Vía a Macará, frontera con Perú, transcurren unos pocos kilómetros cuando al llegar a San Antonio ya se nota el cambio del clima y empieza un calor que se torna asfixiante al cruzar el puente de Playas, donde se asoma el desvío hacia Yamana y Lauro GuerreroCon la manga corta desde hace unos minutos el bloqueador factor 50 se hace indispensable al bajar de la camioneta e ir a tomar un tentempié en forma de frutas en los puestos de la curva para hidratarse y continuar nuestro paseo.
En Naranjo nos espera nuestra primera parada de asueto, un baño en las piscinas de la Hostería Paraíso de los Paltas con una cervecita bien fría para rebajar el sofoco y dar rienda suelta a nuestra locura acuática apropiándonos de una forma feudal de los dominios de las instalaciones. Los 35º de temperatura pasaban factura y para nada había ganas de salir del agua de no ser por que se acercaba la hora del almuerzo y ya teníamos reservada la mesa en uno de los restaurantes de la zona de Sabanilla, apenas unos kilómetros mas adelante, para degustar sabrosos mariscos traídos desde Machala.Un excelente ceviche de camarón me sirvió de reconstituyente mientras mis compañeros de paseo probaban toda clase de variedad marisquera en un ejercicio de restauración de fuerzas gastadas en el enloquecimiento general de estar todos juntos en las albercas remojándonos.
Valle de Casanga. Paltas
Ya queríamos llegar a nuestro destino final cuando el cansancio del baño, la comida y el calor nos pasaban factura en forma de un sueño sestero al que dimos rienda suelta nada mas llegar a Zapotebamba, donde se encuentra la zona recreativa habilitada (con mucha falta de mantenimiento y cuidados) al lado de uno de los innumerables riachuelos que gobiernan la zona (Ecuador es proporcionalmente el país que contiene mas ríos en el mundo) y que alimentan una de las mayores atracciones; “los chorros del almendral”. Dos fuentes de agua corren ininterrumpidamente durante todo el año en la misma orilla de la carretera donde niños y mayores disfrutan de un manantial abundante que hace las delicias de cualquiera.Agotados de la actividad de una mañana de descanso al fin, tomamos rumbo de vuelta admirando la vista en el horizonte del risco donde se asienta nuestra ciudad cubierta de nubes y nos preparamos para en sólo 30 minutos volver a los 16º y seguramente la lluvia.
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