Científicos norteamericanos han descubierto que el contenido de agua del interior de la Luna es mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora.
Lo afirman tras una investigación que plantea la posibilidad de que en el corazón de la Luna hubiera agua cuando comenzó la formación de la Luna, hace unos 4.500 millones de años, y que probablemente se distribuyera por el interior lunar.
"Durante más de cuarenta años hemos pensado que la Luna estaba seca", señala Francis McCubbin, del Laboratorio de Geofísica de la Institución Carnegie (EEUU), y director de una nueva investigación que revela que la Luna puede tener más agua que lo que los científicos creían hasta ahora. Parece según cuenta el científico que "recientemente, unos investigadores detectaron agua en las muestras del Apolo". Entonces se dispusieron a estudiar "otras dos muestras del Apolo y un meteorito lunar utilizando tecnología de espectrometría, con la cual es posible detectar elementos en el orden de partes por millón".
De estas muestras sacaron unas "mediciones con los modelos que describen la cristalización de los materiales a medida que se enfrió la Luna", y llegaron a la conclusión de "que el contenido mínimo de agua oscilaba entre las 64 partes por 1.000 millones y las 5 partes por millón, lo que son al menos dos órdenes de magnitud más de lo calculado en resultados anteriores", explica el investigador.
¿Desde cuándo hay agua en la Luna?
La creencia más extendida sostiene que la Luna procede de un gigantesco impacto, un suceso en el que un objeto del tamaño de Marte chocó contra la Tierra. Los materiales expulsados se coaligaron y formaron el satélite. Con los datos de las muestras actuales, los científicos del Carnegie han determinado que probablemente el agua estuvo presente en el proceso de formación desde muy pronto, a medida que el magma ardiente comenzó a enfriarse y cristalizar. Los resultados implican el sorprendente dato que el agua es un elemento nativo de la Luna.
Los estudios anteriores que mostraban agua en la Luna se centraban en vidrios volcánicos. Estos investigadores analizaron y buscaron en rocas ricas en potasio, fósforo, uranio o torio, elementos raros o poco comunes en la Tierra y que entre los científicos se denominan rocas KREEP, que procede de las últimas fases de la cristalización. "Ya que el agua no es soluble en los principales silicatos que se cristalizaron, creemos que se debería haber concentrado en el KREEP", explica el coautor Andrew Steele. "Por eso lo hemos elegido como objeto de análisis".
Los científicos estudiaron específicamente el hidroxilo (OH), un compuesto con un átomo de oxígeno ligado a un hidrógeno, en la apatita, el único mineral que presenta agua de todo el conjunto. Tras los análisis iniciales, se fijaron entonces en la otra muestra del Apolo y en el meteorito lunar, para determinar si hay agua en el interior de la Luna comprobando que "esta prueba -afirmaba- el contenido de OH en la apatita lunar", subraya el científico Bradley Jolliff, especialista en investigación lunar de la Universidad de Washington en Saint Louis. "Las concentraciones son muy bajas y, como corresponde, hasta ahora había sido casi imposible detectarlas. Ahora, por fin, podemos empezar a plantear las implicaciones, y el origen, de la presencia de agua en el interior de la Luna".
Fuente: GEO