En el paleoclima de la Tierra hubo periodos cálidos (los interglaciares) y otros muy fríos. Lo sabemos por los registros ambientales naturales que han ido encontrando los científicos en núcleos de hielo, en corales, en maderas de árboles y otros fósiles, o el polen y los sedimentos (láminas de polvo ambiental, lava, cenizas u otros), especialmente en regiones cercanas a los polos.
Sin embargo, los registros sedimentarios sin hielo durante los periodos interglaciares son escasos o difíciles de obtener debido a la capa de hielo actual.
Una de las zonas que da buenas pistas del clima remoto y sus transiciones es Groenlandia, una inmensa isla congelada cuya superficie de hielo se derrite a un ritmo inusual y va dejando semidescubiertas las huellas de diferentes épocas. En esta isla situada entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico, durante la Guerra Fría se construyó una base secreta estadounidense, en forma de túnel bajo el hielo, llamada Camp Century. Y cuando dejó de utilizarse con fines bélicos, los glaciólogos aprovecharon muestras antiguas de hielo y lodo de las perforaciones para estudiarlas.
Ahora, esos sedimentos recuperados de la base del núcleo de hielo de Camp Century muestran que el noroeste de Groenlandia estuvo libre de hielo durante un período de la historia conocido por haber tenido los volúmenes de hielo más bajos de la historia: el llamado periodo interglaciar isotópico marino (MIS) 11, que ocurrió hace unos 400.000 años. Se trata de un periodo específico en el que la temperatura media de la atmósfera era similar a la que experimentaremos pronto, dado el actual calentamiento de la Tierra, según apunta un estudio liderado por un equipo científico de la Universidad de Vermont, publicado en Science.
El trabajo indica que la ausencia de hielo en esa región, en algún momento del Pleistoceno, significaría que aquel deshielo podría haber contribuido a elevar en más de 1,4 metros el nivel global del mar durante el interglaciar, que ya era entre 6 y 13 metros más alto que el actual.
Para llegar a esta conclusión analizaron los sedimentos mediante técnicas de datación por luminiscencia y de núclidos cosmogénicos, y descubrieron que estos fueron depositados por agua que fluía en un entorno de tundra sin hielo durante el período interglaciar MIS 11.
Si el calentamiento moderado durante los aproximadamente 29.000 años del MIS 11 provocó una importante pérdida de hielo en Groenlandia, entonces un rápido y prolongado calentamiento antropogénico del Ártico podría elevar el nivel del mar y desencadenar retroalimentaciones en los próximos siglos.
Las condiciones climáticas de los interglaciares pasados, periodos de la historia climática del planeta caracterizados por temperaturas más cálidas y una menor cobertura de hielo, nos dan la oportunidad de comprender mejor cómo responderá la criosfera al calentamiento del clima y cómo el fenómeno contribuirá a la subida del nivel de los océanos.
La capa de hielo de Groenlandia se derritió sustancialmente en un clima no mucho más cálido que el actual e incrementó el nivel del mar. Así, mientras continuemos emitiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera, seguiremos empujando a la capa de hielo de Groenlandia a derretirse en el futuro y a elevar el nivel de los océanos, lo que tendrá efectos devastadores para la civilización humana.