Bienvenidos una semana más a [El DeLorean], la recientemente estrenada sección de FrikArte en la que recordaremos aquellas películas que, por un motivo o por otro, se han convertido en nuestras favoritas. Así que dejad que introduzca la fecha de destino (1960), abrochaos los cinturones y…
Condensador de fluzo… fluzeando
Como decía, nos encontramos en 1960. Durante unos meses se ha podido ver el siguiente anuncio en los cines:
El ya entonces afamado director Alfred Hitchcock nos enseña los decorados de su próxima película: Psicosis. Haciendo uso de técnicas a las que hoy en día ya estamos acostumbrados, el director británico crea un hype tremendo apelando a los horribles sucesos que han tenido lugar en dichas localizaciones. A ello se suma una estricta prohibición de entrar a ver la película una vez haya comenzado, y la petición de no contar lo que en ella sucede a tus conocidos con el fin de no arruinar una sorpresa que, admitámoslo, hoy en día todo el mundo conoce.
Basada en una novela de escasa calidad literaria, Psicosis cuenta la historia de Marion Crane, una secretaria de oficina que decide huir de la ciudad con dinero de la empresa. En su huída, y atemorizada por que puedan descubrirla, Marion va a parar a un pequeño motel de carretera donde decide pasar la noche. Norman, el joven que la atiende a su llegada, parece un hombre amable, y el lugar lo más plácido que un motel de carretera pueda parecer.
Además de la promoción, Hitchcock se propuso romper moldes con la propia película. La audiencia, habituada a la narrativa más convencional en la que existe un protagonista al que acompañar en su periplo hasta el final, recibió con estupefacción lo que el director británico le proponía: romper el relato en dos mitades claramente diferencias por un giro de guión que es pura historia del cine. Y es que basta con pronunciar una palabra para evocar todo lo que esta película supone: ducha.
Impactante como pocas en su día, e imitada y parodiada hasta la extenuación, la escena de la ducha supone el punto de inflexión en Psicosis. Está rodada de forma magistral y supone toda una lección de montaje, ya que sin enseñar en ningún momento planos explícitos, el espectador tiene la sensación de haber visto clavarse el cuchillo una y otra vez. En esta escena también se encuentra la principal razón por la Hitchcock decidió rodar la película en blanco y negro: la sangre. Con la intención de suavizar la escena, el director eligió los contrastes claroscuros antes que el color.
Y si el aspecto visual es importante en esta escena, ¿que se puede decir de la música? El enorme Bernard Herrmann compuso aquí una de las bandas sonoras que más ha marcado a todo un género. Probad a poner sin sonido el video de arriba y valoraréis el trabajo del compositor. Agudo pero contundente. Sencillo pero aterrador. Sin embargo Hermann no sólo se luce en dicha escena, y ya desde los créditos demuestra una increíble capacidad para describir las sensaciones que producirá la película en el espectador. Pocos compositores como él han sabido transmitir la sensación de intranquilidad en el cine, y por si lo dudáis os invito a recordar el retorcido silbido de Elle Driver en Kill Bill Vol. 1.
Tanto Janet Leigh (Marion) como Anthony Perkins (Norman Bates) están perfectos en sus respectivos papeles. Perkins en concreto construyó, a través de sutiles gestos que definen el personaje, el que fue el papel de su vida y uno de los personajes más perturbadores del celuloide. Junto a ellos están unos no menos notables Vera Miles y John Gavin como la hermana y el novio de Marion respectivamente.
Psicosis fue una película dificil de producir tanto por su temática como por lo atrevido de su historia. Fue rodada con un presupuesto muy bajo y con un equipo técnico formado principalmente por gente de la serie de televisión Alfred Hitchcock Presenta. Su recibimiento por parte de la crítica fue más bien tibio, y sin embargo su paso por las salas fue todo un éxito de masas por la expectativa que levantó. Tal fue el éxito, que se rodaron hasta tres secuelas consideradas de calidad bastante baja. Además, en 1998 Gus Van Sant llevaría a cabo un remake que, a pesar de copiar la original plano a plano, no consiguió librarse de los abucheos. La repercusión de Psicosis llega hasta nuestros días con Bates Motel, una serie de televisión que se emite actualmente y que narra los sucesos anteriores a lo mostrado en esta película.
En cuanto a los galardones, Psicosis fue nominada a cuatro premios de la academia: Mejor Director, Mejor Actriz, Mejor Fotografía en blanco y negro y Mejor Dirección de arte. No consiguió llevarse ninguno (los Oscars nunca fueron muy benévolos con Hitchcock), pero no hay Oscar que pueda pagar lo logrado por esta película: convertirse en todo un icono del séptimo arte.