Esta prestigiosa compañía de expertos graciosamente denominada tiene sus orígenes durante el reinado de San Luis de Francia, era la responsable de la cata y del control de los vinos franceses, creada para evitar el fraude. El retorno de la historia, quién lo diría…
Y es que la cata es como el fútbol, en el que todo el que puede jugar a él, lo hace. En el Dictionnaire Amoureux du vin (Éd Plon) así lo deja escrito Bernard Pivot, “todo el mundo, incluso los defraudadores”. La falsificación y el fraude del vino, era uno de los procedimientos fraudulentos más usuales en el siglo XIX, bien con su azucarado (Chaptalización) o con la adición de alcohol, usos y abusos que se remontan de más antiguo cuando al vino se le añadían colorantes diversos. Las técnicas fueron perfeccionándose a lo largo del tiempo, hasta hoy en día en que más del 20% del comercio internacional del vino es fraudulento de acuerdo con los últimos datos aportados por los organismos anti-fraude.
El desarrollo del comercio del vino y el fraude
Antiguamente y, con el objeto de evitar la proliferación del fraude en el mundo vitícola, se crearon corporaciones de profesionales competentes, era la época de los catavinos (tastevin) (de la tasa de cata), con la que se determinaba y juzgaba si el vino era legal y comercializable, es decir, no fraudulento, asegurando la calidad en origen.
Ya presentes en Roma, se denominaban corraterii, a modo de corredores intermediarios, cuyo origen era galo, tras la caída del imperio romano de occidente, en que la viña reaparece en el campo francés, elaborando vinos con especificidades propias. Paralelamente, el comercio del vino se desarrolla con barricas viajeras, lo cuál acentuó la tentación del fraude por parte de los comerciantes.
Una profesión que data del siglo XIII
El poder de la realeza se intensificó con la moralización de las prácticas vitícolas, de tal modo que así controlaba a la vez financiera y gustativamente a la población, los vinos llegaban de toda Francia a París, el núcleo central de su consumo. Y es en este contexto, durante el reinado de Luis IX (San Luis) – 1214-1270, en el que el preboste de París, Étienne Boileau, edita el primer texto de codificación de los usos, costumbres y del corretaje de los vinos.
No obstante, el primer acto fundacional oficial de la “Compagnie des courtiers jurés piqueurs de vins de París” mediante una ordenanza de Carlos IV el Hermoso, en marzo de 1322, en la que se establecen los estatutos y se nombran los expertos como los courtiers de vins, la aduana del puerto, los bodegueros y los jurés courtiers de vins. Sus funciones eran las de servir de intermediarios entre los vendedores y compradores de bebidas, degustarlas e indicar el origen del vino y su calidad. Eran los expertos en casos de denuncias y el primer filtro contra el fraude, catando, juzgando y evaluando los vinos antes de su comercialización y venta.
Una profesión que desapareció en 1791 en plena revolución francesa, estableciéndose nuevamente en 1813 en que Napoleón firmó un decreto de restauración de la Compagnie des courtiers-gourmets piqueurs de vins de París. En el texto se estipula que el número de expertos no podía exceder de cincuenta, debiendo prestar juramento ante el tribunal de comercio de París. Disposiciones todavía en vigor a día de hoy, que en 1952 es reconocida como estructura de utilidad pública. Actualmente, el objetivo de la compañía sigue siendo el mismo: evitar el fraude y promover los viñedos de calidad reconocida, pero desconocidos por el público general. Cada dos años presenta una denominación y analiza sus vinos detalladamente, con el objeto de premiar a los mejores.
Enlaces relacionados :
- Compagnie des Courtiers Jurés-Experts Piqueurs de Vins de Paris – Compagnie des Courtiers Jurés-Experts Piqueurs de Vins de París (courtiersenvinsdeparis.org)
- https:// fr . wikipedia . org / wiki / Courtier piqueur juré
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