El control de esfínteres y los niños.

Publicado el 21 agosto 2014 por Daniel Costa Lerena @costalerena

En qué momento el niño comienza el control de esfínteres es algo que no se puede determinar a ciencia exacta, y ello es parte del proceso de desarrollo natural de todo ser humano. Aquí comparto algunas recomendaciones para los padres relacionadas al control de esfínteres de sus hijos.

Muchos padres me preguntan de manera informal si “es normal” que su pequeño hijo todavía no haga sus necesidades fisiológicas solo, como también cuándo es mejor quitarle los pañales. Incluso muchas veces me han preguntado cuándo el niño debe comenzar a caminar o si conozco técnicas para acelerar el proceso, como si se tratara de algo a forzar. Cuando me refiero a “preguntas informales por parte de algunos padres”, aclaro que no se producen dentro de mi consulta de Counselling; surgen en ámbitos muy informales y dispares como el parking del edifico, en el ascensor o en reuniones sociales.

Entiendo procede la aclaración anteriormente realizada por mi parte, porque no soy pediatra, soy Licenciado en Psicología Clínica. Con lo cual la prudencia ante todo, y más cuando se trata de preguntas relacionadas a los niños mi recomendación siempre suele ser la misma: “consulta con tu pediatra”. En cualquier caso, debemos tener presente que el control de esfínteres es algo que se adquiere durante las primeras fases del desarrollo psicosexual del individuo, y no hay “fechas exactas” para valorar cuándo un niño comienza a controlar sus esfínteres. Simplemente es algo natural, parte de un proceso de crecimiento; lo que sí pueden hacer los padres, es ayudar a crear las condiciones necesarias para facilitar al niño que comience a controlar sus esfínteres. Durante el crecimiento del niño y a través de todas sus fases de desarrollo, es muy importante la figura de los padres como guías y facilitadores. 

Preguntas frecuentes de los padres sobre el control de esfínteres.  

  • ¿Cuándo hay que comenzar a enseñar al niño a controlar sus esfínteres?
  • ¿En qué momento los padres deben empezar a “entrenar” a sus hijos para ir al baño solos?
  • ¿Es normal que mi hijo con tres años no haga solo sus necesidades?
  • ¿Por qué mi hijo no quiere estar solo en el baño?

Preguntas que tienen diversas respuestas, primero porque no hay reglas matemáticas para aplicar al respecto, y segundo porque dependerá del profesional que brinde las respuestas. Las respuestas obtenidas a preguntas relacionadas al control de esfínteres de los niños también se ven condicionadas por otros factores, como la sociedad en concreto. En muchos países se considera casi antinatural que una mujer tenga a su hijo en un hospital, y también les resulta casi sorprendente que los padres no “entrenen” casi de forma sistemática a su hijo para ir al baño solo con apenas dos años de edad. Curiosamente aunque no tanto, en dichos países también les resulta casi de ciencia ficción que te disparen con un arma de fuego para robarte unas zapatillas.

No me agrada entrar en comparaciones, porque cada realidad social es diferente y todas tienen sus por qué evolutivos o factores que les han condicionado. En modo alguno considero que un país sea mejor o peor que otro, simplemente son diferentes, y como son diferentes tienen sus propios códigos sociales establecidos. Por ello no realizo juicio de valorar alguno sobre la conveniencia o no de “entrenar a un niño para que controle sus esfínteres”, simplemente me limito a comentar que hay otras realidades, las cuales pude experimentar a nivel personal y profesional. 

Recomendaciones para los padres y el control de esfínteres.  

– No hay una tabla científica que marque la edad exacta en la que un niño debe comenzar el control de esfínteres. Lo hará cuando lo tenga que hacer y será parte de su proceso de desarrollo. Lo que sí pueden hacer los padres es estar atentos a las “señales” que envía el niño e interpretarlas correctamente. El niño siente una necesidad fisiológica y tiene una limitación, no puede expresarla verbalmente porque todavía le falta adquirir algunas habilidades. Los padres tienen que aprender a interpretar a sus hijos y aprender sus propios códigos de comunicación.

– Parte del desarrollo natural de un individuo es aprender a utilizar sus miembros motores, con lo cual aunque el niño sienta la necesidad de orinar es probable que no sepa cómo bajarse la ropa solo y menos lograr subirse a un inodoro. Hay que ayudar al niño e irá aprendiendo cómo se hace, igual que aprendimos todos, solo que tal vez no lo recordamos.

– Ir al baño es algo natural y los niños así lo deben ir percibiendo, con lo cual es importante que los padres les muestren qué es un baño y para qué sirve. Lo anterior puede resultar algo absurdo, aunque en modo alguno lo es porque muchos padres no permiten que sus hijos pequeños les vean por ejemplo orinando. El ejemplo es una de las formas más efectivas de transmitir conocimientos a un niño.

– El adaptador de inodoros para niños es un elemento de gran utilidad, y les facilitará la tarea de poder hacer sus necesidades fisiológicas de forma cómoda. El adaptador de inodoros para niños es muy practico porque no hay que cambiar la tapa del sanitario, solo basta con colocarlo encima de éste y listo. Además, éstos adaptadores para inodoros vienen con diseños muy originales y divertidos, algo que estimulará al niño a sentarse en él.

