El 6 de junio de 1944, el día D, se inició la operación Overlord. Era el asalto a la muralla del Atlántico sobre la cual Hitler se vanagloriaba de ser invencible. A los dos días ya había casi 150 mil aliados en las playas empujando seriamente a los alemanes, que si bien se resistieron, finalmente fueron vencidos. En los días previos los líderes de la Resistencia habían inutilizado gran parte de las líneas férreas, comunicaciones y demás, lo que complicó el avance alemán a las playas y permitió el desembarco de los aliados. Uno de los casos más memorables es el retraso que se dio a la Panzerdivision SS Das Reich, que duró casi dos semanas; por supuesto las actividades guerrilleras no podían quedar impunes, así que las Waffen SS cometieron una masacre en Oradour-sur-Glane contra inocentes pobladores, matando a todos e incendiando el pueblo.
Al enterarse Francia de la invasión, el pueblo pareció levantarse vigoroso a cometer innumerables ataques y rebeliones hacia los alemanes por todo el país, la Resistencia se vio fortalecida y empezó a sabotear operaciones alemanas de vital importancia, facilitando la tarea de los aliados. De Gaulle animaba desde la BBC de Londres a ayudar la causa aliada y auguraba que pronto habría un gran regocijo en las calles. Por supuesto la Resistencia no olvidó a los muchos franceses colaboradores de los nazis, por lo que se llegó a ejecutar entre 30 mil a 40 mil sospechosos. De Gaulle y los miembros de la Resistencia tenían algo en mente, algo que para los norteamericanos no tenía prioridad en aquel momento: la liberación de París.
En efecto, para el Alto Mando Aliado no existía ninguna clase de motivación para liberar inmediatamente París a sabiendas de que había muchas más fuerzas alemanas que debían ser eliminadas o empujadas hacia su territorio. En la mente de Eisenhower, París sólo representaba algo meramente simbólico. Además, los norteamericanos pensaban que Hitler no abandonaría esa ciudad sin trabar un mortal combate, por lo cual no tenían intención de luchar casa por casa, ni convertir a la capital francesa en una Stalingrado de occidente. Por otro lado, el mando aliado ya estaba organizando un plan de gobierno provisional hasta nuevas elecciones, lo que era una humillación para De Gaulle, éste se comunicó con la Resistencia y con Marie-Pierre Koenig, quien recientemente había sido nombrado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Francesas del Interior, para que se fomente una insurrección en París. A partir de agosto empiezan los primeros síntomas de ebullición entre la población francesa con huelgas de parte de la policía y la entrada de más miembros de la Resistencia a la ciudad.
En Alemania Hitler había designado al general de infantería Dietrich von Choltitz con la orden de defender la ciudad hasta el último hombre. Pero este sensato general ignoró sus órdenes y priorizó el bienestar de sus hombres. Entre los aliados se había decidido que, cuando se liberara París, un grupo de soldados franceses debían formar parte de dicha liberación, se trataba de la División Acorazada 2 al mando del general Leclerc, que sin embargo, a mediados de agosto, notó que los anglosajones no tenían la menor intención de liberar París inmediatamente, además su unidad parecía inactiva mientras que otras unidades americanas eran lanzadas al combate, generando quejas de su parte hacia el general Patton.
El 21 de agosto De Gaulle solicitó permiso para dejar que Leclerc avanzase sobre París, mientras en la capital reinaba el caos pues no había electricidad, gas, transporte público, entre otras cosas… parecía dejada al abandono. Harto de esperar a Leclerc, ese mismo día, y tras recibir de Koenig el título de gobernador ad interim de París, De Gaulle avanza sobre la ciudad desobedeciendo toda orden. Sin embargo la División Acorazada 2 francesa no estuvo lista hasta el 23 de agosto. Resignados los anglosajones determinaron que la División de Infantería 4 americana conquistaría los puentes sobre el Sena quedando todas las fuerzas al mando de Gerow. Se sumaría además un contingente británico. El alemán Choltitz puso 20 mil hombres al mando del coronel Hubertus von Aulock. Además se contaba con 5 mil hombres de la compañía privada de Choltitz con 50 piezas de artillería y unos 60 aviones en el aeropuerto de Le Bougert.
El debate aquí entra respecto a que si Hitler ordenó que París sea reducida a cenizas por la fuerza de las necesidades o si más bien solicitó incendiarla. Lo que si queda claro es que el 23 de agosto una conversación culminó con la siguiente frase: “París no debe caer en manos del enemigo sino es reducida a un montón de ruinas”. Hoy sabemos que Choltitz no obedeció tan sádica orden que sólo hubiese representado una matanza de aliados y alemanes.
