la ruta turística de la sierra madrileña, se ha pretendido justificar la supervivencia aséptica y sin sectarismo de este lugar de exaltación y memoria del fascismo”. En la actualidad el conjunto monumental se encuentra muy deteriorado, amenazado de ruina por las infiltraciones y humedades de la montaña y la baja e inadecuada calidad de los materiales con los que fue construido en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Esta semana, el grupo socialista registró una serie de preguntas al Gobierno para esclarecer cuánto dinero público cuesta mantener este monumento franquista, gestionado por la Fundación que lleva el mismo nombre. La respuesta del Gobierno indicó que el monumento franquista ha costado unos 2,3 millones de euros en los últimos tres años. Los gastos de explotación fueron superiores a los ingresos ypor tanto, sufragados con cargo al Presupuesto General del Estado. “Aquí tenemos –dijo Antonio Hurtado, portavoz socialista– un déficit estructural y oculto a cargo de los Presupuestos Generales del Estado que no debería darse”. Según los datos del Gobierno, los gastos superan a los ingresos en una media de 750.000 euros al año. Eduardo Ranz, abogado y experto en causas penales sobre memoria histórica, se mostró muy crítico con la opacidad de la gestión y precisó que el Valle de los Caídos cuenta con cuatro vías de financiación y ninguna clara. Pero, la proposición no de ley del PSOE que pretende dar un nuevo impulso a la Ley de Memoria Histórica reclamando la exhumación de los restos de Franco ha dividido, una vez más, a la izquierda ante una derecha que se resiste en su feudo.La pretensión del PSOE de instar al Gobierno de Mariano Rajoy a que saque el cuerpo de Francisco Franco del Valle de los Caídos chocaba el martes pasado en el Congreso con las enmiendas de los grupos de izquierda e independentistas, partidarios de la medida. A Albert Rivera también le gustó la idea de los socialistas, pero sin las enmiendas, por lo que amenazó con dar un paso atrás. La proposición no de ley correspondiente se ha quedado más en el aire que su improbable aplicación: el Ejecutivo, en cualquier caso, no moverá un dedo. El renovado interés de los socialistas por remover los cadáveres del dictador y del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, complacieron a Podemos, ERC, Bildu, PDeCAT y al PNV, pero fueron en contra de las recomendaciones de consenso que hizo la propia comisión de expertos nombrada en su día. La pretensión del PSOE de instar al Gobierno de Mariano Rajoy a que sacase el cuerpo de Francisco Franco del Valle de los Caídos chocó con las enmiendas de los grupos de izquierda e independentistas, partidarios de aprovechar para deslegitimar la Transición y el régimen constitucional vigente. El debate en el pleno del Congreso no aclaró el futuro de la propuesta de los socialistas. El renovado interés de los socialistas por remover los cadáveres del dictador y del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, complació a Podemos, ERC, Bildu, PDeCAT y al PNV; pero fue en contra de las recomendaciones de consenso que hizo la propia comisión de expertos nombrada en su día para dar ideas sobre el futuro del Valle de los Caídos. Terminado el debate, el portavoz del PSOE en la materia, el susanista Gregorio Cámara, reconoció que no sabía qué haría con las enmiendas de podemitas e independentistas, si admitirlas para asegurarse su voto a costa de cuestionar la Transición en parte protagonizada por Felipe González, o rechazarlas. Ciudadanos, que se apuntaba de entrada a un sí que dejaba otra vez solo y derrotado al Partido Popular, tuvo que advertir de que con esas enmiendas los socialistas no podrán contar con su voto a la hora de la verdad.
Por su parte, Alicia Sánchez Camacho, del Grupo Popular, pidió al PSOE que no renegase del pacto constitucional y que olvidase su obsesión por Podemos. “Vuelvan al presente y miren al futuro, que España les necesita”, exclamó la expresidenta del PP en Cataluña, después de recordar que todos los gobiernos de la democracia, desde UCD al PSOE y el PP, han dictado normas, ayudas y medidas de reparación a las víctimas del franquismo sin caer por ello en el uso partidista. Podemos y ERC amenazaron con abstenerse, lo que tumbaría la propuesta. Ni uno ni el otro creen que lo que proponen los socialistas sea suficientes: o aceptan sus condiciones o se abstendrán. En otras palabras, o el PSOE hace lo que ellos quieren o los restos de Franco seguirán descansando en el Valle de los Caídos, uno de los símbolos más destacado del franquismo y de su represión. Lo que plantean los socialistas es que el Gobierno de Mariano Rajoy aplique de una vez la Ley de Memoria Histórica, concretando una veintena de medidas entre la que destaca la exhumación de Franco para que sea enterrado de forma privada. La iniciativa socialista, registrada en el Congreso en febrero por Gregorio Cámara, portavoz en la Comisión Constitucional, también pedía la exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, aunque en su caso, consideraba suficiente trasladarlos a un lugar “no preeminente del edificio”. Pero, cuando todo parecía que la izquierda iba a unirse por el bien de la Memoria Histórica, Podemos y ERC variaron su estrategia, amenazando con abstenerse el jueves si no se aceptan sus enmiendas.
