El debate del veganismo

Publicado el 06 febrero 2016 por Esferatextual

El veganismo como forma de alimentación no es nueva, pero si es verdad que está calando desde no hace mucho tiempo en deportistas en general, y de alto nivel en particular (últimamente se oye mucho sobre Torre Washington, culturista vegano cuya cuenta de Instagram ha crecido exponencialmente),

Vamos anticipar, que “veganismo” y “vegano” son anglicismos adaptados a nuestro leguaje diario. Parece ser que no existía un término similar en el español, ya que no se debía concebir a persona humana y española que fuera adversa a comerse unos buenos huevos fritos con chistorra…era inimaginable.

Como hemos advertido, estos términos se crearon en Inglaterra en el año 1944, sustentados en un movimiento novedoso que radicalizaba todavía más la alimentación vegetariana. Daba un paso más en esas dietas alimenticias, eliminando todo tipo de productos derivados de los animales como leche, huevos, mantequilla, queso, etc. Este nuevo movimiento no entendía bien como los vegetarianos no eran puramente eso, vegetarianos, y por ello decidieron crear un término diferente para los vegetarianos estrictos, que solo y exclusivamente se alimentan con productos de origen vegetal. Aún así, debemos tener claro que el vegetarianismo como tal no es simplemente una moda de hoy: existe y ha existido en diversas culturas desde la Antigüedad.

Como en otros ámbitos de la vida, todo lo que crea tendencia y adquiere resonancia en la sociedad, automáticamente adquiere posiciones a favor y en contra. Aún cuando estamos hablando de algo tan importante como la alimentación y su fundamentación en los diversos análisis y estudios científicos publicados.

Los seguidores entusiastas de la corriente se basan en los potenciales beneficios para la salud, el medio ambiente y la ética moral. Los detractores, además de poner en duda los beneficios para la salud que propugna, añaden que el veganismo ha ido ganando terreno entre un numeroso sector de la población aupado e influenciado por movimientos New Age y “postmodernistas” (procesos culturales, filosóficos, etc. creados a mediados del siglo XX) que alaban sus supuestas ventajas frente a las dietas convencionales.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL VEGANISMO

En defensa de las ventajas, de las dietas veganas, ya hicimos algún acopio de sus virtudes en otro artículo publicado……, aunque para esos lectores que no pueden saltarse las líneas de lectura sin realizar interrupciones, hacemos un breve resumen de las mismas.

  • Los defensores y nutricionistas explican que una dieta vegana bien planificada, sin carencia de nutrientes esenciales, puede ser muy beneficiosa para la salud respecto a la prevención y tratamiento de enfermedades como la diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer.
  • Es baja es grasas saturadas y colesterol, puesto que este último sólo se encuentra en los productos de origen animal. Prácticamente todos los alimentos que se encuentran hoy en día son procesados y contienen grandes cantidades de grasas, sal y aditivos nada favorecedores para la salud.
  • Es rica en fibra, elemento deficitario en las dietas actuales, pero necesario para mantener una adecuada salud digestiva, prevención del cáncer de colon, regulación de la glucemia y prevención y tratamiento de la obesidad.

En el otro lado de la balanza, como inconvenientes a las dietas veganas, algunas publicaciones científicas destacan varias razones por las que ser vegano no es considerado una buena idea. Unido a éstas añaden además los detractores, estudios antropológicos y apuntan que el ser humano es omnívoro y que durante millones de años nuestra particular evolución ha sido posible gracias a la ingesta de todo tipo de nutrientes de origen muy diverso, entre los que cabe destacar, con una importancia capital, las proteínas obtenidas de la carne y el pescado. No cabe duda en que son reiterativos en denunciar que no hay evidencias ni artículos científicos controlados, que afirmen que eliminar la carne o el pescado de una dieta la haga más saludable.

Al ser una dieta basada únicamente en ingredientes de origen vegetal, se debe prestar atención al defecto en el aporte de, por ejemplo: proteínas animales, hierro, vitamina B12, calcio, creatina, carnosina o DHA (ácido Docosahexaenoico. Ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega-3), los cuales provienen en su gran mayoría de alimentos de origen animal.

De todas estas carencias nutritivas que resultan del veganismo, la más preocupante es la ausencia de vitamina B12, un nutriente decisivo en multitud de tareas de nuestro organismo como la formación de los glóbulos rojos y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Se encuentra en la carne, el pescado, la leche o los huevos, precisamente los alimentos prohibidos para cualquier vegano. No se encuentra en ningún vegetal excepto en algunos tipos de algas muy específicos como por ejemplo el género Chlorella. A pesar de que se dice que muchos alimentos vegetarianos tienen vitamina B12 activa, muy pocos han mostrado aumentarla o prevenir su pérdida.

Según explican los médicos nutricionistas, existe una gran variedad de síntomas causados por la carencia de la vitamina B12. Inicialmente pueden producir una disminución de energía, pero con el tiempo puede causar daños permanentes en los nervios, depresión, entumecimiento y hormigueo en las manos y pies, nerviosismo, paranoia, reflejos hiperactivos, problemas de memoria y cambios de comportamiento.

Por supuesto que además de no encontrar indicaciones positivas para esta dieta, tampoco son defensores del uso de los variados suplementos nutricionales existentes en el mercado, ni por el lado de la salud ni por el de la economía particular. Y con respecto a éstos, centran otro debate en el coste orgánico que tiene la metabolización del uso de estas vías alternativas.

Lo que los especialistas tratan de decirnos, y para entenderlo de forma clara, es que la falta de algún principio activo esencial puede precipitar la aparición de enfermedades que, de otra manera, no aparecerían o serian causa de problemas leves. Es decir que, en la etiología o estudio de las causas de las enfermedades, la alimentación es uno de los componentes que puede producir modificaciones importantes.

Asimismo, publicaciones científicas y nutricionistas recomiendan no seguir este tipo de alimentación durante la lactancia, infancia, adolescencia, embarazo y tercera edad. En estas etapas fisiológicas, dicen, se debe seguir una alimentación completa, dado que las exigencias nutricionales son mucho mayores y se requieren, en la mayoría de los casos, pautas dietéticas especiales.

Aunque parezca una perogrullada por lo simple de la cuestión, comentan también que en el fragor de la lucha diaria, tan agobiante y estresante, puede resultar difícil y complicado estar constante y exhaustivamente planificando el menú para evitar las carencias nutritivas.

CONCLUSIÓN

En resumen, podemos observar de lo aprendido que la salubridad de la dieta no depende en sí de las creencias, corrientes y filosofías de moda, sino de la adecuada contribución de cada uno de los nutrientes a la misma, garantizando en todo momento una buena calidad alimenticia y un perfil nutricional adecuado a nuestra forma de vida, nuestra forma de pensar, y sin poner en riesgo la salud.

Para ir acabando, tenemos que pensar y comprender que cualquier dieta equilibrada a la que nos sumemos, solo es una parte de un estilo de vida saludable. No debemos olvidar incluir también otros hábitos adecuados y complementarios como realizar ejercicio físico de forma frecuente.

Pero lo que sí es de verdad vital, si se decide llevar cualquier tipo de dieta y alimentación especial, es consultarla y seguirla bajo un control riguroso por parte de nuestro médico y de un profesional de la nutrición, que nos asesorarán y nos garantizarán que la dieta por la que nos decantemos no sufra de deterioros de los nutrientes necesarios en función de nuestras expectativas de consumo energético.