“EL CUENTO DE LA CRIADA” de Margaret Atwood, ¿ciencia ficción o presagios de futuro?

“Me gustaría creer que esto no es más que un cuento que estoy contando. Necesito creerlo. Debo creerlo. Los que pueden creer que estas historias son sólo cuentos tienen mejores Posibilidades.
Si esto es un cuento que yo estoy contando, entonces puedo decidir el final. Habrá un final para este cuento, y luego vendrá la vida real. Puedo decidir dónde dejarlo.Esto no es un cuento que estoy contando.También es un cuento que estoy contando, en mi imaginación, sobre la marcha.Contando, más que escribiendo, porque no tengo con qué escribir y, de todos modos, escribir está prohibido.
Pero si es un cuento, aunque sólo sea en mi imaginación tengo que contárselo a alguien. Nadie se cuenta un cuento a sí mismo. Siempre hay otra persona"Había una vez un planeta devastado y tan contaminado que ve reducido a niveles ínfimos su tasa de natalidad, y unos políticos teócratas que, amparándose en un ataque terrorista islámico, deciden asestar un golpe de estado a los EEUU y crear en su lugar la nueva República de Gilead.
Una República que supone un retroceso de varios siglos, propiciando una sociedad donde solo los hombres tienen voz y voto, donde las mujeres fértiles son capturadas y pasan a ser las criadas de altos cargos del Gobierno, con el único fin de dar hijos a la República. Deben vestir de rojo, con toca blanca de uso obligado, para que se las distinga bien, para que todo el mundo sepa que son ellas las encargadas de procrear, no por devoción sino por obligación.

Le dispararon al presidente, ametrallaron el Congreso, y el ejército declaró el estado de emergencia. En aquel momento culparon a los fanáticos islámicos. Fue entonces cuando suspendieron la Constitución. Dijeron que sería algo transitorio. Ni siquiera había disturbios callejeros. Los periódicos fueron sometidos a censura y algunos quedaron clausurados, según dijeron por razones de seguridad. Dijeron que se celebrarían nuevas elecciones, pero que llevaría algún tiempo prepararlas. 

Y una criada llamada Defred que en primera persona nos irá contando como era su vida antes de ser separada de su marido y su hija y como es su vida ahora en la casa que le ha sido asignada, siendo violada cada mes por el Comandante Fred en presencia de su Esposa Serena Joy durante "La Ceremonia", para intentar darles el hijo que ellos no pueden tener.

El tiempo es una trampa en la que estoy cogida. Debo olvidarme de mi nombre secreto y del camino de retorno. Ahora mi nombre es Defred, y aquí es donde vivo.Vive el presente, saca el mayor partido de él, es todo lo que tienes.Tiempo para hacer el inventario.Tengo treinta y tres años y el pelo castaño. Mido uno setenta descalza. Tengo dificultades para recordar el aspecto que tenía. Somos matrices dé dos piernas, eso es todo pero tengo ovarios sanos. Me queda una posibilidad.

Cada dos años pueden cambiar de casa, con un máximo de tres oportunidades. Si después de tres casas no han producido ningún hijo serán ejecutadas o enviadas a las temidas Colonias a limpiar residuos radiactivos, donde van directamente las “No mujeres” (las no fértiles), a esperar la muerte.

Las infames Colonias están compuestas por poblaciones flotantes utilizadas principalmente como equipos prescindibles de eliminación de sustancias tóxicas, aunque la que tiene suerte puede ser asignada a tareas menos peligrosas, como la recolección del algodón o la cosecha de la fruta.