– Si el niño asiste a un colegio o guardería en el cual se utilizan técnicas específicas para estimular el aprendizaje del control de esfínteres, igualmente los padres deben seguir estando muy atentos a sus hijos e ir supervisando su desarrollo. Recordemos que el primer centro de enseñanza al que asistimos es nuestra propia casa, y que nuestros primeros maestros son nuestros padres.

– Si ocurre algún accidente nunca hay que reaccionar mal ante los niños, todo debe ser tomado por parte de los padres como algo natural y es un arma de doble filo, con posibles consecuencias negativas para el niño, enojarse o gritarle porque no ha logrado controlar sus esfínteres. Si todavía al niño le cuesta realizar la tarea por sí solo, quizás solo sea que le falta práctica para lograr un mayor nivel de eficiencia en la tarea.

– Es muy importante que los padres no caigan en lugares comunes comparando a sus hijos con otros niños, ni con hermanos, ni con primos, ni con nadie; él es una persona y compararlo con otros puede ser muy perjudicial. Si otros niños de la familia o del entorno han logrado controlar sus esfínteres a edades más tempranas enhorabuena por ellos, cada niño es diferente y el control de esfínteres no es una competencia.

– Si bien no conviene que regañar al niño si ocurre algún incidente cuando lo llevan al baño, tampoco procede el elogio gratuito por la acción realizada. El niño debe entender que ir al baño es algo natural y no conviene ofrecer recompensas si lo logra, porque ahí se puede estar estimulado el “lo hago a cambio de algo”, y también pude resultar perjudicial para el niño. Precisamente, en dichas fases del desarrollo psicosexual del individuo es en dónde se detecta el surgimiento del egoísmo como característica en la personalidad de un individuo, y en modo alguno procede estimular el egoísmo.

– Hay niños que sienten miedo cuando se acciona el sistema de limpieza del inodoro, y ello les provoca incluso hasta cierto grado de ansiedad. Una parte de él, es decir su orina o materia fecal, desaparece en medio de un torbellino de agua ruidoso. Ante ello es conveniente que los padres, si detectan claro tales comportamientos o reacciones por parte de sus hijos, esperen unos momentos para activar el sistema de evacuación del inodoro. También de forma lúdica se puede enseñar al niño a que accione él mismo dicho sistema, siempre desde luego como algo natural y nunca con actitud controladora o agresiva.

– ¿Y si nos lavamos las manos? Una vez que el niño terminó de hacer sus necesidades en el baño, también es una buena oportunidad para que los padres le enseñen ciertas medidas de higiene personales básicas, como lavarse las manos luego de orinar o defecar. Es algo que incluso divierte a los niños y pude comprobar, a través de mi experiencia personal y profesional, que algunos pequeños con tan solo dos años de edad una vez que terminan de hacer sus necesidades van directos a lavabo para lavarse las manos. Por supuesto ello no es casualidad, recordemos que las casualidades no existen y solo hay causalidades, evidentemente tal comportamiento se debe a que los padres del niño le han enseñado a lavarse las manos una vez que terminan de hacer sus necesidades.

– Los niños también reclaman intimidad, y debemos dársela aunque sin dejar de supervisar lo que hacen en el baño. Muchos padres conocerán de primera mano las consecuencias de dejar a un niño pequeño solo en el baño de la casa, y sino que le pregunten a mi madre cuando con apenas tres años casi provoco una inundación. Es frecuente encontrar niños pequeños que aceptan que les bajen la ropa y les ayuden a sentarse en el inodoro, y también piden que les dejen solos para hacer sus necesidades. No es nada extraño enfrentarnos a ello, y conviene darles cierto grado de intimidad dejando la puerta del baño abierta y quedándonos fuera, atentos claro al desarrollo de los acontecimientos.

– Algunos niños comienzan a mostrar ciertos niveles de resistencia para ir al baño fuera de su casa, algo frecuente y que tiene varias lecturas. Por un lado encontramos el cambio de ámbito en el cual el niño realiza la acción, y por otro también podemos encontrar que no en todos los baños se dan las infraestructuras más cómodas par que un niño orine o defeque. En tal sentido, es muy grato detectar que en muchos lugares públicos, como centros comerciales y aeropuertos, han reparado en ello instalando por ejemplo orinales más bajos y pequeños para los niños en sus baños.

– Si el niño al cumplir sus cinco años de vida todavía no logra un efectivo control de esfínteres, procede consultar con un especialista. Como también si el niño presenta un alto grado de resistencia o dependencia para ir al baño solo, probablemente estén interviniendo otros factores a analizar y resolver.

Insisto nuevamente en que éste articulo, como cualquier afirmación realizada por mi parte en el desarrollo del mismo, no debe tomarse como una evaluación profesional por parte de los padres. Los padres deben tomar el control de esfínteres de sus hijos como parte de un proceso de desarrollo natural, al cual por cierto todos hemos estado expuestos. Ante cualquier duda o anomalía detectada por los padres en lo referente al control de esfínteres de sus hijos, procede consultar a un pediatra.

Fuentes:
  • Conocimientos derivados de mi formación profesional en Psicología Clínica.
  • Muchos años de observación y análisis del comportamiento infantil.
  • Gran cantidad de horas escuchando a padres sobre el control de esfínteres de sus hijos.