El despotismo ilustrado y la pintura romántica de Delacroix

Por Baluarte


EL DESPOTISMO ILUSTRADO
El absolutismo de finales del siglo XVIII recibe el nombre de “Despotismo Ilustrado”, que se puede definir como “la utilización de la ideología ilustrada por parte de las leyes absolutas para mantener su absolutismo”.
La Ilustración es un pensamiento crítico y reformista. Los reyes absolutos del siglo XVIII (los llamados “déspotas ilustrados”) introducen en sus estados una serie de reformas y mejoras importantes:
suprimen los restos que aún quedaban de feudalismo
protegen la agricultura con la construcción de canales y pantanos y con la introducción de nuevos cultivos
urbanizan y modernizan las ciudades
introducen reformas judiciales
crean centros educativos
Sin embargo, estas reformas ni quiebran el orden social, político y económico básico, ni cuentan con el pueblo ni le dan participación en la vida política (espíritu paternalista: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”).
En unas décadas esas limitaciones contribuirán, con otros factores, al surgimiento de movimientos revolucionarios, que entre el XVIII y el XIX favorecerán la aparición de monarquías constitucionales y de repúblicas.
En España el despotismo ilustrado se personifica en la figura de Carlos III de Borbón (rey entre 1759 y 1788). Se apoyó en un equipo de ministros y colaboradores ilustrados como el Marqués de Esquilache, Aranda, Campomanes o Floridablanca. Algunas de sus reformas produjeron la reacción de los sectores más conservadores, lo que, unido a la crisis, provocó motines de los que se culpó a los Jesuitas (que fueron expulsados). Entre sus principales innovaciones destacan:
reforma de la enseñanza, fundamentándola en las disciplinas científicas y en la investigación
reforma de la agricultura impulsada por las Sociedades Económicas de Amigos del País y favorecida por obras públicas como el Canal Imperial de Aragón
repoblación de las zonas despobladas y amenazadas por el bandolerismo con católicos alemanes y flamencos, para fomentar la agricultura y la industria (ej.: La Carolina)
reorganizó al ejército e impulsó el comercio colonial, formando compañías como la de Filipinas y liberalizando el comercio con América
construcción caminos reales de carácter radial, con origen en Madrid y destino Valencia, Andalucía, Cataluña y Galicia
desarrolló un ambicioso plan industrial en el que destacan las industrias de bienes de lujo (Porcelana del Buen Retiro, Cristales de la Granja)
hizo hospitales públicos, servicios de alumbrado y recogida de basura, uso de adoquines, una buena red de alcantarillado
en Madrid desarrolló un ambicioso plan de ensanche, con grandes avenidas, monumentos (Cibeles, Neptuno, puerta de Alcalá), jardines (jardín botánico) y edificios singulares (Hospital de San Carlos, Museo del Prado)
Así pues el despotismo ilustrado si tuviésemos que resumirlo en breves líneas sería:
Un concepto político que hace referencia a una forma de gobierno, vinculada a ciertas monarquías europeas del siglo XVIII, en la que los reyes, sin renunciar a su condición de soberanos absolutos, trataron de aplicar determinadas medidas “ilustradas” de corte reformista e incluso progresista, surgidas precisamente en esa centuria, denominada genéricamente Siglo de las Luces o Ilustración.
Las limitaciones del despotismo ilustrado fueron evidentes: obtuvo relativos éxitos en el campo administrativo, educativo y económico. Sin embargo fracasó en el social ya que sus promotores no fueron partidarios de acometer reformas en profundidad que pusiesen en peligro las viejas estructuras del Antiguo régimen.
LA PINTURA ROMÁNTICA: DELACROIX
El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en el Reino Unido y Alemania a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y las reglas estereotipadas del clasicismo, dándole importancia al sentimiento. La libertad auténtica es su búsqueda constante.
Es propio de este movimiento:
Un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto. Los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía, y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad.
Igualmente, una renovación de temas y ambientes. Prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos; venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición.
Auge de lo nacional y del nacionalismo, reacción a la cultura francesa del siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, dispersada por toda Europa por Napoleón.
Da entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.
Predominan los sentimientos de tristeza, melancolía, amor a la soledad, escenarios lúgubres, descontento.
Delacroix presenta durante toda su vida una ambivalencia interior entre el romanticismo y el clasicismo, que se va decantando por el primero hasta quedar como opción evidente a partir de la exposición de 1855.
Temas: dejó numerosas obras que tenían mucho que ver con la actualidad de su época (como Libertad guiando al pueblo). También destacó como pintor religioso pese a sus continuas declaraciones de ateísmo.
Color: el color para Delacroix no solo tenía un valor de representación, sino sobre todo un significado emocional propio, con el que el pintor intentaba plasmar sobre el lienzo el sentimiento y la disposición de ánimo de las personas.
Su cuadro más popular, La Libertad guiando al pueblo, también conocido como La barricada (1830, Louvre), le valió la Cruz de la Legión de Honor.
El lienzo representa una escena del 27 de julio de 1830 en la que el pueblo de París levantó barricadas. Los disturbios iniciales se convirtieron en un levantamiento que desembocó en una revolución seguida por ciudadanos enojados de todas las clases sociales. No existió un único cabecilla. Por eso Delacroix representa a la Libertad como guía que conduce al pueblo. Tampoco esta representada de una forma abstracta, sino que es una figura alegórica muy sensual y real.
El pueblo es la unión de clases: se representa al burgués con su sombrero de copa y empuñando el fusil, al lado un andrajoso y un herido que pide clemencia a Francia. Al fondo aparecen brumas y humos de la batalla que diluyen un barrio francés bastante realista. A los pies de la Libertad un moribundo la mira fijamente indicandonos que ha valido la pena morir por ella.
Características formales:
· Forma abierta
· La sensación de perspectiva está presente en la obra gracias a los edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en tamaño al fondo del lienzo.
· La línea del horizonte es algo inestable, sería la línea imaginaria entre las cabezas de la multitud al fondo del cuadro, que se difuminan con el humo y los edificios del fondo.
· Las figuras principales se enmarcan dentro de una pirámide que asciende en el vértice de la cual el eje central es la Libertad y los dos muertos en primer término cierran el triángulo.
· La luz del cuadro es irreal, ilumina la Libertad con la bandera tricolor, una parte del cuerpo del niño que hay a su lado, al moribundo de la chaqueta azul, al muerto del margen inferior izquierdo. En este caso la luz y el color tienen un objetivo en común: potenciar el movimiento.
· Las pinceladas muestran una gran desenvoltura y ondulación. El rojo y el azul de la bandera, de la vestimenta del herido que se alza delante de la Libertad, y de la camisa del muerto de la izquierda resaltan por encima de todo el predominio de las tonalidades ocres y grises del conjunto.