Partiendo de que soy un acérrimo seguidor de la serie televisiva, pensar que tarde o temprano acabaría sucumbiendo a la lectura de The Expanse, era un hecho consensuado. Sin embargo, hasta que los astros no sé alinearon -cuatros años después- y tanto Borja Bilbao (Calles de Tinta, Tryperion) como Consuelo (ConsuLeo) se animaron a leerlo conmigo en conjunto, no termine de tirarme de cabeza. Y bueno, el resultado, para bien y para mal, es justo lo que esperaba. El despertar del leviatán es una novela de ciencia ficción espacial entretenida y palomitera en la hay más hilos que costuras, donde los fallos apuntan más a un defecto de primera novela, tal como es el caso del dúo que forman los americanos Daniel Abraham y Ty Franck bajo el seudónimo de James S.A. Corey.
La trama de El despertar del leviatán es cuanto menos simple: cuando Jim Holden y su tripulación se encuentran con una nave abandonada, descubren un secreto que pondrá el mundo patas arriba. Un misterio pergeñado por manos desconocidas que hará estallar una guerra en el Sistema Solar entre marcianos, cinturianos y terrícolas. A la vez, el inspector Miller tiene la misión de buscar a una chica hija de padres adinerados. Las dos tramas tirándose cabos una a otra, uniendo sus hilos y atando sus cabos, donde una pequeña nave puede cambiar el destino de todo el universo.
Blockbuster espacialSi hace un par de años recomendaba Materia oscura como blockbuster veraniego de ciencia ficción, El despertar del leviatán podría ser tomado por algo similar. Y es que James S. A. Corey propone un libro que no se lee, se devora. Es una ciencia ficción aventurera, que nunca se detiene y deja los términos más especulativos en un mero pasatiempo. La novela se nota desde un primer principio que esta concebida para entretener, con un ritmo de lectura trepidante que pide leer más y más rápido (y si no, preguntadle a Consuelo). Aquí no hay misterios que se alarguen ni extenuantes capítulos reflexivos. La trama se mueve como un colibrí inquieto, donde los capítulos son tan cortos que se consumen antes que una cerilla y las respuestas llegan una tras otra sin parar. Sin embargo, el estilo adolece de un encorsetamiento redundante a solo dos puntos de vista, en los que hay momentos que son incluso indistinguibles para el lector.
Un worldbuilding prometedorEl universo que plantea El despertar del leviatán no es nada alocado: la humanidad ha conquistado el espacio, pero no tanto como podríamos pensar. Existe la capacidad de medio colonizar otros terrenos, como Marte o el Cinturón de asteroides. Sin embargo, la humanidad no dispone de ningún medio para viajar a la velocidad de la luz y algunos de los bienes esenciales (agua, por ejemplo) tienen que ser transportados de unos planetas a otros. Esto hace que la competencia y rivalidad entre terranos, marcianos y cinturianos sea tan interesante. El encuadre político en The Expanse es apenas un esbozo en esta primera entrega, pero es uno muy prometedor, tanto como sus planteamientos más culturales, con familias multiparentales y dialectos. Es cierto, les queda mucho trabajo por hacer en las futuras novelas de la saga y el conflicto interplanetario esta aquí en segundo plano, pero se atisba un futuro propicio.
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