El desafío de convertir el consumo en responsable - ODS #12

Publicado el 15 junio 2019 por Alexapn @pereznova
Cuando me preguntaron acerca de mi trabajo, comprendí que estaba en el punto de dudar del sentido del mismo. Finalmente alguien lo definió: ‘tu trabajo es convencer a las personas que necesitan lo que no necesitan’. Argumento suficiente para iniciar el viaje de búsqueda de la razón de ser de mi existencia práctica en este mundo. Suena dramático. Pero si pensamos detenidamente en nuestro campo de acción, el mercado, no es racional; es una marejada que avanza sin control y borra lo aprendido como si se tratara de una frase mal escrita.

La perspectiva cambia cuando te paras del otro lado. Conocer todo tipo de personas, costumbres, expectativas, experiencias de consumo ajenas y propias, te cambia el chip. Te hace consciente del pequeño espacio que ocupas dentro de este enorme planeta y comienzas a pasar del último Smartphone o de cuantas tarjetas de crédito posees. Materialidad que nos transmite una sensación temporal de poder y control.Quiero contribuir a construir una nueva realidad. Quiero pensar que estamos a tiempo de cambiar el rumbo de este barco. Quiero trabajar en el cambio de mentalidad de mercado. Creo en una economía circular.

¿Cómo lograr una economía circular en una sociedad de cultura consumista? es la respuesta que necesitamos encontrar porque el planeta ya no tiene más tiempo y nosotros tampoco. 

Participé en el curso ODS: Una Transformación Ineludible con la Universidad Politécnica de Madrid orientado en alcanzar los ODS: Objetivos de Desarrollo Sustentable para el 2030. Asistí a eventos en La Secretaria General Iberoamericana relacionados con las Políticas y Negocios para la Agenda 2030y del IE de Madrid. Aluciné con la forma académica y políticamente correcta con que se aborda el tema; discursos que resisten gracias a la retórica pero que son extremadamente frágiles en la realidad de nuestra anhelada supervivencia. Había abundancia de análisis académico pero de acciones muy poco, y las más efectivas, con resultados en pequeña escala son individuales y sin respaldo. No me contuve y di mi opinión aclarando que la realidad era bien diferente a los bonitos PowerPoint; hace falta dejar de ser políticamente correctos y salir de las bonitas oficinas para experimentar con la realidad del día a día del planeta con el que somos políticamente incorrectos.En mi caso me decanté por el ODS #12 Consumo Responsable: “El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales.  Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza.” Pienso que recoge los 17 objetivos ya que el consumo está directamente vinculado al uso de los recursos naturales y humanos en pro de la economía global.Que cansina pensarán algunos. Y tienen razón. Me cansé de justificar mi inercia detrás de mi trabajo, del profesionalismo, de cuentas por pagar, del no fanatismo, del pro economía, de todo lo que pudiera sustentar mi indiferencia y mi solapado aporte a la destrucción del futuro de muchos. Finalmente nosotros ya vamos de salida, el problema queda para las nuevas generaciones.Pasamos de la creatividad, de la imaginería de la comunicación a diseñar estrategias creadoras de necesidades innecesarias y a la manipulación de las emociones en pro de los beneficios económicos de un grupo específico. No es ético, el fin no justifica los medios. Un bonito y voluminoso informe de RSE que favorece la imagen y la exención de impuestos, no tiene el alcance suficiente para compensar el ecosistema que afecta.Pero si lo permites la corriente te lleva. Las necesidades supuestas comenzaron a emerger y la calidad de vida materializada en innumerables objetos invadió el mercado. De repente todo lo necesitábamos. El paso siguiente era justificar esas necesidades a través de la segmentación. Es lógico, no todos necesitan lo mismo y no todo es para todos. En principio es una buena idea, optimiza recursos cuando se sabe quién es el comprador objetivo. Así todo se resumía en edad, sexo, profesión y condición social. Muy sencillo.


La oferta comenzó a especializarse dado que la demanda comenzaba a ser insuficiente para la producción masiva que inicio con la externalización de la producción en los ochenta, con Nike encabezando el modelo. Entonces la economía se hizo más agresiva. Como la externalización de la producción en el tercer mundo resultó muy rentable, más y a menor costo, era necesario inundar el mercado mientras las empresas iniciaban el negocio de explotar el logo de las marcas en los países de primer mundo. Y así el mundo de los negocios quedo aparcado en la vía rápida de los grandes ingresos con ejecutivos muy preparados en economía.

Hace décadas era impensable para cualquier persona asistir a una Escuela de Negocios. Solo existían en Estados Unidos y Reino Unido, como Harvard y Oxford; un privilegio para unos pocos. Pero hoy día el tema se ha democratizando un poco, aún es costoso, en especial para Latinoamérica. El propósito es preparar más personas para afrontar los desafíos de la economía global. Así comenzó a emerger una clase diferente de súper ejecutivos dueños de verdades absolutas que avalaron la vía rápida de grandes ingresos como modelo inamovible de economía global.Con esta perspectiva asistí a una clase magistral de un Caso Práctico del IE en Madrid, pues no puedes hablar de lo que no conoces. Era una clase de economía dónde se nos introdujo en el tema de la bolsa de manera muy ilustrativa y práctica. Me impactó que la directriz era pensar como tiburones porque los casos presentados solo tenían en cuenta la ganancia sobre las verdaderas necesidades. No se plantearon vías alternas de negocio, el objetivo era aprovechar la oportunidad para obtener ganancias sin pensar en consecuencias sociales, económicas o ambientales. No pude evitar decirlo, yo solo llego a Delfín. En la economía actual, el pez grande se come al chico y ya está. Es válido usar cualquier recurso que justifique producir más; el desarrollo mundial depende de esto así implique un mayor conflicto socio-ambiental. Sigo pensando que en cada desastre hay una oportunidad y que en una escuela de negocios con prestigio mundial, con estudiantes de todo el mundo, se está desaprovechando el desafío para diseñar un nuevo paradigma económico que nos haga sustentables.


Hay más temas que nos tocan directamente. La estrategia de segmentación generacional (millennials, X) social (VIP, Black), alimentaría (estudios de consumo) educacional (posgrados, doctorados) en fin, la lista es larga para un solo post, el problema es que continuamos pensando que ‘necesario’ encontrar nuevos nichos de mercado sin importar que los recursos estén escaseando. 

Pero hay otras alternativas, también rentables y sobre todo sustentables, como la economía circular. El punto es que tenemos que salir de nuestra zona de confort para que a partir de las habilidades y conocimientos de cada uno, el cambio comience a gestarse. Necesitamos ser parte del cambio por el futuro de la vida en la tierra.