Uno de cada diez bebés en el mundo nace de forma prematura, antes de la semana 36 de gestación. En Navarra se calcula que está en siete de cada cien recién nacidos. Hoy, 17 de noviembre, es el día mundial de la prematuridad, el día de los más pequeñines. Un día para tenerles en cuenta, apoyarlos y hacerlos más visibles.
Los bebés prematuros necesitan su día para concienciar al mundo sobre sus problemas de salud, sobre la situación que viven sus padres y el apoyo de todo tipo que van a necesitar. Cuando en mi embarazo me diagnosticaron preeclampsia y me advirtieron de que mi bebé tenía bajo peso y podría acabar en la incubadora al nacer, me aferré en la idea de que eso no pasaría, sin informarme de lo que suponía. Ahora sé que, si lo hubiera hecho, el shock inicial habría sido menor y habríamos estado más preparados para cuidarlo, sabiendo que todo iba a ser un poquito más duro.
Concienciar sobre la prematuridad es muy importante. Y, por supuesto, ayudar a las familias que viven esta situación y apoyarles en todo lo posible. Los padres de los prematuros son más valientes y se enfrentan a más retos que otros padres. Viven a medio camino entre la UCI, donde cada día es un triunfo, y su casa.
Apoyarles y allanarles el camino es clave. Y aquí, vale desde una llamada interesándose por su estado (aquí un interesante y recomendable artículo sobre qué no decir a unos padres en esta situación), hacerse cargo un rato del hijo mayor hasta, por supuesto, más recursos sociales y sanitarios. Desde que se permite su entrada 24 horas al día en las unidades de Neonatología, por ejemplo, su día a día es un poquito más fácil: pueden practicar el método canguro, establecer un vínculo mayor con su hijo, estar más presentes en su evolución e instaurar con más garantías la lactancia materna.
Nosotros tuvimos la suerte de que nuestro hijo fuera un prematuro tardío (nacido entre la semana 33 y 36) y de que estuviera únicamente unos días en Neonatos. Pero allí había grandes prematuros a los que les quedaban meses en sus cunitas de plástico para hacerse camino. Son pequeñines que luchan más que nadie y que se merecen tener mucho más que un día al año. A pesar de los avances médicos (ha habido bebés que han sobrevivido con menos de 22 semanas), muchos prematuros sufren secuelas, y aún hoy se desconoce por qué se producen muchos de estos partos antes de tiempo.
El sábado, la unidad de Neonatología de Virgen del Camino (Complejo Hospitalario de Navarra) celebró su día con una mesa redonda para sanitarios y la presentación del Punto APREM Navarra, una iniciativa creada para contribuir a que los niños y niñas prematuros se desarrollen a lo largo de su infancia y adolescencia de forma sana, equilibrada y alegre. Después de esta jornada, a la que invitaron a todas las familias que han pasado por allí desde los años 70, soltaron unos globos morados al aire, el color de los prematuros.
Hoy, edificios como la Cibeles, la Torre Hércules y el Ayuntamiento de Pamplona iluminarán de morado sus fachadas. Su símbolo son unos patucos morados, más pequeños que los de cualquier recién nacido.
En este vídeo puedes conocer la historia de Paula, un bebé que nació en la semana 27 de gestación con 800 gramos de peso y ahora tiene ¡4 años!