"Siempre se había considerado a sí misma una gran polemista, la gente solía temerla por ello, pero ahora tenía enfrente a alguien que la superaba ampliamente en aquel terreno. Alguien irritante, que sabía retorcer los argumentos hasta extremos inverosímiles y llevar las discusiones a terrenos pantanosos que la hacían sentirse insegura y ridícula".
"No se podía decir que no le gustasen los niños, pero sí que formaba parte de ese grupo humano que no descubre su encanto hasta que se convierte en padre o madre. Y que aun cuando ello ocurre, constata con alivio que las únicas criaturas que despiertan su interés y su atención son las propias".
"Todos somos lo que leemos, gran parte de mi personalidad tiene que ver con mis lecturas"
Cuando Prudencia Prim se encuentra con este anuncio en el periódico: "se busca espíritu femenino en absoluto subyugado por el mundo. Capaz de ejercer de bibliotecaria para un caballero y sus libros. Con facilidad para convivir con perros y niños. Mejor sin experiencia laboral. Abstenerse tituladas superiores y posgraduadas", aún sin cumplir los requisitos exigidos, no duda en hacer el equipaje y poner rumbo hacia San Ireneo de Arnois, una floreciente colonia francesa de exiliados del mundo moderno, en busca de una vida sencilla y tranquila, que le permita acallar el ruido de su mente, encontrar el verdadero sentido a su existencia.
La señorita Prim sólo busca realización, perfección, belleza, pero allí se encontrará con un hogar donde todo parece decrépito, unos niños que no parecen niños, que llevan el peso de las conversaciones y que son capaces de mantener charlas del todo inadecuadas para su edad (como Eksi, que a sus siete años y medio escribe historias por entregas para sus hermanos).
Comenzará a ejercer su nueva profesión, ordenando y catalogando los libros para el "hombre del sillón", un ser un tanto extraño, de creencias religiosas extremas, carente de cualquier atisbo de sensibilidad, delicadeza, e intolerablemente dominante.
"Detesto el sentimentalismo, pero eso no me convierte en una persona fría. Una cosa es el sentimentalismo y otra el sentimiento. El sentimentalismo es una patología de la razón o, si lo prefiere usted, una patología de los sentimientos, que crecen, se exceden, ocupan un lugar que no les corresponde, se vuelven locos, oscurecen el juicio. No ser sentimental no significa carecer de sentimientos, sino únicamente saber encauzarlos. El ideal (seguro que en esto estaremos de acuerdo) es poseer una cabeza templada y un corazón sensible".
¿Se integrará Prudencia en su nuevo hogar, con su jefe y los niños? ¿Conseguirá un hueco en los corazones de los vecinos de San Ireneo?
Ésta ha sido la primera novela de Natalia Sanmartin, una periodista y escritora nacida en A Estrada (Pontevedra) en 1970. Licenciada en Derecho por la ULC, es máster en Periodismo por la Escuela de periodismo de El País y la UAM y está especializada en información económica. Actualmente es jefa de Opinión en el diario 5 Días.
Editada por Planeta en 2013, se puede decir que ha tenido bastante éxito. Ha sido traducida a seis idiomas y distribuida en 70 países.
Natalia afirma no haberse planteado una segunda novela. Pero si la primera sigue a este paso, seguro que los lectores volveremos a ver su nombre en las librerías.
Aquí os dejo una entrevista para el que le apetezca conocer más cosas acerca de la autora y el libro.
Una usuaria de mi biblioteca, me recomendó esta novela, me contó que la protagonizaba una bibliotecaria, que le había encantado, enganchado y que le había parecido muy peculiar.
Y yo, ni harto ni perezoso me hice con ella, porque raramente puedo resistirme a una recomendación tan entusiasta, además viniendo de alguien con quién ya he compartido variadas opiniones sobre libros y conozco sus gustos literarios, muy afines a los míos.
Prudencia Prim y su nuevo jefe son tan distintos, que parece imposible llegar a entenderse. Ella valora mucho la delicadeza, algo de lo que carece por completo su nuevo jefe.
"Detesto el sentimentalismo, pero eso no me convierte en una persona fría. Una cosa es el sentimentalismo y otra el sentimiento. El sentimentalismo es una patología de la razón o, si lo prefiere usted, una patología de los sentimientos, que crecen, se exceden, ocupan un lugar que no les corresponde, se vuelven locos, oscurecen el juicio. No ser sentimental no significa carecer de sentimientos, sino únicamente saber encauzarlos. El ideal (seguro que en esto estaremos de acuerdo) es poseer una cabeza templada y un corazón sensible".
