Autora: Diane Setterfield
Editorial: Debolsillo
Número de páginas: 480
ISBN: 9788499088068
Precio: 10 €
Puntuación: 6,5
Un secreto de familia celosamente guardado se descubre por fin gracias a la voluntad y el tesón de una joven escritora.
Margaret, hija de un coleccionista de libros antiguos y escritora primeriza, acepta escribir la biografía de la misteriosa novelista Vida Winter, una mujer que, no obstante el éxito de sus libros, siempre ha rehuido el contacto con la prensa y ahora por fin ha elegido a Margaret para contar los hechos de su vida.
Sin embargo, ahí se acaban las diferencias, pues este libro tiene un tono mucho más lúgubre, gótico y misterioso. El cuento número trece destaca por su atmósfera envolvente, oscura e invernal. Es de estos libros perfectos para leer al lado de la chimenea cuando hace frío fuera. El ambiente te atrapa, te envuelve, te mete de lleno en los paisajes tristes y fríos. Además, este libro tiene una trama en la que predomina más el misterio y el drama. Incluso tiene algún toque fantástico, pues se hace bastante alusión a la presencia de fantasmas o de ciertos sucesos inexplicables, lo que le da un toque casi sobrenatural a la historia.
Pero, pasando ahora a los aspectos que menos me han gustado, he tenido algún problema con la trama de El cuento número trece. Mi principal problema ha sido que, siendo la biografía de Vida Winter, es un personaje con el que casi no he podido empatizar. Se supone que la protagonista de la historia es ella, Vida Winter -o Adeline- y su hermana gemela, Emmeline. Y llega la mitad del libro y seguimos sin saber nada de ellas. No se nos cuenta lo que sienten, lo que piensan, casi no vemos sus personalidades. La historia se narra como desde fuera, no parece que sea una biografía -esto en parte es a propósito, pero creo que no le hace bien al libro-. De hecho, las gemelas se nos retratan desde los ojos de personajes secundarios con los que te sientes mucho más identificado. Ellas casi ni parecen humanas, sino que tienen comportamientos totalmente irracionales. Debido a ese vínculo especial que tienen por ser gemelas, se deshumanizan totalmente, se convierte en tarea imposible sentir afecto o empatía por ellas, porque durante gran parte de la historia se comportan más como animales salvajes que como personas reales.
Esto hizo que llegado cierto punto empezara a sentirme desconectada de la historia. Es cierto que hay algunos misterios y cabos sueltos que me animaban a continuar, y toda la intriga se ve compensada al final (excepto lo relacionado con el cuento perdido, que es bastante sin más), en el que tenemos alguna sorpresa, pero se me empezó a hacer cuesta arriba la historia. Además, esperaba que la biografía fuera a abarcar más período de tiempo en la vida de las gemelas. Realmente, no pasan cosas taaan importantes en sus vidas. Esperaba más personajes, más aventuras, más salseo, y se me quedó un poco corto en ese aspecto.
Por último, los capítulos del presente narrados por Margaret. Entiendo que son necesarios y que su historia se complementa con la de Vida Winter, pero a veces me parecían excesivos. Yo habría eliminado unos cuantos que me parecían más relleno que otra cosa, y sólo servían para sacarme de la historia. Me interesaba bastante más la parte del pasado, así que los capítulos de Margaret se me hacían algo repetitivos y a veces innecesarios.
En resumen: Después de leer El cuento número trece he quedado dividida. Tiene elementos, como la atmósfera y la escritura, que me han enamorado,pero no he conseguido conectar con ciertas partes de la historia, y los capítulos que hablaban del presente a veces me sobraban un poco.