Algunos de vosotr@s sabeis que en la inspirada obra de Alejandra Solnano, El Libro de la Luz, el mensaje 251 nos propone dedicar el día a nuestra Esencia, esa parte sutil de nosotros que más cerca está de la experiencia humana. Sólo para quienes os suene de nuevo esto: cuando nuestra Esencia (podeis cambiar la palabra por alma) está en línea con nuestros Espíritu (parte que nos conecta con nuestro propósito mayor, con el Cielo, si queréis verlo así), todo fluye de manera armoniosa y somos capaces de vivir nuestra vida en Plenitud (lo que no nos evita los problemas, simplemente sabemos vivirlos para avanzar en nuestro camino, no para angustiarnos ni destruirnos).
El mensaje 251 nos insta a complacer nuestra Esencia, de ponernos a la escucha de lo que nos tiene que decir, de ofrecer nuestra acción y también nuestro silencio a Ella. Es el día en que perfectamente podemos darnos "un homenaje": un baño a la luz de las velas, meditar, escuchar música o leer un libro que nos encanta, pasear a solas descubriendo lugares nuevos, ir a rezar a un lugar que consideremos sagrado, etc... Aquello que nos haga sentir bien, con nosotros y con los demás. Aquí no se vale aquello de "no lo hago porque si no sería egoísta". Apelemos al sentido común y hagamos aquello que nos satisfaga y que por mil motivos hemos estado postergando.
Yo hacía tiempo que quería hacer algo "definitivo" con mi pelo, que ha ido creciendo de manera significativa estos últimos meses... Además, quería abandonar definitivamente los tintes artificiales y acercarme a una alternativa más natural para devolverle el brillo y color natural, aunque con algún matíz cobrizo (¡que me encanta!).
Una serie de casualidades me condujeron no hace mucho, durante una excursión con mis alumnos por el histórico barrio de la Rivera- El Born, en Barcelona, a un centro de estilismo y productos naturales para el cabello llamado Henna Morena.
Reservé hora una mañana que tenía libre en la escuela y emprendí el camino hasta el local, lo cual ya fue en si todo un placer. El Born lucía precioso, luminoso, lleno de turistas -algo que en los últimos tiempos se ha intensificado- pero no tanto como para no disfrutar de forma confortable del paseo.
Me tomé un smoothie de plátano y fresa y llegué fresquita, fresquita al local de Henna Morena, en la calle Espartería, donde Sandra, estilista y su compañera Montse me recibieron muy amablemente.
Tras examinar el estado de mi cabello, Sandra me aconsejó un tratamiento de manzanilla para ir recuperando mi color natural, que es dorado oscuro con matices cobre y pasar a un segundo tratamiento más adelante para acabar de conseguir un color más intenso y luminoso.
El objetivo: devolver la salud a un pelo bastante dañado por los tintes, aunque no tanto como para necesitar un corte urgente. Además, este verano es tendencia el cabello "multicolor" (raíces más oscuras y puntas doradas), así que no había necesidad de volver a teñir la raíz.
Sandra me explicó muchas cosas interesantes sobre el cabello, sobre la Henna -que se utiliza desde la antigüedad como planta curativa y embellecedora tanto para la piel como para el pelo-. En definitiva, entre las dos conversamos sobre cómo en todos los detalles de nuestra vida hemos ido desconectándonos de lo que es Esencial, aquello que nos conecta con la parte más auténtica de nosotros.
La Esencia... ¡Cómo no!
Sandra había sido una peluquera "tradicional" hasta que descubrió las propiedades de la Henna y reconvirtió su negocio en una alternativa natural, eficaz y más sana a los tratamientos capilares.
Fue muy agradable hablar con ella, pude disfrutar de un te delicioso mientras esperaba que la infusión hiciera su efecto en mi pelo y obtuve muy buenos consejos para el cuidado del cabello.
Salí como flotando de Henna Morena, con un aroma indescriptible, puro, en el cabello (mi hija lo reconoció enseguida en cuanto regresé a casa y no podía dejar de tocarme el pelo), con energía y una sensación de bienestar.
El día de la Esencia no podía haberme salido más redondo. También tuve tiempo de meditar y de organizarme un poquito las actividades en las que ando enfrascada
Creo que al final del día, mi Esencia sonreía un poquito más.
¿Os animais a salir de paseo con vuestra Esencia un día de estos?