Para comprender la China contemporánea, es útil tener una perspectiva de largo plazo sobre su evolución económica. Ya en el siglo X, China era líder en la economía mundial en términos de renta per cápita y junto a India producía el 50% del PIB percápita mundial. El impulso de su desarrollo estuvo en la intensidad con que utilizó sus recursos naturales y en la capacidad de administrar su enorme imperio territorial. Pero desde principios del siglo XIX su desempeño se vio fuertemente disminuido producto del acelerado progreso económico que brindó la revolución industrial a los países occidentales.
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