Joan Tardà, de ERC, calificó la propuesta socialista de 'monumento al cinismo político' y se abstuvo.El debate del texto presentado por el PSOE vivió el martes momentos de cierta tensión. La portavoz popular, Alicia Sánchez-Camacho, acusó a los socialistas de romper el “pacto constitucional” con la “ley de Memoria Histórica”, en 2007, y “hoy” con la PNL al hacer “un uso partidista de la historia de nuestro país”. Sobre las exhumaciones “de Franco y Primo de Rivera”, pidió un “amplio consenso” y defendió que el Gobierno “cumple” la ley. Sánchez-Camacho aludió al plano personal en respuesta al PNV: “A mi tío lo fusiló un pelotón de fusilamiento, todos tenemos historia”. En el “lento, tardío” camino de la reparación a las víctimas del franquismo “tuvo que ver la posición inmovilista de la derecha política”, en palabras de Gregorio Cámara (PSOE). “La situación de parálisis por más de cinco años tiene que cesar” para un marco legal “que venía a cerrar heridas”. Ciudadanos, a favor “del espíritu de la propuesta”, compartió “lo que dijo el grupo de expertos sobre el Valle de los Caídos”, en relación a sacar los restos del dictador, según explicó José Manuel Villegas. El partido naranja recordó a los socialistas que gobernaron antes que el PP y tampoco desarrollaron al completo la ley. “Está claro que quedan muchas cosas por hacer”, dijo, como “recuperar a las víctimas y tratar con dignidad a nuestros muertos o retirar los símbolos fascistas”. Unidos Podemos también señaló al PSOE: “Las dudas surgen –señaló Xavier Domènech– porque, desde la aprobación de esa ley hasta el día de hoy, han pasado diez años”. En este periodo se ha constatado que la normativa “tiene clarísimas carencias”. Con el anuncio del voto favorable a la PNL, Unidos Podemos incluyó dos enmiendas, una en relación a dictaminar la exhumación de fosas comunes “como una responsabilidad del Estado” y otra para garantizar “la anulación de los juicios del franquismo”. Joan Tardà, de ERC, calificó la propuesta socialista de “monumento al cinismo político”. Y se preguntaba: “¿Cómo, en 2007, tumbaron todas las medidas que pedían más de lo que ahora dicen querer?” con respecto a la tumba de Franco en Cuelgamuros o en 2011, cuando “no fueron capaces de cumplir las conclusiones del grupo de expertos”. ERC presentó una enmienda “para que se dé un plazo de seis meses al Gobierno para que presente una ley de verdad acorde con los mandatos de Naciones Unidas y que repare a las víctimas del franquismo”.