La Lucha por París
Leclerc avanzó pero sufrió pérdidas y se retrasó, por lo cual Gerow ordena que se tome la ciudad sin importar quienes ingresaban primero, si franceses o anglosajones. Lecler en sus primeras horas de avance había perdido 71 hombres, tenía 255 heridos, 35 carros de combate, 6 cañones y 11 vehículos de todo tipo.
El avance se retrasaba mientras en las calles todos los parisinos se levantaron de forma unánime. La Resistencia se alzó en armas contra los alemanes, así los aliados podrían llegar a una, prácticamente, liberada París. Aproximadamente a las 10:30 del 24 de agosto de 1944 un pequeño destacamento del capitán Dronne entró a París a través de la Port-de-Gentilly, eran los primeros en llegar a la capital después de cuatro años, dos meses y diez días de ocupación. Ahora bien, la liberación completada el 25 de agosto no estuvo exenta de algunos combates, pues si bien el alemán Choltitz no quería destruir la capital tampoco se rendiría sin oponer cierta resistencia, aunque claro bastante débil y disimulada, para “salvar su pellejo” frente a la Gestapo y las SS.
Al amanecer la Agrupación Billotte penetró en la ciudad por la Port-de-Gentilly también dirigiéndose hacia la Cité y dispuesta a intervenir en Tullerias, además de atacar el Hotel Maurice donde se hallaba el general alemán Choltitz. Después, los aliados recorrieron el boulevard des Marechaux para avanzar hacia el Campo de Marte, los Inválidos, el Palais Bourbon y el Quai d´Orsay. Para esto Langlade alcanzó la Place de L´Etolie, recorriendo también la avenida Mozart.
Ya muchos ciudadanos parisinos se hallaban en las calles eufóricos llenos de entusiasmo saliendo a recibir a las tropas, mientras de fondo se oían algunos disparos de carros de combate y armas. Se contaron entre franceses civiles y soldados 1483 muertos y 4911 heridos. El 25 Billote envío un ultimátum a Choltitz pero se rechazó cualquier oferta de rendición. Se decidió atacar a las 13:15 del mismo día pero los defensores opusieron una tenaz resistencia, que sin embargo a las 15 horas casi había cesado. Todo terminó poco después con el general alemán capturado, poco después fue trasladado a la prefectura donde se tratarían los términos de la rendición.
Se rindieron los alemanes pero el fuego no cesó de inmediato y muchos disparos aún se escuchaban en algunos núcleos que no aceptaban la rendición o simplemente no les había llegado la noticia. Por ejemplo, había una resistencia importante en el Sena, donde 700 hombres con carros de combate ocupaban el palacio y el parque de Luxemburgo. En el Bois de Boulogne quedaban 2600 soldados germanos muy bien armados. Después de resistir fieramente se rindieron el 26 de agosto.
Desde los cuatro puntos cardinales las tropas iban cerrando un cerco hacia la ciudad, donde la Torre Eiffel representaba una meta por la cual todas las unidades aspiraban a capturar, primero con el fin de izar la bandera francesa sobre ella. Poco después los alemanes ya se habían rendido en su totalidad, la capital fue abierta para el ingreso de todas las tropas aliadas que habían colaborado en su liberación.
El día 26 de agosto se celebró un desfile por los Campos Elíseos donde las tropas de la 4ta División Estadounidense y también las tropas de Leclerc marcharon triunfanes ante una multitud feliz y bulliciosa. Se podría decir que en un acto de total indignación se discriminó y hasta menospreció la presencia numerosa de la Resistencia. De Gaulle por supuesto no estuvo exento y se vanaglorió de todo su esfuerzo. En cuanto a los alemanes, estos habían bombardeado la ciudad el 25 sin ocasionar graves daños, y esa sería su última ofensiva. En cuanto a las bajas se calcula las 1500 aproximadamente ya mencionadas entre los franceses; los alemanes por su parte perdieron 3200 hombres y se retuvo a 12 mil 800 prisioneros.
Consecuencias
La intervención de De Gaulle había librado a Francia de un gobierno conjunto aliado. La Francia de Vichy, abandonada a su suerte, murió por sí sola. El anciano Petain y Laval serían condenados a muerte, sin embargo al primero se le otorgó la cadena perpetu. Por ende la Francia libre fue la verdadera continuación de la República Francesa que participaría activamente en la derrota final de la Alemania nazi. El pueblo francés casi unánime, apoyó a De Gaulle para que sea el responsable del gobierno provisional y su país pueda obtener un pedazo del pastel en la política internacional y territorios tras la derrota de Alemania. Si bien Francia había sido dividida, invadida y humillada, perduraría libre e independiente por la lucha de su propio pueblo, que nunca vio con ojos pesimistas la posibilidad de librarse del yugo alemán nuevamente.