Es Sevilla una ciudad muy prolífica en cuanto a la creación de corrales de vecinos. Son múltiples los ejemplos que nos han sido legados en nuestros días y conservados para su uso y disfrute de los sevillanos. Ya en estas páginas hemos hablado en otras ocasiones del Corral del Coliseo o del Corral del Conde como ejemplos del corral sevillano donde los vecinos formaban una comunidad allá por los siglos XVIII y XIX.
Sin embargo, quizá sea Triana el barrio que más ejemplos de corrales vecinales desarrolló y que, afortunadamente, también supo conservar, adecentar y hacerlos habitables y visitables. Tenemos los ejemplos del Patio o Corral de las Flores en la calle Castilla; del Corral de la Encarnación en Pagés del Corro, a pocos pasos del corral al que nos referimos en el día de hoy; o del corral que recibe el sugerente nombre de la Cerca Hermosa.
A estos corrales se une el Corral Herrera que podemos admirar en el 111 de Pagés del Corro, junto al colegio José María del Campo, siendo el más moderno de todos los mencionados.
El Corral Herrera, que actualmente es de propiedad privada, fue construido en 1909 para dar cobijo a 15 familias y más de cien personas. Fue adquirido en 1986 y posteriormente restaurado en 1995, tal como indica un gran azulejo en la entrada, por sus propietarios Don Antonio Jiménez Ligero y Doña Paquita Ligero Gil.
El corral está totalmente restaurado y adaptado para domicilio con todas las comodidades del mundo actual. El centro del corral está dominado con un estrecho patio de luz decorado a la manera sevillana con cerámicas, macetas, candiles de forja, carteles de fiestas populares y dos retablos cerámicos que dan protección divina a los vecinos, se traba de Santa Rosa de Lima en la planta baja y Nuestro Señor del Gran Poder en la planta superior.
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