Aunque también hay mujeres relegadas a las labores del hogar (las Martas) y las Tías, encargadas de entrenar y comer el coco a las criadas.
¿Conseguirá Defred quedarse embarazada y evitar ser enviada a Las Colonias? ¿Volverá a ver a su marido y a su pequeña hija Hannah?Margaret Atwood es una escritora canadiense (Otawa, 1939)
Inició su carrera literaria componiendo poesía, luego comenzó a escribir relatos, y novelas. Es famosa por haber escrito novelas comprometidas en defensa de los derechos de las mujeres.
Su obra más conocida es "El cuento de la criada" (1985), novela con la que recibió premios como el Arthur C. Clark o el Los Ángeles Prize.
Otros galardones recibidos a lo largo de su carrera han sido el Booker, el Governor General y el Príncipe de Asturias de las Letras, que le fue otorgado en el año 2008.
¿No os pasa a veces que de repente no haces más que oír hablar de una misma novela, por todas partes, y en boca de todos?
Es algo habitual, generalmente suelen ocurrirme con los bestsellers de moda, esos que casi nunca me apetece leer, ni leo.  Esta vez ha coincidido con la emisión de la serie por HBO y la reedición, por esas mismas fechas y a manos de la editorial Salamandra, de la novela escrita por Maragret Attwood hace ya 32 años.
Antes de contaros mis impresiones sobre esta obra, deciros que me parece curioso que a esta escritora canadiense pudiera ocurrírsele algo así en aquella época. Un argumento escrito en 1985 en forma de una fantasiosa distopia futurista,  pero en el que encontramos numerosos detalles que podemos ver hoy en día en forma de realidad tangible en distintas partes del mundo: mujeres sometidas a los hombres y utilizadas como objetos, sin derechos, vigiladas constantemente, vientres de alquiler, gestaciones subrogadas, bebés robados, extremismo religioso, ataque terrorista islámico… ¿os suena?
Sabéis que además de lectora, también soy una seriéfila empedernida y cuando empecé a escuchar críticas casi todas buenas sobre la serie de televisión “The Handmaid's Tale”, no me pude resistir y empecé a verla. Me gustó, me enganchó desde el primer capítulo de tal forma que cuando había visto tres o cuatro episodios decidí parar y empezar a leer la novela, pensando retomar la serie después creyendo que así me enteraría de más cosas, como suele ser habitual. Pero no, en contra de lo que cabría esperar, la serie te aporta mas detalles (sacados de no sé donde) que el libro, cuenta más, llega más lejos y no sigue el argumento al pie de la letra. Es decir, algunas cosas son distintas. En general eso es algo que no suele gustarme, prefiero que guión y argumento se ajusten lo más posible, pero en este caso no me ha importado demasiado. Además me tranquiliza saber que la autora participó en la elaboración del guión, aunque al mismo tiempo me extraña un poco, ya que teniendo en cuenta las cuatrocientas páginas que tiene el libro, la serie utiliza trescientas en tan sólo tres capítulos. Por ejemplo, en el libro Serena Joy siempre va acompañada de su bastón y se habla a menudo de sus manos artríticas, cosa que no sucede en la serie, aunque realmente estos son detalles banales en el conjunto de la trama. Pero la serie profundiza más en los personajes y en sus historias (Moira, Janine, Emily, Serena Joy…) y cuenta más cosas sobre el destino de su hija  Hannah y su marido después de ser capturados. Por eso es muy importante leer el libro primero, si es que tienes pensado hacerlo.
Algo que me impactó bastante y que me gustaría comentaros es cuando, después del golpe de estado, el gobierno prohíbe trabajar a las mujeres y les arrebata sus cuentas bancarias dándoselas a los maridos. Al propio marido de la protagonista no parece importarle demasiado, no se rebela, es como que lo acepta gustosamente y tan solo le sale decir “No te preocupes, yo cuidaré de ti”. Me dejó fría, helada…
Margaret Attwood utiliza el flashback para describir el pasado y el presente de Defred (Offred en inglés) y sus propias reflexiones y pensamientos en voz alta hacia el lector y espectador.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Como ya habréis podido deducir, sí, tanto la novela como la serie me han gustado mucho. Más el libro, eso sí, pero con las ventajas de la serie que os he contado antes.
Ya sabéis que me encantan las distopias, aunque no suelo atreverme a recomendarlas con demasiada efusión, pero en este caso sí se la recomiendo a todo el mundo. Sin duda tenéis que leer primero el libro y después si os apetece ver la serie. Porque ya una vez se tenga claro hasta donde llegó y quiso contarnos Margaret Attwood, no importa tanto la infidelidad entre argumento y guión, y hasta puede que guste la disparidad (a mí me gustó), saber algo más de algunos personajes y de cómo termina la trama.
Y esto es todo. Colorín colorado . . . este cuento se ha acabado, pero no olvidéis que, como la propia autora nos decía en el prólogo de la última edición de su novela:

“En determinadas circunstancias puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”