Empiezo esta reseña por la conclusión: El cuento número trece (2006), primera novela de la británica Diane Setterfield(Berkshire, 1964), es un ejemplo de buen best-seller. La palabra best-seller ha quedado tan devaluada por los Dan Brown, E. L. James y Albert Espinosa de turno que, al final, uno solo espera encontrar productos mal hechos en la lista de más vendidos, como si la narrativa comercial tuviera que ser, por fuerza, mala, un insulto a la inteligencia del lector. Un libro como El cuento número trece, que vendió 300.000 ejemplares en España, rompe esta tendencia e invita a confiar en la literatura que juega en la liga del entretenimiento. La obra de Setterfield se inscribe en la tradición de novelas que, inspiradas por los clásicos ingleses del siglo XIX, recrean un ambiente gótico y de misterio, de la que también forman parte autoras actuales como Kate Morton y Katherine Webb.
Diane Setterfield
Pocas pegas se le pueden poner a un debut como este. Quizá el desenlace peca de cerrar con excesiva precisión todos los cabos, cosa que da lugar a un efecto un tanto forzado en las tramas secundarias. Con todo, El cuento número trece es una excelente primera novela, una historia encantadora, mágica y apasionante que devuelve al lector el placer de leer con fruición, ese placer que conoció, precisamente, con las obras a las que la autora rinde homenaje. Su segunda novela, El hombre que perseguía al tiempo (2013), recrea los inicios de los grandes almacenes y se caracteriza asimismo por una atmósfera opresiva, pero está por debajo de su ópera prima: Setterfield convirtió en novela lo que en principio era un relato, y se nota que su planteamiento no funciona como una ficción de grandes dimensiones. Habrá que esperar a su próximo trabajo para comprobar si puede volver a construir un libro a la altura del primero, aunque solo con El cuento número trece ya se ha ganado todo mi respeto.Fotografías del telefilme basado en la novela, dirigido por James Kent, que se estrenó en 2013.