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Mi opinión sobre el libro no disiente demasiado con la de la persona que tanto lo elogió. Lo he devorado y disfrutado en cada una de sus palabras.
El estilo narrativo de la autora, me ha absorbido, sus párrafos con frases llenas de certezas, la manera de profundizar en los sentimientos de los protagonistas. "La juventud debería ser todo lo ingenua que nuestra naturaleza nos permite ser. El joven aún camina en cierta inocencia, todavía mira el mundo con sorpresa e ilusión. Más adelante, con el paso del tiempo, descubre que las cosas no son como imaginaba y va cambiando. Pierde entonces esa luminosidad, pierde esa inocencia, su mirada se enturbia y se oscurece. En un sentido es muy triste, pero en otro resulta inevitable, porque son precisamente esos dolores los que le llevan a la madurez.
"A veces se dicen cosas sin pensar. No expresan lo que uno siente, sino más bien la tensión del momento o incluso el deseo de ganar la discusión".
Lo que más me ha gustado: las conversaciones llenas de ingenio, cargadas de ironía, entre Prudencia y el "Hombre del sillón", dos personas igual de cabezotas, igual de inteligentes, que compiten siempre por tener la última palabra (por cierto, suele ganar él), que rivalizan por mostrar sus armas contra los argumentos del otro. La personalidad tan bien perfilada de cada uno de ellos.
"Aunque la relación que mantenían se ceñía oficialmente al vínculo entre patrón y empleada, extraoficialmente su trato había ido más allá. Las discusiones y conversaciones, las confidencias y los debates, todo ello superaba la barrera de un contrato".
Lo que menos: el único "pero" que podría encontrarle en todo caso sería el final. No quiero decir con ello que no me haya gustado, pero cuando te encuentras ante una lectura tan intensa, tan completa, creo que es normal esperar un final maravilloso, de cuentos de hadas. Tampoco quiero aseverar que haya habido necesariamente un final infeliz. Tan sólo me hubiera gustado un final más contundente, preciso, concreto, más acorde con mi imaginación calenturienta.
He seguido con expectación la evolución de la actitud de nuestra bibliotecaria hacia los niños. A ella nunca le han gustado demasiado, pero sin darse ni cuenta, casi de repente, se descubrirá no sólo aceptándolos, sino queriéndolos, valorándolos como lo que son.
"Aquéllas no eran unas criaturas naturales, reflexionó mientras bajaba las escaleras. No leían cosas naturales, nunca jugaban a cosas naturales, no decían siquiera cosas naturales. Ello no significaba que fuesen desagradables o maleducados, en realidad, tenía que reconocer que los pequeños eran encantadores, pero no se parecían en nada a los niños que solía ver en casa de sus amigos, en la calle o en los restaurantes. Cuando hablaba con ellos, la mayoría de las veces tenía la extraña sensación de estar siendo interrogada. Eran los niños quienes llevaban el peso de la conversación. Eran ellos también los que salpicaban las charlas con extrañas informaciones que la bibliotecaria consideraba profundamente inadecuadas para su edad".
"Había algo perturbador en aquellos niños, aunque no podía explicar muy bien qué era. Algo inquietante, que convivía con una luminosa y soleada inocencia y con aquella ternura con la que veneraban cada una de las palabras que salían de la boca del hombre del sillón".
Os la recomiendo encarecidamente. "El despertar de la señorita Prim" es una novela que describe una sociedad probablemente utópica, donde los problemas de cada uno, son los de todos. Nos habla de la solidaridad, la verdadera amistad, el amor, el matrimonio, el valor de las pequeñas cosas.
"Si dos personas se admiran mutuamente ello significa que no son iguales, porque si lo fuesen no se admirarían. Son diferentes, ya que cada uno admira en el otro lo que no encuentra en sí mismo. Es la diferencia y no la igualdad lo que alimenta la admiración entre dos personas, de ahí que la igualdad no tenga nada que ver con un buen matrimonio y sí lo tenga y mucho, la diferencia".
Por último, otra frase que quiero resaltar, una certeza más de tantas contenidas entre estas 352 páginas, que seguro devorarás si decides darle una oportunidad.
"Es más fácil proyectar la culpa en los ojos de los demás y defenderse de ello que encontrarla en el interior de uno mismo, donde no hay defensa posible".
El booktrailer: