Seguramente todos intuímos el valor de las emociones en nuestra vida. De alguna manera, ellas modulan nuestros pensamientos y decisiones y, sin duda, afectan a nuestra salud! Cualquier persona, a día de hoy, lo podría afirmar. El proceso que sigue cualquier humano es siempre pensar, sentir y hacer. No obstante, sin entrar en la dualidad mente-corazón, deberíamos admitir que ambos -corazón y mente- están interconectados y se afectan mutuamente.
Pero la experiencia nos dice que el corazón juega un papel decisivo en nuestra vida. Así, las emociones positivas y negativas nos afectan directamente en nuestras decisiones y en nuestra manera de vivir la vida. Las emociones negativas, como el miedo o el sufrimiento, nos hacen sentir mal, invitando a nuestra mente a mirar lo que nos rodea y ver en ello solo lo malo. Y, al contrario, cuando sentimos una emoción positiva, todo lo que pensamos y hacemos tiene un tono favorable! De todas maneras, deberemos admitir que cualquier emoción es humana, tanto la positiva como la negativa, tanto la que nos expande, como la que nos bloquea… no podemos despreciar ninguna de ellas! Quizás tan solo podemos dilatar las positivas y, por el contrario, contraer las negativas que nos afectan! Y una manera de hacerlo es abstrayéndonos de lo que nos rodea y concentrarnos en lo que sentimos en nuestro interior y sea positivo. Así, rememorando personas, situaciones y circunstancias positivas, provocamos las emociones del mismo sentido.
Pero la verdad es que el ser humano no siempre puede o sabe enfocarse en lo positivo. Muchas veces esto se debe a su propia creencia interna y normalmente inconsciente, que le lanza hacia lo negativo, haciendo de ésto una actitud en la vida! ¿Cuántas veces te has sentido víctima de tu propia vida y de las crcunstancias que te rodean? ¿Cómo han afectado en tí estos comentarios y actitudes de los demás, que te hacían sentir mal y que evocaban solo tus imperfecciones o tus carencias? ¿No puede todo esto privarte de pensar en positivo, cuando las circunstancias te alteran? Muchos de nosotros hemos padecido la influencia desde niños de personas que, aún diciéndonos que nos querían, no hacían más que proyectar sus dudas e incertidumbres sobre nuestra frágil mente infantil y vulnerable! Y, día a día, sembraron en ella esas creencias limitativas que fabricaron una personalidad pequeña, débil y limitada!
“Tal como eres, no te querrá nadie en tu vida“, “Cuidado, no te metas en problemas, porque no sabrás salir de ellos” o, simplemente, una falta de atención y de cariño de quien afirma quererte, son el caldo de cultivo que deja huella en la mente, haciendo difícil sentir esas emociones positivas! Y, ante cualquier situación, la mente rescata esas emociones negativas basadas en esas tóxicas creencias inculcadas y nos hace enfocarnos en lo negativo de la vida o, como mínimo, nos hace dudar ante cualquier decisión! Pero, cuando uno es consciente de ello y es capaz de -a pesar de los pesares- sobreponerse a la situación y concentrarse solo en lo positivo del momento -obviando el pasado y la experiencia donde se forjaron las creencias negativas-, uno se siente libre y es capaz de actuar a partir de la emoción que siente interiormente, justo en ese momento!
Así, como decía, el corazón es parte importante de nuestra vida, pues de sus emociones depende nuestra actitud y nuestros pensamientos. Muchas veces deberíamos cuestionarnos por qué en nuestra vida se repiten patrones negativos y limitantes, que nos impiden ser positivos y aceptar situaciones que el corazón nos dicen que son beneficiosas para nosotros! Y ni que decir tiene que esos patrones son llamados desde el fondo de nuestra mente, donde guardamos toda esa negatividad que envuelve a nuestros actos y actitudes! Al proceso de limpiarlos se le llama “deseducarse” y no consiste en más que ser capaces de limpiar nuestra mente y nuestro corazón de todo aquello que nos impide ser felices, aprovechando las oportunidades que nos brinda la vida! Al fin y al cabo, robar no te hace ladrón, ni sufrir, un sufridor… de por vida! De hecho, la vida es el equilibrio y la equidistancia entre la mente y el corazón, algo que algunos llamamos Alma…
Seguirá…
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