Todos tenemos necesidades, desde las más básicas hasta las más elevadas. Tal como lo concibió hace muchos años Abraham Maslow a través de su famosa Pirámide de Maslow, podemos clasificarlas en necesidades básicas, de seguridad y protección, sociales, de estima y autorrealización.
Las necesidades son las cosas que nos hacen falta, de las cuales carecemos y requerimos para vivir.
Los deseos son diferentes a las necesidades. Un deseo es algo que queremos, un deseo puede ser la forma en que satisfacemos una necesidad. Ante el hambre, que es la necesidad de alimentarme, mi deseo puede ser comer una fruta o algo tan distinto como un filete a la parrilla.
La diferencia entre necesidades y deseos que a primera vista parece muy simple, no lo es tanto, puede llegar a ser muy sutil y confundirnos con facilidad.
La Importancia De Distinguir Entre El Deseo Y La Necesidad
Es importante aprender a distinguir entre ambos porque eso puede determinar en gran medida el tipo de vida que vamos a vivir.
Si yo vivo convencido de que mis deseos son en realidad necesidades que tengo que cubrir y además resulta que son muchas, tengo que dedicar una gran cantidad de tiempo, energía y recursos para hacerme cargo de ellas. Y es posible que una vez cubiertos los deseos disfrazados de necesidades, vaya apareciendo una nueva lista de deseos. Esto podría convertirse en un circulo vicioso infeliz y desgastante porque nunca estoy satisfecho. Siempre hay algo que "necesito", es decir algo que en el fondo no es más que un deseo.
Pongamos un caso de ejemplo. Digamos que necesito un auto para trabajar y visitar a mis clientes. Puedo comprarme un Toyota o un Porsche. En si no tiene nada de malo comprarse uno u otro. Sin embargo, es posible que al comprarme el Porsche tenga que desatender otras necesidades, más aún si tengo una familia, pero, si yo estoy convencido de que comprar el Porsche es una "necesidad" entonces hay muy poco que discutir al respecto ¿no es así?
El punto es que al hacer pasar mis deseos como necesidades vivo una vida muy recargada, "necesito" mucho para estar bien. Por el contrario si reconozco mis verdaderas necesidades y que el resto son deseos, puedo vivir más ligero, necesitando menos cosas para ser feliz.
Desear Algo Es Natural
Sin duda tener deseos es por supuesto parte de la naturaleza humana. No tiene nada de malo tener deseos y aspiraciones, nuestra autoestima también se alimenta de poder darnos lo que queremos al reconocernos como merecedores de ello; pero cuando los deseos se vuelven incontrolables, desmedidos, caprichosos y antojadizos, serán la causa de mucho dolor y malestar en nuestra vida y en la de las personas con las cuales convivimos.
Si bien todos tenemos deseos tal como tenemos necesidades, no siempre podemos satisfacerlos todos, por lo que es importante para nuestro proceso de maduración desarrollar tolerancia a la frustración, al fracaso. Es parte de crecer saber que no todo lo que queremos y deseamos es posible. Algunas cosas no se darán, no se cumplirán y está bien que sea así. Es parte del juego de la vida. No siempre obtendremos lo que queremos.
Vivimos en un mundo en donde más es mejor, donde parece no haber límites, donde la codicia prevalece. Seguimos gastando, consumiendo y comprando a un ritmo frenético que casi raya en la locura. Y así vamos perdiendo nuestra salud y paz mental al perseguir un estilo de vida que tal vez ni siquiera es nuestro y vale muy poco.
El Deseo Bien Encausado
Esto de ninguna manera quiere decir que no luchemos por las cosas que queremos y anhelamos. Muy por el contrario, eso es justamente lo que debemos hacer, luchar por nuestros sueños, esforzarnos por alcanzarlos. Esa es la forma de vivir una vida más plena y con significado.
Lo importante es tener la capacidad y la sabiduría para distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es, entre lo trascendental y lo superficial. Un deseo puede muy bien valer el esfuerzo de una vida, el deseo de servir, de contribuir; mientras que otro es simplemente algo trivial en lo que no vale la pena invertir cinco minutos de nuestro tiempo.
La honestidad con nosotros mismos, la capacidad de reflexión y el autoanálisis son herramientas de las que podemos echar mano para trabajar en esta tarea de discernir entre deseos que nos acerquen a nuestros propósitos de vida y deseos vanos que sólo representan cosas huecas y vacías sin contenido ni sustancia.
Entonces alguien que logra identificar sus prioridades ubicando sus deseos en el lugar que les corresponde, será capaz de enfocar su vida, su mente y sus fuerzas en la dirección correcta para vivir una vida más productiva, feliz y saludable.
El Deseo Y Las Necesidades En La Vida