El cuervo en su torre De Cuenca

Por Agora
Luis Alberto de Cuenca
El cuervo y otros poemas góticos
Reino de Cordelia, septiembre de 2010
En el presente volumen se han agrupado treinta poemas de temática gótica o similar, como nos cuenta el propio autor en la nota preliminar, escritos entre 1970 y 2009 y publicados en varios de sus libros.

Podremos encontrar títulos conocidos por quienes seguimos a Luis Alberto de Cuenca desde hace años, tales como El fantasma de Rita, Zombis en la calle, Zombis mirones, La muerta enamorada, Me acuerdo de Bram Stoker, Homo homini lupus, Los gigantes de hielo (que a mí siempre me trae recuerdos de aquel volumen de Ediciones Bruguera, “Conan de Cimeria”, junio de 1973, portada de Frank Frazetta) o Amor fou, sobre el que Fulgencio Martínez escribe en estas mismas páginas (a propósito de “Por las calles del tiempo”): “se publicó en 1979... en la revista La Moneda de Hierro. Extremos a que ha llegado la poesía. Núm. 1, una revista madrileña de escasa vida”; pero sobre todo, incluye El Cuervo, versión libre sobre el inmortal El Cuervo de Poe.Me apetecía mucho leer este poema, ya que considero que muy pocos autores- aparte de Luis Alberto- se atreverían a revisar el poema de Poe. Y allí estaban otro amor muerto (un 14 de diciembre), y otra desgarrada soledad (“tan solo como un naufrago después de una tormenta,/ como un tucán en medio del desierto de Gobi,/ como un tigre en el Congo, como un ornitorrinco/ en Siberia. Muy solo, muy cansado, hecho polvo...”) que caracterizan al poema que inspiró este poema.Leí en “Alrededor de Luis Alberto de Cuenca” (Neverland Ediciones, febrero de 2011) la experiencia de Fernando Marías respecto del poema, toda vez que fue él quien propuso a De Cuenca escribir una versión libre de “El Cuervo” de Poe, para la colección “Ternura para los monstruos” (451 Editores) y su temor a que él como instigador y Luis Alberto como escritor, hubiesen cometido una “blasfemia sin retorno”. Muy al contrario.El poema de De Cuenca es “su poema”, donde cuenta lo que en muchas otras ocasiones nos ha contado, donde nos cita “sus cosas”, y ahora, gracias a Fernando Marías como instigador, y a Luis Alberto como escritor, podemos leer dos versiones de El Cuervo, como esas dos Giocondas que se exhiben juntas durante estos días en el Louvre.No lo he dicho aún, pero otro acierto de este libro son las ilustraciones de Miguel Ángel Marín, en palabras del autor de los versos: “uno de los mejores ilustradores y dibujantes de cómics que hay ahora en el mundo”, y si lo dice él, que de esto también sabe mucho, ¿qué voy a añadir yo?


Francisco Javier Illán Vivas