No me vale que pongas excusa como "yo no lo sabía". Ni que les eches la culpa al Rock and Roll y a las birras y cubatas que te tomas. Igual que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, la ignorancia no es una defensa para consentir que unos "mamelucos", en el sentido más despectivo del término, roben el dinero público y se rían en tu cara mientras lo ingresan en Andorra Luxemburgo, Suiza o Alemania. Y tú, les sigas defendiendo. No es razón, el desconocimiento, para seguir como una perra en celo o un macho "salío" a un guaperas de mandíbula cuadrada que trae más de lo mismo bajo el brazo. No me vale tu incapacidad intelectual para arrastrarte a los pies de los intereses de políticos mentirosos. No me vale que me digas que "no los voté", cuando sé que lo hiciste. No me hagas reír, que ya me río, solo, de soslayo. No tienes excusa, y no por muy inteligente que seas es ridículo que hables a la ligera del sufrimiento de los demás cuando tú estás cobrando una pasta gansa por sembrar dudas y justificar su inmoralidad social . No me seas hipócrita, te hace más imbécil de lo que eres. No me digas que muriéndote de asco quieres una política neoliberal destructiva de los derechos sociales, ni que la culpa la tienen los emigrantes, la mujeres, los comunistas o los homosexuales y travestis. Qué quiere que te diga. Allá tú. Pero no me comas el tarro con estupideces. Ya no me vale ese comunismo ni esa izquierda denostada que aún practican algunos, ahí, enseñando "pelo en el pecho" y después dejándose arrastrar por la procesión de una Virgen o un Cristo de pacotilla. Que llora por un trozo de madera tallado como un parguela. ¡Compórtate hombre, por dios, que eres comunista! Me he descreído, y es una sensación maravillosa. He dejado de dialogar o simplemente intento que no me martilleen los oídos con argumentos falaces. ¿Diálogo? Si levantara la cabeza Sócrates y viera en qué se ha convertido ese sublime concepto filosófico, se moría de nuevo ¡Anda ya, coño! -diría-. Muerto al menos mantengo el recuerdo de cuando el diálogo servía para educarme; "si lo sé, no vengo" -sentenciaría- en vez de "sólo sé que no sé nada".