El último contenedor que nos queda por enseñar es el contenedor verde de vidrio, el de “tipo iglú”. Este contenedor tiene un papel muy importante porque el reciclaje del vidrio permite ahorrar un 40% de energía, contribuyendo así a la eficiencia energética. Además, el vidrio es un material que se puede reciclar y reutilizar infinitas veces.
Cada tonelada de vidrio reciclada supone un ahorro de 1200 KG de silicatos (la materia prima con la que se fabrica el vidrio), de 221 Litros de fuel (un derivado del petróleo) y miles y miles de litros de agua y otras energías no renovables.
Pero para poder reciclar el vidrio es necesario diferenciarlo del cristal, ya que tienen una composición diferente y por tanto el cristal debe ser depositado en los puntos limpios.
Por tanto, en el contenedor verde “tipo iglú” se depositarán todos los envases de vidrio como botellas, recipientes de vidrio, tarros y frascos de conservas, sin sus tapas o tapones ya que éstos deberán ir al contenedor amarillo.
Nunca debemos depositar vasos rotos, bombillas, espejos, frascos de medicamentos, gafas, jarrones, loza, porcelana, tubos fluorescentes, copas de cristal o lunas de automóviles. Todo esto deberá ir al punto limpio más cercano ya que contienen productos químicos que impiden el reciclaje de cualquier producto reciclable.
Reciclar es necesario porque al reciclar estamos ahorrando materias primas y energía en su elaboración. Sólo con el reciclado de cuatro botellas de vidrio, lograríamos ahorrar la energía suficiente equivalente al funcionamiento de un frigorífico durante un día. Imaginaros si recicláramos todos cada día…
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