El descanso de los monstruitos - I

Por Mis2monstruitos @mis2monstruitos
Durante el primer sorteo que realicé a principios de abril, os pedía temas que os pudieran interesar para que hablara de ellos bajo mi punto de vista. Raquel, de El Blog de la Grula fue la ganadora de este sorteo, y sugirió que hablara sobre el tema del sueño, ya que le preocupaba porque su BB no lo llevaba muy bien. Y ya sabemos todos que si ellos no lo llevan bien, los adultos tampoco. Bueno, habrá quien ya puede haber una guerra nuclear que no se entera, no? Por suerte, por lo que leí el otro día, ahora lleva una temporadita mejor; crucemos todos los dedos para que siga así.
Además de Raquel, también La princesa guisante se interesó por este tema, así que ahí vamos, a ver si no me caen demasiados palos…

Hugo empezó durmiendo en el moisés (no encima mío, aunque a veces sí…), sino en el capazo ése ovalado. A los 3 meses lo llevamos a su habitación, a la cuna. Qué malos padres, no? Llevarlo a su habitación tan pequeño… Pfff, a ver, cuestión de practicidad. Si no cabe en el moisés, pues a la cuna. Y la cuna dónde estaba montada? Pues en la habitación, dónde sino. Yo no sé las habitaciones de los demás, y sobre todo las puertas, pero vamos, por las nuestras no pasa una cuna montada para ponerla al lado de la cama. Además, tenemos 80 cm. en un lado y 45 cm. en otro, así que milagros los justos. Y os aseguro que no me iba a poner a desmontarla. Esa cuna no era de Ikea, así que no me atrevo. De Ikea te monto lo que quieras porque están las instrucciones, pero de otros sitios, no. Así que lo dicho, a la habitación con la cuna. Y en septiembre 2012 (antes que naciera Eric, creemos que debía ser con antelación suficiente) a la habitación de los monstruos. Nooooo, es que tiene vinilos de superhéroes, y él los llama monstruos!! 

