Autor invitado: Toño Taboada
Ante la presión de la URSS para que sus aliados abrieran un segundo frente en la zona occidental europea que pudiera descargar de tensión el frente oriental “distrayendo” efectivos alemanes y poder desarrollar una contraofensiva, el Alto Mando británico especialmente se puso manos a la obra para buscar ese nuevo frente. Y el elegido fue Dieppe. Además lo consideraban un buen “ensayo” de desembarco a gran escala de cara a un futuro.
Se había fijado la fecha del 4 de julio, lo que se conocería como Operación Rutter (nombre original de la operación que al reactivarse se conoció como Jubilee), pero tuvo que ser postergada por cuestiones meteorológicas. Los soldados participantes ya conocían el destino y se corrió el riesgo de que se filtrara información al enemigo. De hecho había excesivo optimismo y se relajó en exceso cualquier medida de seguridad tan necesaria en operaciones de este calado. Se fijó una nueva fecha, el 19 de agosto.
Aquel día se pusieron en marcha un total de 237 naves, con 8 destructores, 9 buques de transporte de tropas y 179 lanchas de desembarco que dejarían en la playa a casi 5.000 canadienses, poco mas de 1.000 comandos británicos y 50 Rangers estadounidenses apoyados por un batallón de 58 carros de combate Churchill. Contarían también con cobertura aérea por parte de la R.A.F. y aviación estadounidense a parte de la naval. Se ponían en juego la Operación Jubilee.
Las defensas alemanas no aparentaban ser muy poderosas, formadas principalmente por “alemanes étnicos” recientemente incorporados al ejercito provenientes de los países conquistados. Sembraron las playas de alambradas y minas, bien abastecidas de nidos de ametralladoras emplazadas en búnkeres estratégicamente situados y camuflados. La guarnición de la ciudad, por ejemplo, la formaban unos 1.500 hombres y en la defensa de la playa otros 150. El resto de playas todavía tenían una defensa más débil.
Los primeros problemas surgieron antes de llegar a las playas amarillas 1 y 2 cuando un grupo de lanchas se encontraron con un convoy costero alemán. El inevitable encuentro provocó el caos entre los atacantes y de las 23 lanchas solo 7 alcanzaron el objetivo inicial. El apoyo naval no llegó ya que supusieron que la defensa provenía de tierra. Esta incursión fue un desastre, aunque los pocos hombres que llegaron pudieron neutralizar la batería costera Goebbels, durante un tiempo antes de tener que reembarcar y volver.
En playa azul las cosas no mejoraron para la Royal Regiment of Canada en su objetivo de tomar Puys y asaltar la playa que estaba presidida por un acantilado vertical. Un considerable retraso de las lanchas y dispersión de las mismas, hizo que la llegada a la playa fuera de día por lo que fueron repelidas con cierta facilidad sufriendo un gran número de bajas. El fracaso esta vez fue total y sus consecuencias nefastas. Este objetivo era clave para todo el desarrollo de la operación. Solo 2 oficiales y 63 soldados volvieron a Inglaterra. Los alemanes sufrieron dos muertos y 9 heridos.Mejor se dio en el flanco (playas naranja 1 y 2) gracias a los comandos del extravagante Lord Lovat (primera foto). Sus 250 hombres desembarcaron sin mayores problemas y capturaron la batería Hess. El único éxito de toda la operación.
Las playas blanca y roja se encontraban a cargo del Essex Scottish Regiment y del Royal Hamilton Light Infantry. A los que seguirían los carros Churchill de la Calgary Tank Regiment y elementos de zapadores e ingenieros. El objetivo era ocupar los edificios que conformaban el frente marítimo a lo largo del bulevar de Verdún. Las lanchas alcanzaron las playas en la hora prevista, pero fueron recibidos por un mortal fuego desde las posiciones alemanas. A pesar de ello se logró desembarcar 27 de los 30 carros de combate previstos. Unos 12 llegaron al bulevar de la ciudad, pero fuero detenidos por bloques de cemento y no pudieron penetrar en la ciudad.
La primera dificultad era recorrer el tramo de playa de guijarros bajo el fuego enemigo hasta llegar a un muro de metro y medio y otro a medias de construcción. Esto supuso ya un 30% de pérdidas. Tras ellos unos 200 metros de explanada hasta llegar a las primeras casas, totalmente libres para ser barridos por el fuego alemán. Por que todo el escenario estaba dominado por dos acantilados en los extremos con posiciones enemigas de ametralladoras y cañones de diverso calibre que debían haber sido neutralizados con los ataques por los flancos, pero ya sabemos qué había pasado. Ni el fuego de cobertura de los navíos ni la R.A.F. fueron eficientes. Si los carros hubieran desembarcado desde el inicio a lo mejor el resultado hubiera sido distinto. Pero también quedó demostrado que los gruesos guijarros de la playa no era el mejor firme para ellos, pues avanzaban con grandes dificultades y con frecuencia quedaban varados.
Sobre las 9:00 se dio la orden de retirada para dos horas después, viendo la inutilidad de continuar el ataque. Y la retirada también fue un caos. El reembarque en las lanchas fue tortuoso por la cantidad de heridos y muertos agolpados a su alrededor. Y las propias lanchas ya cargadas con tropas camino de los buques fueron bombardeadas y hundidas una gran parte de ellas.
A las 12:20 se dio por terminada la retirada. Se había logrado rescatar unos 1.000 hombres.
Por parte alemana se contabilizaron unas 600 bajas (132 muertos)
Evidentemente las conclusiones no pueden ser positivas para los aliados, a pesar de los aprendizajes obtenidos y el provecho que les dieron el día D. Se había subestimado las defensas alemanas, no se consiguió la sorpresa, los ataques por los flancos fueron un desastre que dejó en evidencia el ataque frontal, el fuego de cobertura naval no fue suficiente, la inoperatividad y mal uso de los carros de combate en tierra (la idea de los funnies nació en las playas de Dieppe), demasiados objetivos, mala coordinación para alcanzarlos, falta de flexibilidad sin contemplar alternativas y un plan demasiado rígido, son algunos de los defectos de los que adoleció la operación, sumadas a la utilización de tropas sin experiencia en operaciones anfibias.
Otros autores inciden en la idea de que la cancelación de la primera fecha de ataque dio demasiadas pistas a los alemanes pero que la presión de los soviéticos para abrir el tan ansiado segundo frente hizo mantener el objetivo a pesar de todo.
En definitiva se consideran que los sacrificios de la “Operación Jubilee” evitaron terribles fracasos en otras operaciones de mayor magnitud, como las que se llevarían a cabo en el norte de África, Sicilia o el territorio peninsular italiano, sin olvidarnos de Normandía.
Toño Taboada es miembro de Divulgadores de la Historia, bloguero y autor del estupendo blog Historia Sin Pretensiones.Para saber más:Segunda Guerra Mundial 1939-1945 Las claves de la mayor contienda de la Historia. Volumen 16: Dieppe una muralla en el Atlántico. Biblioteca El MundoAlas sobre el mar en la Segunda Guerra Mundial. Desembarco de Dieppe. Boletín del Centro Naval, n.º 808, de Eugenio L. BezzolaDieppe 1942, El desembarco fracasado, de Terence Robertson Engage the Enemy More Closely: The Royal Navy in the Second World War, de Corelli Barnett
D Day OverlordDavid López Cabia
Eurasia 1945