MARYCLEN STELLING
La oposición fustiga al Gobierno y celebra adelantado. Se apresta a enfocar su campaña electoral en “contactos casa por casa”, para mantener “conversaciones directas entre los candidatos y los electores” y “compartir inquietudes sobre la necesidad de un cambio político”.
Para el “chavismo” -ajustándonos al término empleado mayoritariamente en medios y redes sociales-, este parece ser un momento político de revisión. Se observa una fuerte inclinación al “análisis crítico de la condición crítica” del chavismo. La palabra crítica, del griego krisis/eos, supone “la posibilidad entre varias posibilidades de ser, de una situación o cosa”.
Se activan procesos de crítica y de autocrítica y, curiosamente, irrumpe al unísono una serie de análisis, interpretaciones y explicaciones sobre “el chavismo”. “Adiós al chavismo y ¿después del chavismo qué?, autocrítica ante el desmadre, El complejo mundo espiritual del chavismo, Lapidación de izquierda, Chavismo execrado y Hablando del chavismo execrado, Diosdado precipitó el adiós de Roland, ¡Muerte a Roland Denis! ¡Que viva el Potro Alvarez!”.
Unos abordan sus circunstancias y su proceso de construcción; otros sus contradicciones o grados de coherencia, debilidades y fortalezas. Para unos, es un adiós desgarrador, y para otros, una lapidación de izquierda. Problema de nostalgia y grata remembranza o proceso que “se construye de abajo hacia arriba, con la impronta popular por delante”. Para unos, movimiento vivo que se apresta a dar la batalla y “debe convencer, sin prepotencia y con espíritu autocrítico… a quienes “siempre lo han acompañado en las elecciones triunfantes”. Según otros, “cada día pierde efectividad” y va desarmado de “una estrategia revolucionaria a la contienda electoral”.
Cierro con la sabiduría de quien inspiró el chavismo execrado. “El muerto tiene dolientes… La intolerancia de cierta élite no se sabe por dónde revienta… La verdad no es cuento! Uff! metió el dedo en la llaga”.
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