El cuento del rechazo hacia la desinformación

Publicado el 07 agosto 2017 por Carmoran @ensayistica

Para la entrada de esta semana voy a ser muy breve, porque noto una tendencia en esta nuestra era de la tecnología que me está inflando un poco las narices. Una de las razones por las que un buen puñado de personas cambiaron los medios convencionales de información (televisión, prensa escrita) por la información que la red les proporcionaba, fue porque se empezó a conocer a los mass-media como los medios de desinformación; esto es, noticias manipuladas o directamente inventadas, falseamiento de datos, omisión de detalles... Claro, con este panorama lo que te esperas es que la gente proteste, porque se supone que a la gente no le gusta que le cuenten mentiras. Bueno, esto es un sí y un no a la vez. Sí, porque a nadie le gusta que se distorsione la verdad, y no, porque hay un porcentaje sorprendentemente alto de personas que están dispuestas a pasar por alto el filtro verdad-mentira si la noticia en cuestión les da la razón o no en según qué temas. Para evitar más ambigüedades, voy a poner un ejemplo muy sencillo: vamos a imaginar que yo soy una firme defensora de los libros físicos frente a los digitales. Imaginemos ahora que la tele repite machaconamente que los lectores de libros digitales son más inteligentes que los lectores de papel porque un estudio de una universidad muy prestigiosa lo ha dicho. Yo soy consciente de que ese estudio está sumamente sesgado y manipulado con el fin de apelar al ego de las personas para así empezar a vender más libros digitales. Imaginemos ahora que como yo me harto de la información manipulada de la tele, lo que hago es consumir información que venga únicamente de internet. Imaginemos que me abro una cuenta de Twitter, o de Facebook, y empiezo a compartir artículos que dicen que los lectores de libros electrónicos tienen tendencia a la psicopatía, que quieren crear un partido político con el fin de eliminar para siempre los libros de papel, que son mucho menos inteligentes que los lectores que prefieren el formato físico, y más cosas por el estilo. No tengo ni idea de en qué se basan para decir esto, o mejor aún, no tengo ni idea de quién dice estas cosas, si es una universidad muy prestigiosa o es mi vecina la del séptimo, pero yo lo comparto porque me da la razón en mi manera de pensar. Y tened en cuenta que si no tengo ni idea de la fuente original de esos artículos, y los comparto igualmente, es porque me importa bien poco si son verdaderos o falsos.

Este ejemplo inventadísimo que os he puesto, podéis trasladarlo al terreno de noticias sobre política, religión, historia, filosofía, movimientos civiles, estilos de vida... Ni uno de ellos se salva. Ni uno de nosotros nos salvamos, me incluyo a mí misma por eso de que el que esté libre de pecado que lance la primera piedra. Lo que yo observo de redes sociales como las que he mencionado, es que hemos pasado de la desinformación de televisión y periódico a la desinformación de tuit y me gusta; y nos gusta vivir en esta nueva matrix de desinformación, y nos gusta porque ahora somos nosotros los que podemos manipular las noticias que nos interesan a nuestro antojo con solo darle al botón de Compartir o darle a retwittear. La desinformación en el fondo nos encanta, somos muy hipócritas para promoverla, pero muy poco cínicos (y valientes) como para reconocerlo.

Teniendo en cuenta estas cosas, solo he podido llegar a una conclusión. Pretender que la gente sea crítica, objetiva, y use el sentido común para distinguir entre una noticia falsa y una verdadera, es un sueño que con suerte puede verse realizado dentro de unos siglos; con mala suerte, no existirá nunca una persona así. Lo que no estaría de más es que por lo menos tuviéramos la honestidad de reconocer que la desinformación nos importa entre nada y menos, que lo único que queremos es que nos den la razón para sentirnos superiores moral e intelectualmente, consecuencia por otro lado de tener un ego suficientemente frágil como para no querer admitir que también podemos meter la pata por la razón más simple del mundo, y es que no podemos pretender saberlo todo cuando no nos interesa informarnos sobre absolutamente nada.

Todos los comentarios son bienvenidos.


Fuente de las imágenes:
https://tellado.es/las-25-reglas-de-la-desinformacion-politica/

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