La primera y fundamental es que cada vez el cine de autor tiene menos adeptos. O quizás no. Quizás lo que ocurra es que ya no disponen del capital suficiente para gastarlo en el cine, en películas pequeñas. Y enlazamos con la abusiva subida del IVA, ese 21% que está machacando sin remedio a la cultura. Hace unos días, en Málaga, el director Daniel Sánchez Arévalo opinaba que esa medida no se podría soportar mucho más tiempo y que intuía que el Gobierno se vería obligado a rebajar ese porcentaje. Que Dios le oiga.
Otra conclusión que nace de esta inesperada noticia es la fuerte caída de las inversiones de las televisiones en el cine español, fundamentalmente por parte de TVE. Escuché como anécdota que hace poco La 1 programó en un mismo día cinco películas, y absolutamente todas eran de perfil comercial americano. Es indudable que esas películas son las que más gente atraen, pero no podemos olvidar que hay mucha gente que disfruta con títulos más independientes y La 1 la pagamos todos.
También me preocupa la desaparición de muchos Cines Renoir. Sabemos que se mantendrán los de Floridablanca en Barcelona y los de Princesa y Retiro en Madrid, pero hablamos del cierre de unas 14 salas en toda España. Un cine cerrado siempre es tristeza, decepción, la muerte de un pequeño cachito de cultura. El cine aporta mucho a la cultura de un país y un país sin cultura, es un país de analfabetos, un pueblo un poco más fácil de engañar, un canto a la sumisión.
Dicen que entre todos lo mataron, y él solito se murió. Yo más bien diría, entre muchos lo mataron y todos lo dejamos morir. Hay crisis y afecta a todos los sectores, por supuesto. Pero, ¿de qué hablaremos cuando nos juntemos los amigos? Seguramente de fútbol, porque de cine... cada vez menos.
José Daniel Díaz