Insopredentes declaraciones
Hace unos días me tope con la declaración del periodista y opositor, Pedro Ferriz de Con, en la que establecía que las personas que votaron por Andrés Manuel López Obrador no están capacitadas para dirigir el rumbo político del país, o por lo menos así lo publico el portal Infobae, algo que, de cualquier forma no me sorprendería dado el perfil de aquel personaje, además añade que sólo la clase media es la capacitada para dirigir el rumbo político del país.
Este tipo de declaraciones son siempre polémicas porque implican poner a discusión y a juicio atributos muy asociados a la persona y su identidad, tales como color de piel, situación económica, grupo social, barrio o localidad; en efecto, no es como discutir la CFE debe ser pública o privada, o si se deben incrementar los impuestos o no.
Ahora bien, no por polémicas debemos evitarlas, ni tampoco significa que sean falsas, aunque siempre será mejor tratarlas y debatirlas con mucho respecto y educación.
Un poco de historia
Las cuestiones sobre los atributos del gobernante han estado siempre en mente y cogitación de la humanidad desde la civilización misma, allí está el sistema de castas en la India tan vigente como hace siglos, o las estirpes en la republica de Platón, luego tenemos a los patricios y los plebeyos romanos, los nobles indígenas, etc.. En toda la historia de todos los pueblos vemos una constante, la división de las sociedades según sus características y atributos, que bien pueden ser físicos, bien pueden ser circunstanciales, de pertenencia o de posesión, reales o mitológicas, objetivas y subjetivas, y así es como llegamos a las clases sociales y al clasismo como ideología o norma. La propia realidad de lo humano es distinción y exige división, algo que no ni bueno ni malo, sino que es, aunque, ciertamente, de esta realidad se pueden generar normas y objetivos, tanto para bien como para mal, así como el cuchillo sirve para cortar nuestro alimentos, también puede servir para asesinar a alguien.
El problema mexicano
La división de la sociedad mexicana en clases, es una realidad, desde prácticamente, cualquier criterio que se utilice, desde los que no son más que una albaquia para divertirse y pasar el rato hasta los más conspicuos por la importancia que tienen para nuestra vida. Por lo tanto, y ahora concentrándonos en la declaración de Pedro Ferriz, no encontramos, antes de emitir cualquier juicio, frente a lo que se denomina, falacia por generalización apresurada, ya que a menos que se sea protervamente ordinario, no asumiría que el criterio para dividir las clases sociales en México, se basa solo en la renta de sus ingresos; un criterio sumamente complicado porque la vida demuestra que, en primer lugar, los ingresos que una persona puede tener, no necesariamente se generan de forma legítima, sino incluso ilegal, y por otro lado nos encontramos también ante el problema real de que nadie tiene garantizados unos determinados ingresos de forma constante, entre otras cosas, por factores ajenos a su propia voluntad.
Sin duda alguna, Pedro Ferriz cae en lo estulto y ordinario de la propaganda comercial, reproduciendo las caricaturas vulgares del neoliberalismo en su versión más reducida y hasta falaz, donde el que es pobre es porque quiere y es por eso alguien indeseable, mientras que el que es rico es alguien necesariamente bueno.