Ernesto Carmona.- El
desastre nuclear en Japón y la decisión alemana de abandonarla para
siempre terminaron por matar el cuento de hadas de la energía atómica
“limpia y segura”. Esta fue la octava historia periodística más ocultada
en 2010-2011 por el Proyecto Censurado de California, que sacó a la luz
reportajes y notas publicadas por medios independientes y esfuerzos de
agrupaciones anti-nucleares que fueron ignorados por la gran prensa
corporativa de Estados Unidos.
La
energía atómica presenta una amenaza a la humanidad de proporciones sin
precedentes: Es capaz de inducir accidentes catastróficos que pueden
matar a cientos de miles de personas, con subproductos tóxicos que
perduran por milenios. Llamarla energía “limpia” es una afrenta a la
ciencia, al sentido común y a la lengua misma, pero los promotores que
tiene la industria, dentro y fuera del gobierno, intentan establecer un
nuevo “estándar de energía limpia” para promover la energía atómica.
Estas ofertas surgen de tres ideas falsas fundamentales: 1) que los
agentes contaminantes, con excepción del dióxido de carbono, son
irrelevantes al definir una “energía limpia”; 2) que la radiación es
invisible e inodora; no es un agente contaminador tóxico; y 3) que la
energía atómica es carbono-libre. Todos estos argumentos son falaces.
En
su informe más reciente, divulgado en 2005, la Academia Nacional de
Ciencias de Estados Unidos determinó que no existe ningún nivel seguro
de exposición a la radiación. Cada exposición a la radiación aumenta el
riesgo de cáncer, de defectos de nacimiento y de otras enfermedades. La
Comisión Reguladora Nuclear (NCR, por su sigla en ingles) de Estados
Unidos acepta la hipótesis lineal (LNT) que es un modelo conservador
para estimar los riesgos de la radiación, al establecer que ningún
aumento de las dosis de radiación, no importa cuan pequeño sea, da lugar
a un aumento ampliado del riesgo.
La
permisividad de las autoridades estadounidenses frente al negocio de la
energía nuclear podría explicarse por los fuentes aportes de las
corporaciones atómicas a las campañas electorales, como se estila en
Estados Unidos para llevar adelante negocios regulados por el Estado
federal o estadal, o cuyo consumidor final es el mismo gobierno que paga
con los impuestos de los contribuyentes, como en el caso de las
cárceles privadas para inmigrantes, en su mayoría mexicanos.
La
organización Información Nuclear y Recursos de Servicios (NIRS, por su
sigla en inglés) difundió que, durante los últimos 10 años, el poder de
la industria nuclear ha gastado más de 650 millones de dólares en lobby,
contribuciones a campañas electorales y publicidad en los medios, en un
esfuerzo persistente por imponer el "renacimiento nuclear".
"Una
de las metas fundamentales de la industria ha sido convencer a los
congresistas y a los medios que la energía atómica es de alguna manera
energía “limpia”, porque los reactores nucleares emiten poco dióxido de
carbono a la atmósfera”, indicó NIRS. “Pero esto desatiende la aparición
de otros agentes contaminadores cancerígenos arrojados al aire y al
agua por las instalaciones nucleares. Desafortunadamente, a menudo logra
cierto éxito el dinero gastado en campañas de cabildeo".
“Nadie
confundiría nunca la energía atómica con “limpia”, aunque la radiación
tóxica emitida a diario por cada reactor nuclear y otras instalaciones
nucleares comerciales tuviera el color y la textura del petróleo u
oliera como el gas natural, o pareciera hollín negro”, precisó NIRS.
El
dióxido de carbono, que no es el único contaminante del planeta,
definitivamente es la causa principal del cambio de clima global. Pero
todos los estándares de “energía limpia” ignoran a la energía atómica.
La propaganda pro-atómica hace del dióxido de carbono el único agente
contaminador que afecta a la salud, la seguridad de la gente y del
planeta, reclaman quienes luchan contra la amenaza atómica.
Las
instalaciones de energía atómica liberan una variedad de radionúclidos
cancerígenos, incluyendo el tritio, estroncio-90, cesio-137,
plutonio-239 y docenas de otros más. Los reactores nucleares también
sueltan otras toxinas en el aire y agua. Mientras la energía atómica
apenas califica como tecnología “con poco carbono” (aunque no está libre
de carbono), la presencia y liberación al ambiente de estos otros
agentes contaminadores, descalifica claramente la energía atómica como
“limpia”, en cualquier sentido del término. Y esto, sin mencionar los
peligrosos y descuidados desechos radioactivos que genera y acumula cada
instalación nuclear,
Muchos “Estándares de
Energía Limpia” también incluirían al carbón en su lista, ignorando el
hecho de que el carbono ardiente (incluso si esa molécula ardiendo
pudiera ser capturada, algo que de ninguna manera está claro) también
libera mercurio en el ambiente, crea ceniza tóxica de carbono y exige
cada vez más devastadoras y enormes explotaciones mineras que destruyen
montañas y “grandes porciones de nuestra hermosa nación”, precisó NIRS.[ARGENPRESS.info]
Fuentes:
-
“Nuclear Energy Is Dirty Energy (and Does Not Fit Into a “Clean Energy
Standard.” Michael Mariotte, Nuclear Information and Resource Service.
January 2011.
http://www.nirs.org/factsheets/nuclearenergyisdirtyenergy.pdf
-
“Nuclear Reactor Crisis in Japan FAQs.” Union of Concerned Scientists.
Posted: April 7, 2011 + updates.
http://www.ucsusa.org/nuclear_power/nuclear_power_risk/safety/nuclear-reactor-crisis-faq.html
- “Radiation Exposure and Cancer.” U.S.
Nuclear Regulatory Commission, Posted. Oct. 20, 2010.
http://www.nrc.gov/about-nrc/radiation/health-effects/rad-exposure-cancer.html
- Proyecto Censurado
http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/the-fairytale-of-clean-and-safe-nuclear-power%E2%80%A8/
Student Researcher: Aaron Peacock, San Francisco State University
Faculty Evaluator: Kenn Burrows, San Francisco State University