El corte de pelo de Kim Jong-un funciona como reclamo publicitario gracias a la polémica.

Publicado el 27 abril 2014 por Patricia De La Calle Calle @street_street
Imagino que todos habréis oído hablar de Kim Jong-un, el líder Supremo de Corea del Norte. Un líder muy peculiar y muy criticado por sus decisiones políticas, militares y por las violaciones de los derechos humanos que tienen lugar y han tenido lugar en el país bajo su mandato y el de su predecesor. Un personaje considerado como un dictador capaz de sembrar un gran terror.

Desafortunadamente, sus crímenes no causan la misma movilidad que otros detalles de mucha menos importancia. Hablo de otra peculiaridad por la cual este líder se ha hecho incluso más popular a nivel mundial: por el reciente rumor de la publicación de una ley relacionada a su corte de pelo.

Se supone que la ley dictaba que todos los universitarios varones deberían cortarse el pelo de la misma forma que este líder (un corte bastante ridículo). Una noticia que sobrevoló los medios de información y generó una gran polémica pero que no ha sido probada.

Si que es cierto que en el país se ponen limitaciones tanto a hombres como a mujeres en las opciones de corte de pelo, teniendo solo entre varias opciones para elegir. De hecho, hace varios años se lanzó una campaña que decía que el pelo largo en los hombres dificultaba la actividad cerebral para fomentar que los norcoreanos mantuvieran el pelo corto como "estilo socialista".


Un peluquero londinese de nombre Nabbach prestó atención a todo el tráfico de comentarios que esta situación causaba y decidió utilizarlo para promover su negocio. De esta forma, colocó un cartel con la foto de Kim Jong-un acompañada del mensaje: "¿Un mal corte de pelo? 15% de descuento en todos los cortes durante el mes de abril (martes-jueves)"
La cosa no se quedo ahí, ya que recibió la visita de representantes de la embajada de Corea del Norte quienes calificaron el cartel de "irrespetuoso". El cartel fue retirado pero era demasiado tarde pues varios londinenses e ingleses se habían dado cuenta del asunto y apoyaron al peluquero para que lo volviese a colocar en señal de democracia.

Gracias a esta pequeña gran tontería, el negocio de Nabbach se ha ganado no solo muchos defensores del país sino también una gran cantidad de publicidad gratuita que hará que gente vaya a su peluquería solo para comentar este hecho.