Muchos españoles rechazan al PP porque es un partido sin principios sólidos o más bien con principios de centroizquierda, lo que le conduce a ser un imitador del PSOE y a sufrir un exasperante y ridículo complejo de inferioridad ante los socialistas y toda la izquierda.
La consecuencia es que millones de españoles votan al PP sin fe ni entusiasmo, sólo porque no pueden votar a la izquierda, siempre corrupta y totalitaria.
El gran problema del PP es que se siente más cómodo con el PSOE que con VOX, lo que equivale a decir que está más cerca de la izquierda que de la derecha.
Su colaboración entusiasta con el sanchismo demonizando a VOX y creándole un cinturón sanitario excluyente es, probablemente, el mayor error de la derecha tradicional española desde la muerte de Franco, junto con el cobarde harakiri que se hizo el Franquismo entregando el poder a una partidocracia que nació corrompida en lugar de entregarlo a una democracia real.
Cualquier observador inteligente llegaría pronto a la conclusión de que la única derecha que hay en España es VOX porque el PP es solo una acomplejada muleta del socialismo corrompido de Sánchez.
Por su cobardía, complejo de inferioridad y espíritu traidor, el PP está pavimentando, junto con el PSOE y los peores enemigos de España, comunistas e independentistas vascos y catalanes, la brutal decadencia política, económica y moral de España.
Entre los tres peores presidentes de la España actual hay dos socialistas y uno del PP: Zapatero, Rajoy y Sánchez.
La regeneración de España, si un día se produjera, no será protagonizada por el PP, un partido que necesita refundarse y empezar de nuevo, pero por los caminos de la libertad y la auténtica democracia. La regeneración, si llega, será de la mano de un partido que crea en los valores liberales y que esté libre de corrupción y contaminación socialista.
Francisco Rubiales