Pablo Iglesias justificó el voto de su grupo “por responsabilidad, aunque hubiera preferido profundizar más”.“El PP no ha hecho nada para que esta ley se desarrolle”, resumió Joseba Agirretxea, del PNV. El Gobierno de España, en su opinión, “no es justo y se esconde en una neutralidad mal entendida” que beneficia a la impunidad del franquismo. El diputado por Guipuzcoa recordó como ejemplo el plan de exhumaciones que está activo en Euskadi y la enmienda de su partido para devolver los objetos personales incautados por los golpistas “y que tienen como trofeos”. Marta Sorlí, desde el C-P-EUPV, criticó el mantenimiento de las “tumbas de los franquistas” y citó al PP: “Si votan sí, irán con la democracia; si votan no, irán con el fascismo”. EH Bildu expresó su “apoyo crítico” por la necesidad de transformar la tumba de Franco “en un columbario de la dignidad”, señaló Marian Beitialarrangoitia. El Congreso instó al Gobierno a sacar a Franco del Valle de los Caídos. PP y ERC se abstuvieron por diferentes motivos. Los conservadores consideraron que “no hay consenso” para sacar al dictador de su actual tumba. La bancada popular no apoyó la proposición no de ley (PNL) del grupo socialista en la que, entre otras cosas, se instaba al Gobierno a que exhumara los restos del dictador y se trasladen fuera de ese recinto. La iniciativa socialista instaba al Gobierno a “revitalizar” el contenido de la ley de la Memoria Histórica de 2007. Y planteó un total de 16 medidas, entre las que se encontraba la de “redefinir” el Valle de los Caídos “para que deje de ser un lugar de memoria franquista y nacional católica y reconvertirlo en un espacio para la reconciliación de la memoria colectiva democrática y de dignificación de las víctimas de la Guerra civil y de la dictadura”. En esta ocasión recibió el apoyo de 194 votos –PSOE, Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, Ciudadanos, PNV y otros minoritarios como Compromís–, aunque contó con la abstención de otros 140, los de la bancada popular y la de ERC. El respaldo a la iniciativa socialista fue polémico ya que el grupo proponente no quiso aceptar ninguna de las enmiendas que presentaban otros cuatro grupos que pedían ir “más allá” de la PNL. Con todo, hubo un apoyo generalizado. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha justificado el voto positivo de su grupo “por responsabilidad, aunque hubiéramos preferido profundizar más”. El grupo parlamentario de ERC se abstuvo por no querer “legitimar” una ley, la de 2007, que no repara los sufrimientos de quienes padecieron la Guerra Civil ni la dictadura franquista. De hecho, su enmienda exigía al Gobierno la promulgación de una nueva ley de memoria histórica que, entre otras medidas, se reconozcan jurídicamente la condición de víctimas del franquismo.
Tumba de Franco en el Valle de losCaídos.El Congreso intentó aprobar una proposición que insta a sacar los restos del dictador del mausoleo para cambiarle el significado. “No es el primer intento de restituir ni de aclarar el objetivo del monumento –escribe Natalia Junquera en El País del 9 de mayo–. El Gobierno de Adolfo Suárez y el primero de Felipe González intentaron crear sendas comisiones para actuar sobre el monumento y ambos fracasaron. En 2011, el Gobierno socialista encargó a una comisión de expertos un plan de actuación en el Valle de los Caídos. Era la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y faltaban seis meses para las elecciones... El informe, que recomendaba sacar los restos de Franco si lo autorizaba la Iglesia, se presentó con el Ejecutivo ya en funciones. Ramón Jáuregui pidió ‘por favor’ al presidente entrante, Mariano Rajoy, que no metiera el documento ‘en un cajón’. Como era previsible, su petición no tuvo éxito. Desde la oposición, el PSOE ha ‘exigido’ en numerosas ocasiones al Gobierno del PP que asumiera las recomendaciones de los expertos y exhumara los restos de Franco del Valle de los Caídos. Pero el Ejecutivo popular sigue no estando por la labor”. El pasado jueves, el PSOE lograba el respaldo de la Cámara Baja para pedir al Ejecutivo de Rajoy que vaya más allá en la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y exhume los restos del dictador. La proposición no de ley fue aprobada con la abstención del PP y ERC, pero el Gobierno no tiene la obligación de llevarla a cabo. El pleno del Congreso aprobó pedir al Gobierno que los restos de Franco sean extraídos de su actual ubicación en el Valle de los Caídos. La iniciativa del PSOE fue apoyada por los grupos de Unidos Podemos y de Ciudadanos. Pablo Iglesias sostuvo que el PP, con su abstención en la votación, “demuestra que tiene un problema con la Memoria democrática” y que continúa “atrapado en la mentalidad franquista”. El Congreso consiguió 198 votos a favor de la iniciativa, uno en contra (de una diputada del PP por las Palma, Celia Alberto) y 140 abstenciones, las del PP y ERC. Pero, al tratarse de una proposición no de ley, el Ejecutivo no tiene la obligación de llevarla a cabo. La propuesta del PSOE no tiene sólo el objetivo de exhumar los restos de Franco, sino que también solicita al Ejecutivo el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera a un lugar “no preeminente” dentro del monumento. Plantea, además, elaborar un censo con las infraestructuras realizadas con trabajos forzados; y estudiar la creación de bancos de ADN para identificar a los desaparecidos. Y pide que se anulen las subvenciones a las organizaciones que exalten la dictadura franquista. Todo ello se convertirá en papel mojado mientras el PP siga en el poder.
