El corazón roto de una muñeca

Publicado el 29 marzo 2019 por Carlosgu82

Y no sé qué se supone que quieren que hagas cuando el corazón roto está y afuera cae la lluvia intensamente. Escucho claramente desde la ventana de mi habitación el sonido de las gotas cálidas y frías a la vez, veo corriendo a parejas enamoradas demostrándose su amor cada vez que sus labios se funden en un beso bajo la lluvia fría, la alegría de los niños revoloteando entre los charcos antes de que sus madres los recojan dentro de sus casas porque pueden tomar un gran resfriado. Ahí seguía yo, cerca de la ventana, meditando las figuras hermosas de los edificios azules cristalinos que resaltaban entre todos los demás de esta ciudad hermosa y a la vez pensaba en ti, en mí ¿Qué había hecho yo para que te comportaras de esa manera conmigo? ¿Q acaso di poco amor? ¿Acaso después de todo te diste cuenta de que no era lo suficientemente bonita para ti?, acaso los besos en la frente, los abrazos por la espalda, los mensajes de buenos días, ¿cómo amaneció la niña más Linda? Me avisas cuando llegues o te extraño, ¿solo eran palabras? Y ya sabemos que las palabras el viento se las lleva, a menos que el viento corra a tu favor. Pero aún seguía yo, en esa ventana fría con la mirada perdida y la mente loca porque te había recordado una vez más, dicen que una mente ocupada a nadie extraña pero como lograba yo eso. Entonces se vinieron, sí, entonces llegaron esas ganas inmensas de escribirte un té extraño, de mandar al demonio ese orgullo que venía manejando desde hace tiempo. Y lo hice te envié ese mensaje que yo había estado esperando desde mucho tiempo atrás pero nunca llego y por la respuesta creo que nunca llegara. Así es, me mandaste literalmente al demonio, fueron las palabras más cobardes y dolorosas que haya escuchado y leído alguna vez. Y no sé si me dolieron tanto por su significado o porque eras tú el que las escribió, ciertamente eso era, eras tú el chavo que me enloqueció con su mirada coqueta, sus manos grandes y varoniles, sus palabras perfectas. Pero tengo que dejarte ir, tengo que aprender a vivir sin ti, tengo que quererme más y dejar de quererte tanto, tengo que vivir ¡por dios! Tengo que hacerlo, pero antes de todo esto, esta última noche tendré que disfrutar de mi dolor no por masoquista, sino porque pocas veces las personas de este mundo tienen el privilegio de sufrir tanto a causa de eso a lo que llaman amor y eso merece ser disfrutado al menos por una noche, esta noche bailo con mi dolor y me reiré de este corazón estrujado, así me daré cuenta de que tengo el cuerpo de muñeca quebrantado y el corazón indestructible.