Lo único que realmente se puede aprovechar de El destino de Júpiter es su aspecto visual en todos los sentidos. Escenografía, vestuario, efectos especiales, fotografía... Los Wachowski han creado un universo lleno de colorido, deslumbrante, muy agradable a la vista. Eso sí, es un universo vacío, sin alma, poblado por personajes casi ridículos que no consiguen provocar empatía alguna en el espectador.
Ni la hermosa Mila Kunis, ni el guapo (aunque inexpresivo) Channing Tatum, ni mucho menos el brillante ganador del Oscar de este año Eddie Redmayne (que llega a dar vergüenza ajena, más aún si vemos la versión doblada) ni el siempre interesante Sean Bean, son capaces de levantar un film aburrido, con un guión pueril y falto de ideas.
La historia, llena de tópicos, con guerras de poder entre distintas facciones interestelares y una historia de amor que no cuela en ningún momento, no es lo suficientemente interesante como para que nos preocupen ni los personajes ni lo que les sucede.
En fin, un patinazo más de los directores que un día revolucionaron el cine de acción, que hace muy difícil que me vaya a sentir interesándome por alguno de sus futuros proyectos. De hecho, tengo aparcada su nueva serie de televisión Sense 8 y creo que nunca llegaré a ver.
Lo mejor: El aspecto visual
Lo peor: La historia. La extrema caricaturización de algunos personajes.
Nota: 4/10