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El Consulado de Arabia Saudí en Ginebracondenado a indemnizar a una empleada doméstica

Publicado el 22 septiembre 2011 por Hogaradas @hogaradas

El trabajo de una empleada doméstica suele ser duro en todas las latitudes, pero difícilmente llegue a los niveles de explotación que conoció Samia. Esta inmigrante indonesia trabajó desde 2005 para el Consulado de Arabia Saudí en Ginebra por "un sueldo de miseria". Entre otras tareas, sus responsabilidades incluían ocuparse de los hijos pequeńos del cónsul del reino exportador de petróleo, Nabil Bin Mohammed al-Saleh. Su jornada de trabajo era de siete días por semana sin límite de horario ni vacaciones. Por dicho trabajo en la riquísima capital diplomática de Suiza, Samia percibía un salario de algo menos de 200 euros.

En un veredicto aplaudido por los medios de comunicación helvéticos, el Tribunal federal condenó ayer al reino de Arabia Saudí y a su Consulado general en Ginebra a indemnizar a la empleada doméstica con 78.000 y 31.000 francos suizos (63.000 y 25.000 euros respectivamente) más intereses retroactivos del 5% a contar desde octubre del 2007.
La decisión de los jueces suizos fue posible tras la fuga de Samia y su hermana menor para pedir refugio en el Sindicato sin Fronteras el pasado 24 de agosto. Esta organización se ocupa del difícil estatus laboral de los trabajadores inmigrantes al servicio de las numerosas legaciones diplomáticas presentes en Ginebra.
"Las condiciones de vida y trabajo de estas mujeres constituyen un claro delito según la legislación suiza", explicó a este diario el abogado Jean-Pierre Garbade, defensor de la causa de Samia. El letrado aclaró que, "explotar una situación de debilidad con un contrato de servicios desproporcionados se puede castigar hasta con cinco ańos de cárcel". Pero esta no es la primera situación compleja a la que se enfrentan los diplomáticos saudíes. "Ya le ha ocurrido algo similar, con el mismo cónsul, a tres empleados domésticos filipinos. De hecho, la embajada de Arabia Saudí adeuda salarios de colaboradores por más de 700.000 euros", explica Garbade. Deuda millonaria que implica igualmente a personal de cocina, chóferes e incluso contables al servicio de la legación.
Aunque el caso de Samia y la embajada de Arabia Saudí dista mucho de ser una excepción en esta Ginebra internacional en la que tienen su sede organismos como la ONU, la Organización Mundial del Comercio, la Cruz Roja o la Organización Internacional del Trabajo. "Los casos de abusos a empleados domésticos son moneda corriente.
"Lo cierto es que estos casos de abuso a trabajadores inmigrantes no solo ocurren en embajadas de países del Tercer Mundo", aclara a su vez Luis Cid, sindicalista y fundador del Sindicato Sin Fronteras. "De hecho, hemos denunciado casos similares en representaciones diplomáticas de países de Europa o América del Norte. El caso más increíble fue el de una trabajadora que ganaba la irrisoria cantidad de 10 euros mensuales por jornadas interminables. Nos encontramos ante una forma de trata de seres humanos que es tolerada para no incomodar a los diplomáticos", explica el activista chileno.

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