"No, las películas de Hollywood jamás volverán a ser mejores de lo que ya han sido". Es lo que muchos pensamos y sobre lo que Mark Harris nos advierte en un excelente artículo escrito para la revista GQ y titulado "The Day the Movies Died." En él nos advierte principalmente sobre algo que ya sabíamos, y lo hace utilizando el efecto "Origen" como hilo conductor para demostrarnos que las películas ya no son concebidas como películas, sino como marcas. Marcas que ya no están destinadas, como siempre lo ha estado el cine comercial, a contar historias. El cine ha sido devorado por el marketing. Así lo ve Mark Harris y así lo vemos nosotros también.
Hollywood se ha convertido en una institución mucho más interesada en lanzar y promocionar al próximo 'action-hero' que la próxima buena película. La cuestión hace tiempo que dejó de ser "si la película será buena o no" para pasar a ser si "la película puede ser vendida o no." Prueba de ello son las 27 secuelas con las que Hollywood nos obsequiará el próximo año, batiendo así, y de forma muy preocupante, todos los records establecidos hasta ahora.
Debemos ser conscientes que actualmente vivimos en un oasis de cartelera, es el oasis de los Oscar, un oasis que se da un mes al año y en el que por primera y única vez debemos elegir entre ir a ver obras (casi) maestras del calado de "Cisne Negro"y "Valor de ley" o inovadoras, potentes y frescas miradas como "Winter's Bone" o"Los chicos están bien." Un oasis que acabará la próxima semana y que no tardará en devolvernos a la triste realidad, una realidad en la que tampoco tardarán en agasajar los 'blockbuster veraniegos.'
Lo se, no estoy contando nada nuevo, aunque si nos atenemos al efecto "Origen,"entramos en el verdadero quiz de la cuestión, en aquello que resulta 'novedosamente' preocupante. El cine comercial está enfermo (por no decir muerto) y aunque asome un posible antídoto, la industria le da la espalda buscando únicamente un atajo para llegar al dinero.
Pongámonos en situación:
Hace ya unos cuantos años, Christopher Nolan, el responsable de dirigir la tercera película con mayor recaudación en la historia de Estados Unidos ("El caballero oscuro") decidió que era el momento idóneo de dar luz a una elaborada idea para un arriesgado y (posible) 'blockbuster veraniego.' Era una historia propia, que realmente amaba, escrita de su puño y letra hacía ya tiempo (antes incluso de rodar "Memento") y que por fin veía que era el momento de plasmarla en la gran pantalla. Era un film de género, un complejo thriller de ciencia ficción que acabó protagonizando Leonardo Di Caprio y que resultó ser la segunda película con mayor recaudación en la historia de Estados Unidos, superando incluso al hombre murciélago con 800 millones de dólares y acaparando hasta 6 Nominaciones a los Oscar.
Pues bien, una vez se puso el proyecto "Origen" en marcha, los principales productores y distribuidores de Hollywood no tardaron en afirmar que se trataba simplemente de un capricho que Warner le concedía a Nolan a cambio de asegurarse el rodaje del próximo Batman. Debido a su compleja estructura y alto presupuesto nadie creía en su éxito, todos apuntaban al fracaso...
y todos se dieron con un canto en los dientes cuando vieron el éxito tanto comercial como crítico de "Origen." Un éxito que pudo resultar clave para marcar un nuevo y esperanzador punto de inflexión, para creer en un cine comercial pero también original, complejo, creativo, cualitativo e innovador. "Origen" podría haber sido claramente ese catalizador que rompiera todas las ataduras comerciales de marketing y branding a las que hoy día se ve abocado el cine de gran presupuesto.
Lamentablemente no se dio el caso, y como buena avestruz, la respuesta de la industria a semejante halo de luz se ha reducido a ocultar la cabeza bajo tierra y escudarse en que ha sido uno de esos acontecimientos casuales que se dan una vez en la historia y no más. Un acontecimeinto 'casual' cuyas luces y directrices han sido ninguneadas por la industria y cuya única respuesta se ha reducido a Capitán América, Cowboys & Aliens, Green Lantern, Thor; X-Men: First Class; Transformers 3; Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides; Rise of the Apes; Cars 2, Kung Fu Panda 2, Resacón en Las Vegas 2, Winnie the Pooh, The Smurfs en 3D, Spy Kids 4, Fast Five and Final Destination 5, Harry Potter and the Deathly Hallows Part 2, The Avengers, Spider-Man (3D); Men in Black 3 (3D); Star Trek untitled, Batman 3; Monsters, Inc. 2, Madagascar 3, Ice Age: Continental Drift en 3D, The Twilight Saga: Breaking Dawn, Part 2...y sigue sumando.
Así es, podemos escudarnos en el 3D, en la época de los Oscar o en los box-office veraniegos para afirmar que las películas están más vivas que nunca. Pero ya no son películas, son marcas, son un packaging que únicamente responde al deseo comercial y no al artístico. No estamos tan lejos de aquella época dorada de los años 70, donde películas como "Bonnie & Clyde," "Taxi Driver" o "Cowboy de Medianoche" salvaron una industria abocada al abismo, una industria que en aquel momento supo valorar las nuevas puertas que directores como De Palma, Bogdanovich o Spielberg abrieron y que más adelante propuestas como "Top Gun" cerraron de golpe porrazo, dando pie a ese nuevo modelo de action-hero que lleva ya tiempo obsoleto y del que tristemente, aún sigue viviendo Hollywood, por más que se le conceda una última oportunidad como la brindada por "Origen" y que lamentablemente ha ninguneado. Hecho que inevitablemente nos lleva a pensar y recordar con cierta morriña el esplendor de títulos también comerciales (aunque en un principio no lo fueran tanto) como "Blade Runner," "Alien" o "2001: Odisea en el espacio."
Pero lo más triste de todo, y lo que debemos tener siempre en cuenta es que al fin y al cabo, el cine comercial ofrece lo que el público pide, y está demostrado que para arrastrar hoy día al espectador a las salas resulta mucho más factible y sencillo hacerlo con un "Top Gun 2" que con una nueva mirada que pueda (o no) recaudar 800 millones de dólares.
Resulta una verdadera pena que hoy día el cine comercial sea sinónimo de mala calidad, por más que autores de la talla de Christopher Nolan nos dejen perplejos con magistrales propuestas como "El Caballero oscuro" u "Origen." Nosotros nos damos cuenta, lamentablemente, la industria no.
Y si algo postivo podemos destacar de todo esto, es que por suerte, y aunque resulte una lucha constante el acceso a él, siempre nos quedará el cine que verdaderamente nos gusta, el cine independiente.
Estas son las conclusiones que extraigo del excelente artículo escrito por Mike Harris y al que os insto a dedicarle el tiempo que merece. Es todo vuestro.
Autor: Joan Sala (vía GQ)