Y con Eric vamos por el mismo camino. 3 meses en el moisés en nuestra habitación, y después ya en la habitación de la cuna. Y por ahora ahí sigue. 
Por qué no los hemos puesto juntos, dirá alguno… Muy sencillo. Por norma general, un bebé llora durante la noche porque tiene que comer, está sucio, le salen los dientes, tiene ganas de juerga, etc. Todos de acuerdo? Teniendo en casa dos habitaciones vacías, no me apetece que el pequeño de 3 años se esté toda la noche despertando por su hermano. Cuando el mini-monstruito sea algo más grande, ya no se despertará, o no tanto (por favor, que así sea…), y entonces decidiremos. Los pondremos juntos? No lo sé. Lo tenemos que hablar entre todos los miembros de la unidad familiar. Y digo bien, entre todos, ni uno más ni uno menos. Mi idea ahora mismo, aunque puede cambiar ya que además no lo he consultado con las otras partes implicadas, es comprar una litera para poner en la actual habitación de la cuna. Si quieren dormir ahí siempre los dos, estupendo. Si quieren dormir los días pares, estupendo. Si no quieren dormir nunca juntos... pues menos estupendo porque será una compra absurda, pero da igual, le quito el somier y le pongo un escritorio debajo o ya se me ocurrirá algo. 
Algún otro puede decir que por qué no duermen con nosotros. El famoso colecho. Si se despiertan por la noche y vemos que no se van a dormir en su habitación, se vienen a la cama. Da igual quién sea, se vienen y punto. Si estamos los 4, bien. Y si alguno de los 4 no cabe, porque hay uno que se cruza, pues al que le molesta ya sabe dónde está el sofá. Pero por norma general no hay colecho, aunque no está prohibido, ni mucho menos. Cuando sólo había un monstruito las siestas solían ser conjuntas. Ahora ya no, pero es porque no hay forma de cuadrarlas!! Puede que por ser muy dormilones, pero el comer y el dormir es algo básico en nuestra casa. Porque si no comes o duermes bien, el mal humor puede ser brutal. Y si no trabajas, de acuerdo porque tendrás tus momentos de descanso en otro momento, pero si lo haces, es necesario para luego aguantar tantas horas según qué caretos. Además, es mejor padre o madre quien practica el colecho? No creo. Simplemente ha tomado esa decisión y ya está. Cada persona necesita su espacio y su distancia de seguridad. Sí, distancia de seguridad, lo mismo que los coches. Quien no haya dormido conmigo o con mi pareja (espero que la grandísima mayoría en ambos casos) no sabe lo que nos movemos, tanto nosotros como las almohadas. Ríete tú del Mira quién baila… 
Hábitos y rutinas de sueño. Lo explicado aquí es por norma general, aunque evidentemente, hay días en que no es así. 
Aquí, como cada uno es una persona diferente, lógicamente tienen sus diferencias. 
Empezaré con el pequeño porque es más fácil, ya que además, por ahora siempre es similar. Duerme una media hora por la mañana y otra media hora por la tarde. La siesta de la tarde, de lunes a viernes es de 15.55 a 16.25. El niño coge energías para cuando vamos a recoger a su hermano a la guardería. Dirá: voy a dormir ahora, que luego no me deja y tengo que estar descansado para aguantar el chaparrón. Por la noche lo ponemos a dormir en el colchón y ahí se queda con los ojos abiertos hasta que se duerme. Se despierta unas 2-3 veces, casi siempre para comer. Come y se duerme en su habitación. Hay veces que no, que quiere quedarse en nuestra cama. Ningún problema, se queda y punto. Tampoco le damos más vueltas al tema. Se duerme así, a pelo. Ni mantita, ni muñeco, ni ritual, ni nada… Además, cuando está despierto y tiene sueño pero no se puede dormir, se empieza a echar para atrás y dar cabezazos. Es su forma de decir: Ola k ase, me llevas ya a la cama
Y ahora el grande. Ay… que mal lo hemos pasado… Os acordáis de su primera noche? Seguro que no, porque casi nadie la leyó, así que os dejo enlace por si queréis leer el post (son 2 minutos máximo). 
Cuando era bebé estaba dos horas despierto y otras dos dormido. De día y de noche. Vaya ratitos pasábamos… Esto fue evolucionando, y según crecía, dormía 3 horas y otra hora despierto, 4 horas y 1 hora despierto… Así hasta el año, que ya dormía del tirón. La primera noche que durmió del tirón, nosotros no! Estábamos superpreocupados, pensábamos que le había pasado algo, íbamos cada 20 minutos a la habitación a ver si respiraba…
Además, durante muuuuucho tiempo se levantaba a las 5.30 am. No, no me he equivocado de número. Se dormía sobre las 9 de la noche y a esa hora ya estaba fresco. Que lo pusiéramos a dormir más tarde y así se despertaría más tarde, he escuchado? Sí, y los cerdos vuelan… Daba igual a la hora que se durmiera, que esa era su hora de amanecer. Ni que el niño tuviera que hacer el kikirikí… Esto también cambió. Ahora ya son las 6:45 la hora habitual. De lunes a domingo. Di que sí, yo hace años que no escucho el despertador. 
Y aquí me gustaría decir explicar algo sobre el “ponerlo a dormir”. 
Eso de ponerlo a dormir no lo entiendo. Uno se duerme cuando realmente tiene sueño, no cuando otro quiera. Porque claro, luego estos mismos despiertan a sus hijos sí o sí cuando vienen las visitas para que los vean despiertos. O ya no solo visitas… Viene el tío del niño y toca despertarlo, aunque el tío venga 3 veces a la semana ya que tiene que verlo despierto siempre. Un buen ejemplo de adulto, sí señor. Tú haz que los otros estén despiertos, pero que nadie te toque a ti tu sueño. Y luego el padre o la madre de la criatura se quejará que su hijo no duerme cuando le toca. Quizá si no lo despertaras cuando a ti te sale de las narices… 
No tenía muñeco para dormir aunque sí una mantita (realmente era una toalla de bidé) a partir de los 9 meses o así. Se tranquilizaba tocándola, así que se la dejábamos. Daba igual que fuera la siesta, cuando bajábamos a la calle con el cochecito… Hubo un momento que parecía una obsesión. Se la llevaba a la guardería porque él duerme ahí, e iba todo el rato con la toalla. Pobre, que mal lo llegó a pasar en la guardería (eso ya lo explicaré, que da para mucho). Hasta que un día decidimos todos que no podía ser que estuviera siempre con la mantita por casa. Era exclusivamente para dormir y la dejábamos en la cama. Ahí ya no se acordaba y dormía sin nada. Hasta que un día apareció de no sé donde (es que no sé donde salió, de verdad) un muñeco del Winnie the Pooh. Y cada noche se duerme con él. 
Cuando era bebé y lo poníamos en la cuna para dormir, no había forma. Ni cantándole con mi voz melosa:
Hay que crecer para dormirhay que dormir para crecer
Hasta que un día lo pusimos en el sofá, más concretamente en mi querida chaise-longue y ahí se durmió. Tras varios días comprobando que ésta era la tónica habitual y lo que le iba bien, dijimos: pues que se duerma en el sofá, y cuando lleve un rato y tenga el sueño cogido, lo llevamos a la habitación. Todo esto nos ha funcionado hasta hace unos meses, que ya tiene un peso. Y claro, mover un peso muerto del sofá a la habitación es un engorro. Así que un día nos fuimos al Carreful y compramos la lámpara de los cuentos y el libro de dormir. Y ahora, después de cenar, ver un rato la tele y hacer el todos (nos damos todos juntos besos y abrazos y nos damos las buenas noches, diciendo que tenemos que soñar con los angelitos y con cosas bonitas), vamos a la habitación. Ahí le leo un cuento 2 veces y me quedo un ratito. Beso de buenas noches, a él y a su Winnie (quién me iba a decir a mí que con 32 años le iba a dar un beso a un peluche y darle las buenas noches…) porque sino no puede dormir. 
Y como digo cuando acabo el cuento: cuento contado, cuento acabado. Hasta mañana, que seguiré con esta entrada y hablaré del método utilizado...