El corral del carbón

Por Los Viajes De Milu Miguel Y Lucía @losviajesdemilu

Este edificio se sitúa en la ciudad de Granada, en la calle Mariana Pineda, paralela a Reyes Católicos y a la que se accede por la calle peatonal llamada Puente del Carbón. En la época de su construcción, esta zona comprendía la Medina o núcleo principal de la ciudad, junto al floreciente centro de comercio que constituía la , separadas por el río Darro, pero comunicados a través del Puente Nuevo o al-Qantara al-Yadida .

Sólo los principales centros urbanos del reino nazarí tenían centros estables de comercio urbanos como en Málaga, Almería (al-Mariya) y Vélez-Málaga o la propia Granada. Estos centros se desarrollaban en los alrededores de la mezquita mayor (emplazada en el lugar que hoy ocupa la Catedral de Granada, como es este caso). Mientras que los artículos de lujo eran vendidos en la Alcaicería, el resto de mercancías lo hacían en tiendas, agrupadas normalmente en calles según el género, o bien en mercadillos ambulantes. Los vendedores, bien fuesen mercaderes, productores o propietarios, al llegar a la ciudad podían depositar sus productos en la alhóndiga. Estas alhóndigas eran edificios públicos destinados a albergar a los comerciantes y sus productos, así como a guardar cereales provenientes del campo para ser subastados. Poco ha llegado hasta nuestros días, por lo que este edificio, Alhóndiga Nueva o Corral del Carbón como fue llamada por los cristianos (al-funduq en la Granada nazarí), tiene un gran valor histórico, ejemplo único que se conserva en la península.

En estos establecimientos había un encargado, fundaqair, que en castellano había recibido el nombre de alhondiguero, que se ocupaban de abrir y cerrar las puertas de las alhóndigas, proporcionaban a sus huéspedes candiles, acetres o pequeños calderos para sacar agua de la fuente, y mantas y esteras para dormir. En las alhóndigas de Fez del siglo XVI, normalmente las mujeres viudas eran las que se ocupaban de la limpieza y ellas mismas cocinaban los alimentos que previamente los clientes habían comprado, pues las alhóndigas no ofrecían comida.

Otro servicio que se ofrecía a los alrededores de las alhóndigas era la prostitución femenina, abundante en la ciudad y que se solía ejercer en casas cercanas. Las prostitutas o jaraiyyas pagaban una contribución al fisco por ejercer su oficio, el al-jaray, por ello los burdeles eran conocidos como dar-al-jaray.

Las alhóndigas podían pertenecer al estado por lo que su gestión dependía normalmente del tesoro público o de los wakf (arrendamiento) o a particulares. En el caso de la Alhóndiga Nueva, pertenecía a las esposas de los reyes nazaríes y posteriormente a los Reyes Católicos, quienes mantuvieron el cobro de los mismos derechos sobre los productos contratados en ella. Tal vez a este origen regio se debe su excepcional tamaño y riqueza decorativa de la portada, que constituye lo más monumental del edificio.

La magnífica portada, enmarcada por pilares de ladrillo, esta formada por dos cuerpos. El inferior que lo constituye un gran arco de herradura apuntado también de ladrillo, angrelado en su intradós -parte interior del arco- y con labor de ataurique en las albanegas. Encima un friso con inscripción cúfica de alabanza a Allah, que dice "Dios es único, Dios es sólo; no engendró ni ha sido engendrado, ni tiene compañero alguno". Sobre esta inscripción un dintel de ladrillo adovelado da paso al segundo cuerpo, formado por ajimez -ventana doble- en el centro y arquillos ciegos a ambos lados, con yeserías decoradas con motivos de paños de sebka, según disposición frecuente en edificios mamelucos de El Cairo. La portada esta rematada por un gran alero sostenido por canes de madera que protegería con su vuelo las labores, seguramente policromadas, del estuco. A través del zaguán, con bóveda de , que también estarían pintados, y ventanas geminadas sobre el dintel de la puerta, que ventila y da luz a una habitación de la segunda planta que seguramente estaría destinada al guardián de la alhóndiga.