Me veo movido a escribir este artículo debido a cuatro noticias que han llegado a mis oídos en los últimos días: 1-La reposición de El Rey León (en 3D por supuesto); 2- La reposición de Titanic (en 3D por supuesto); 3- La reposición de el Episodio I de Star Wars (en 3D por supuesto) y 4-La nueva versión de Blade Runner (un posible "sacrilegio", por supuesto). Todas estas noticias me han hecho pensar mucho en la crísis creativa en la que está inmersa el cine proveniente de Hollywood.
Desde hace varios años dos factores nos han demostrado que el cine proveniente de E.E.U.U. no busca otra cosa que no sea recaudar lo máximo posible. Ésto no es malo y de hecho lo viene haciendo desde siempre. El problema es que la gente que antes estaba implicada en este mundillo eran personas comprometidas con su arte y que, aunque hacían pelícuals comerciales, cuidaban la historia y respetaban al espectador (y su inteligencia). Los dos factores que han sido el claro indicativo de esta crisis son: la saga Crepúsculo y la introducción de la tecnología 3D en las salas de todo el mundo. El primero nos da una idea de lo que los jóvenes buscan hoy en día en el cine y la deformada idea que tienen de lo que es una buena película. Antes, los jóvenes creían en el cine porque iban a ver en masa Regreso al Futuro o Star Wars y se daban cuenta de la magia que desprendía la pantalla.
Hoy en día son incapaces de apreciar una buena película, pues sus ansías a la hora de ir al cine son que estrenen Crepúsculo, Harry Potter o Sexo en Nueva York (y comedias y pelis de este tipo). El caso es que los ejecutivos de Hollywood no son tontos y se aprovechan de ello, estrenando cada viernes películas del estilo de Crepúsculo o sagas que no acaban, para atraer a las masas. En cuanto al 3D, es algo deprimente. Tim Burton dijo antes de estrenar su Alicia en el País de las Maravillas: "El 3D traerá las peores películas de la historia". Y ha acertado en su predicción completamente. Todas las películas que se han estrenado hasta la fecha basándose en la tecnología 3D para atraer al público han resultado auténticos bodrios infumables y superficiales. El 3D no es cine, es una atracción, es una sensación física, no es arte, no aporta nada al cine. Pero el problema está en que la gente llega a los cines y en vez de meterse en la sala en la que ponen el film en 2D, se meten como borregos en la del 3D porque así se piensan que la película va a ser la bomba.
Con esta decisión pagan casi 5 euros más por la entrada y eso es un caramelo demasiado dulce para los ejecutivos de Hollywood, que aún sabiendo que es un timo, lo están explotando a lo bestia para sacar la mayor tajada antes de que el 3D pase de moda y, de esta forma, hacen auténticas barbaridades como la nueva versión de Los Tres Mosqueteros. Así también nos encontramos con una de las peores (considerada de las mejores) películas de la historia del cine: Avatar. Una tomadura de pelo de James Cameron, que nos engañó a todos para que la tecnología 3D se consolidará finalmente y así obligar a todas las salas de proyección a instalar nuevos y costosos equipos tecnológicos para que puedan proyectar en 3D.
Porque hoy en día el cine que no tiene salas 3D no vale para nada. Mi interrogante para el señor Cameron y su camarilla de embaucadores es: ¿y el cine sin arte?¿y las historias sin sentimientos?¿y los artistas sin ideas?¿y las salas sin proyeccionistas que pongan las películas?¿la falta de todo esto debe considerarse cine o una basura consumista, sin más?. Los cines se quedan sin trabajadores y los espectadores se quedan sin cine (si no fuese por Europa y algún que otro comprometido de Hollywood). Se está perdiendo la esencia de lo que es el cine y los valores artísticos que tenía se están desparramando en favor del dinero.
Es por esto que he mencionado las cuatro noticias anteriores. Desde hace unos años estamos asistiendo a una interminable lista de remakes, continuaciones, spins-off, versiones, adaptaciones, sagas interminables, etc. Todo ello refleja la falta de ideas que reina en el cine estadounidense. Pero el colmo ha sido el comienzo de las reposiciones en 3D. Ahora, una vez se ha hecho el experimento con varios films, El rey León ha resultado un auténtico éxito, manteniéndose por encima de estrenos recientes durante tres semanas seguidas, algo inaudito. Esta conquista ha servido para que las productoras hayan decidido sacar todas las películas, que tenían en las estanterías, de nuevo al mercado y estrenar éxitos pasados en 3D, por supuesto. Esto denota, pero más acentuadamente, cómo los ejecutivos prefieren tirar de ideas y esquemas poco originales y dejan de lado las posibles buenas nuevas ideas.
No sé si saldremos pronto de esta "vorágine" comercial o si el cine va a seguir adelante conviviendo con estos desgraciados. Pero si sé que de vez en cuando alguién con una buena idea y con mucho arte asoma su cabeza en el mundillo y nos hace disfrutar con buen cine. Luego no se le reconoce, pero si todos lo apreciamos, en el futuro será él, y no James Cameron, quien haya contribuido a la historia cinematográfica. Entre todos los amantes del cine podemos cambiar este rumbo que está tomando; entre los espectadores, críticos y artistas ha estado siempre el "quit" de la cuestión y no entre ejecutivos, economistas y aprovechados. El cine es un arte que, aunque algunos lo pretendan, no va a morir... al menos dentro de mí.