El abajaruco (Merops apiaster) es un ave inconfundible ya que tiene un plumaje muy coloreado y brillante. El naturalista británico Edward Wright publicó un articulo en 1890 sobre esta especie y llegó a la conclusión de que el plumaje de los abejarucos tenía todos los colores salvo el rojo, pero esta ausencia la compensaban en el iris, que en los adultos estaba teñido de un imponente rojo sangre.
Tal como indica su nombre, los abejarucos se alimentan principalmente de abejas y otros himenópteros, pero también capturan otros insectos, sobre todo mariposas y libélulas que capturan en vuelo, aunque tampoco desaprovechan la oportunidad de cazar algunos saltamontes y escarabajos directamente en el suelo.
Los abejarucos pasan el invierno en África y regresan en abril a sus colonias de cría, que en la Península ibérica se localizan prácticamente por todo el centro y el sur, estando ausentes en la franja norte, Pirineos y casi toda Galicia.
Poco después de llegar, los abejarucos comienzan a construir sus nidos o a reparar los nidos antiguos de la temporada anterior. Estos se ubican en taludes arcillosos en los que los dos miembros de la pareja escavan una galería con el pico y las patas que puede medir más de medio metro de longitud. En algunas ocasiones, si esos taludes escasean, pueden construirlos directamente en el suelo. Al final de la galería, los padres construyen una cámara más ancha depositarán los huevos y criaran a los pollos.
Durante el cortejo y la incubación, los machos ofrecen gran cantidad de presas a las hembras, normalmente aquellas más grandes y sabrosas. Este tipo de ofrendas son una importante fuente de información para ellas ya que son un buen indicador de la calidad del macho. Un macho que sea capaz de suministrar gran cantidad de presas sin duda será un buen padre para sus hijos.
La mayoría de las parejas suelen realizar la puesta entre mediados de mayo y principios de junio, por lo que nuestra visita fue un poco tardía para observar el cortejo y las cópulas. A pesar de que muchas de las parejas ya estaban incubando, todavía llegamos a tiempo para ver las paradas nupciales de las más rezagadas.
Cuando estas últimas parejas completen la puesta, que estará formada por entre 4 y 7 huevos la colonia se dará una pequeña tregua de unas 3 semanas hasta que nazcan los pollos. En ese momento volverá el frenesí a la colonia y los incesantes viajes de los adultos para alimentar a los pollos, que al cabo de un mes de la eclosión ya estarán listos para abandonar el nido.
A continuación os dejo un vídeo con algunas de las escenas que tuvimos la suerte de disfrutar en el día de ayer
Para terminar, quisiera agradecer de nuevo la amabilidad de Miguel por invitarnos y acompañarnos en este día. Si queréis disfrutar de esta experiencia no dudéis en poneros en contacto con él a través de su página web.
NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor