Llega al fin el viernes en que se sueña con olvidar los atropellos y los abusos que se ceban en los insomnes y aprensivos por las zancadillas en las que tropieza una y mil veces la justicia y la igualdad. Es el día después del desahogo y el grito, de la protesta y la manifestación, de la ilusión colectiva y la demanda de un futuro que se hurta de toda esperanza para, al menos, alcanzar el viernes del día después. Hoy es ese día, al fin.
Llega al fin el viernes en que se sueña con olvidar los atropellos y los abusos que se ceban en los insomnes y aprensivos por las zancadillas en las que tropieza una y mil veces la justicia y la igualdad. Es el día después del desahogo y el grito, de la protesta y la manifestación, de la ilusión colectiva y la demanda de un futuro que se hurta de toda esperanza para, al menos, alcanzar el viernes del día después. Hoy es ese día, al fin.