El derecho a equivocarse

Publicado el 10 abril 2013 por Davidsoler @dsoler

Todos sabemos que equivocarse en España “está penado”… por lo menos, socialmente. Nadie quiere admitir que cometió un error o que fracasó. ¿Habéis visto algún twitt donde alguien diga “sí, este negocio ha sido una ruina”? Yo no.. ni los veré, creo. Aquí parece que lo que interesa es tener historias de éxito que contar y ser el superman que va a salvar tu negocio.

Yo quiero reivindicar el derecho a equivocarse. El derecho a cometer un error, definir mal la estrategia o a tomar malas decisiones. Se aprende mucho más de un error que de algo bien hecho… o, mejor dicho, los errores te obligan a mejorar, mientras el éxito te acaba poniendo en una posición cómoda que, muchas veces, hace que rebajes tu nivel de atención.

Los negocios son administrados por personas y, por lo tanto, lo mismo que es aplicable en la vida debería serlo en el mundo profesional. Si admitimos que de los errores en nuestro día a día uno mejora, se hace mejor persona, entonces deberíamos concluir que con los negocios pasa exactamente lo mismo.

Lo más importante para definir si alguien es un “buen profesional”, si existe un modo, claro, debería ser por:

  • su capacidad para tomar decisiones (no arrugarse ante las dificultades) y
  • su capacidad de liderar (no hace falta tener que liderar a 500 personas, eh?).

Yo creo que lo peor es quedarse bloqueado, parar, no saber hacia donde ir. Tomar una decisión, aunque fuera equivocada, ya es mucho.

Cuando uno se dedica a definir estrategias, sean simples o complejas, es difícil establecer, a priori, cual es la correcta. Uno toma la decisión en función de lo que ha podido recopilar de información y de la experiencia propia. Pero tiene que tomar una decisión y eso, siempre, siempre, entraña un riesgo. Decir que tal o cual decisión fue un error una vez pasó, es lo más fácil del mundo. Eso lo hace cualquiera. Así que cometer errores no debería ser nada extraño en el mundo actual, donde todo va tan rápido que hay que tomar decisiones en milésimas de segundo sobre cualquier tema.

El error, en cualquier ámbito de la vida, es una “buena” experiencia siempre y cuando:

  • Aprendas de lo que hiciste mal.
  • No te limites solo al error cometido en sentido genérico. Analiza como se comportó (quizás impactaste en un público que no tocaba), a qué afectó, etc…
  • ¡No te hundas! Cometer un error no significa que seas malo. No te culpabilices.
  • Pases página lo más rápidamente posible. No tiene sentido darle muchas vueltas ni lamentarse. El tiempo corre y todo el “entorno” del error ya ni se acuerda de tu problema ni de ti.
  • Y, por supuesto, no lo repitas, claro. En las mismas circunstancias, me refiero.

Una vez contada esta “oda al error” dejadme terminar con dos cosas que suelo repetir bastante y que, quizás, puedan ayudar a minimizar los errores (que no a hacerlos desaparecer):

  • Todos tenemos una habilidad innata, somos muy buenos en algo. Pero muy probablemente en una sola cosa. Concéntrate en esa. No pretendas manejar cosas que no dominas.
  • Y, como consecuencia de la anterior, rodéate de socios que te complementen y sean buenos en las otras cosas que necesitas para el éxito de tu idea.

Y una CODA: dedícate a lo que te gusta, a lo que te apasiona, a lo que conoces bien. A aquello en lo que eres “el mejor”. Lo otro, sí o sí, te llevará, de algún modo, ¡¡¡a la ruina!!!

¡Qué tengáis un feliz (resto de) semana!