Nolberto era un apasionado de las motos, desde siempre fue su pasión. Le gustaba esa sensación única de libertad que le proporcionaba montar en una de ellas, sentir el viento sobre su rostro, experimentar la libertad de un vaquero del lejano western en versión motorizada. Recordaba de forma muy especial, la primera moto que tuvo, una Bultaco Impala, la emoción de subirse por primera vez, los viajes a la playa, cuando su por entonces novia, y ahora mujer, le agarraba fuertemente a la cintura. A la memoria le venía cuando la besaba al dejarla en su casa y se alejaba entre el ruido de aquel motor, recordaba el especial empeño en tenerla reluciente, el cariño especial que destilaba a un objeto que consideraba muy especial. Después tuvo muchas motos, más bonitas, modernas y con mejores prestaciones y potencia, pero siempre se acordaba de aquella vieja moto. Por eso, uno de los mejores días de su vida fue aquel en el que sus hijos recuperaron, enterrada entre los viejos hierros de un almacén de chatarra, una Bultaco Impala, y se la regalaron restaurada como el modelo original. Un presente absolutamente irrepetible.
Nos han vendido la misma moto, y yo me pregunto ¿eso es malo? En absoluto, y me remito a mi propia experiencia. Durante la proyección quedé anclado a la butaca, sólo me pasa en contadas ocasiones, cuando desconecto del mundo exterior y me traslado a lo que sucede en la pantalla. Después, una vez terminada la película, me encuentro en un estado de satisfacción plena, como cuando abres un regalo y es lo que has deseado durante mucho tiempo. J.J. Abrams puede que no quisiera arriesgar y poco importa, porque el regalo que nos ha hecho a los que amamos "La guerra de la galaxias" es justo lo que necesitábamos. Hubiera sido imperdonable que esta especie de remake, o como se quiera calificar, se tornara como una chapuza o una obra descuidada, pero no es así, está realizada desde el afecto más sincero y su cuidado esmero en ofrecer lo que muchos estábamos esperando desde hace mucho, mucho tiempo, es algo que agradecer.