Manuel Lapeña: “Mi padre está enterrado con el asesino. ¡Es un insulto!”Foto de Bernardo PérezEl Comité de expertos propuso sacar los restos del Franco porque no era un caído de la Guerra Civil y trasladar los de Primo de Rivera, que sí lo es, del lugar privilegiado, junto al altar mayor, donde se encuentra ahora, hasta las criptas laterales donde yacen el resto de enterrados. De esa forma se rompía la jerarquía funeraria franquista, con “cadáveres de primera y de segunda”, como explica Francisco Ferrándiz, miembro del comité. Los restos de republicanos empezaron a llegar al mausoleo en 1958. Franco no pretendía lanzar un mensaje de reconciliación. Y, en un discurso de inauguración, dijo: “La anti-España fue vencida y derrotada, pero no está muerta. Periódicamente la vemos levantar cabeza”. Recurrió a las “fosas de rojos” porque muchas familias de caídos del bando nacional no quisieron trasladar a sus muertos. El Régimen contaba, con los 11.000 cuerpos que creía enterrados en Paracuellos, pero sus familiares se opusieron. A las familias de los republicanos nadie les preguntó. Varias de ellas siguen reclamando hoy los restos de los suyos. Manuel Lapeña logró, a los 92 años, que un juez ordenara abrir una de las criptas donde se encuentra su padre para tratar de recuperar los restos, pero la sentencia, firme, sigue sin ejecutarse un año después. El dictador yace bajo una losa de granito de 1.500 kilos. Sobre su tumba hay siempre flores frescas, enviadas por la Fundación Francisco Franco. “Franco merece un respeto, como todos los muertos. Si quieren hacer un museo, hay monte libre para hacerlo, no allí”, declaraba un portavoz de la fundación en 2011, cuando el comité de expertos propuso convertir el valle en un museo de la memoria.
Visita de Franco y Carmen Polo a las obras del Valle de los Caídos, en 1940.El conjunto-monumental de Cuelgamuros ha estado de actualidad en las últimas semanas como consecuencia de la denuncia presentada por una asociación de defensa de este lugar emblemático del régimen franquista (1939-1975), admitida a trámite por la Justicia por un presunto delito de ofensas contra el sentimiento religioso. Fidel Gómez Rosa, Doctor en Ciencias Políticas y Licenciado en Derecho por la UCM, escribe en Público el artículo “Afrenta a la democracia española: en torno a la supervivencia de los símbolos franquistas” del que resaltamos: “Al inaugurarse por el ‘Generalísimo’, en 1958, el bautizado como ‘Monumento de Reconciliación’, urgía llenar la cripta con cadáveres traídos, en gran medida, sin el consentimiento de sus deudos. Muchas de estas personas habían encontrado la muerte por su vinculación, apoyo o actitud de defensa de la II República. Se pretendía con este acarreo de cadáveres, por orden directa del autoproclamado ‘Caudillo de España por la Gracia de Dios’, que, al tiempo que el ‘Valle de los Caídos’ servía como exaltación de su victoria en la guerra civil y futuro panteón personal, pudiera ser presentado también como símbolo de ‘reconciliación’(?), es decir, los verdugos vencedores ofrecían reconciliación cristiana en la paz eterna de la muerte a los derrotados, humillados y represaliados por el propio régimen militar y sedicente ‘Cruzada de Liberación Nacional’. Naturalmente esta maniobra era tan descarada y suponía una incongruencia de tal magnitud que nunca fue creíble para nadie… Con una retirada de símbolos franquistas tan prolongada en el tiempo y tan esporádica, la Democracia española se ha visto y se ve seriamente desacreditada por la pervivencia incomprensible de tales reminiscencias franquistas y, en particular, por su ‘obra magna’ del Valle de los Caídos, especialmente en su imagen ante la comunidad internacional. En las raíces de esta paradójica situación, además de las razones históricas y sociológicas apuntadas, se encuentra la fórmula reformista o de ruptura pactada, adoptada en la transición política (1976-1982), que dejó intacto a los poderes fácticos de la dictadura. Las Fuerzas Armadas mantuvieron su autonomía hasta prácticamente la década de los años noventa. Se salvó con éxito la tendencia a la involución militar aunque se jugó con fuego y se corrieron muchos riesgos por falta de autoridad y coherencia democrática desde el principio. Entre tanto la cuestión de los símbolos no resultaba acuciante y tenía un efecto apaciguador, pero de esa inconsecuente tolerancia procede la dificultad posterior para hacerlos desaparecer, representando una época negra de la Historia de España que hieren la conciencia colectiva, dificultan una instrucción pública pedagógica sobre el pasado y se oponen radicalmente a los valores que deben prevalecer en una Democracia avanzada como a la que aspira nuestro país”.
La madre superiora.